By Marta
¡He tenido que esperar a tener 35 años para enterarme que en Madrid tenemos Safari!.
Era el cumple de Lucia, cumplía seis años y tanto el padre como yo, queríamos hacer algo especial, así que investigando por internet descubrí que a unos 50 kilómetros de Madrid, en Aldea de Fresno, tenemos un trocito de África, gracias a una proyecto de Félix Rodríguez de la Fuente.
Allí nos fuimos los cuatro, el camino de ida se hizo un poco largo por una mezcla de nervios de los enanos junto con las vueltas que nos dio el GPS, pero después de unos 45 minutos nos encontrábamos en la puerta, pagando las entradas (16€ los adultos y 12€ los niños) y a la expectativa de lo que nos podíamos encontrar…….
Lo primero que nos explicaron es que el parque esta separado por zonas, en algunas se puede ir andando y en otras se tiene que ir en coche (Mini zoo, Rincón de los mansos, aves, reptiles, animales en semi libertad y zona de recreo) y que desde nuestro coche íbamos a poder observar animales salvajes en libertad viviendo y relacionándose de la misma forma que lo harían en su propio hábitat natural
A Jorge y Lucia les costaba escuchar al guía, estaban excitadísimos, con una mezcla de emoción y miedo de si existía la posibilidad de que les comiera el león
Dentro del coche, hicimos una mini votación de por donde queríamos empezar la aventura, y por mayoría absoluta ganó el plato fuerte, «Animales en semi- libertad», compramos unas zanahorias a la entrada (ya que te dejan dar comida a ciertos animales siempre y cuando no te bajes del coche) y allí nos adentramos, a la fiera sabana africana.
Aunque al principio te encuentras animales tranquilos, como pueden ser las llamas o alguna cabra, los niños ya se habían pasado a la parte de delante del coche con nosotros, no éramos capaces ni de sacar alguna zanahoria por la ventana, ya que cada vez que se acercaba una pobre cabra en busca de su aperitivo, tanto Lucia como Jorge hacían el grito de tarzan y teníamos que subir rápidamente los 3 mm de ventana que teníamos abiertos por miedo a provocar una estampida al estilo del » libro de la selva» (tengo que apuntar que mis hijos son bastante miedosos :)).
Poco a poco nos íbamos soltando, era alucinante ver como se podían juntar innumerables especies de animales tan dispares, algunos más fieros que otros, conviviendo tranquilamente cada uno en su «territorio». ( cuando pasas por la parte de animales más «peligrosos» como pueden ser los leones, osos, tigres o o monos, no te dejan abrir la ventana, aunque siempre hay algún descerebrado que lo hace, y se circula a cierta distancia de ellos , algo que te da bastante seguridad, aumentada al ver cada pocos metros algún vigilante del parque).
Vimos rinocerontes, cebras monos, elefantes, tigres, avestruces, hipopótamos, osos e inclusos dromedarios, y la verdad es que es impactante ver como pasan a escasos centímetros de tu coche, con toda la tranquilidad del mundo y simplemente esperando algo para comer.
Después de tanta emoción, gritos y alguna baba que otra en el cristal del coche, nos fuimos directamente al «Rincón de los mansos» donde los enanos pasaron un rato divertido dando de comer a los animales más tranquilos aunque como supondréis cuando ven comida, eso es como una merienda de negros, y se te suben por todos los lados.
Ya, un poco cansados, nos fuimos a tomar una súper granizado de limón con un helado de chocolate (menuda mezcla, ¿verdad?) y mientras el padre y yo, disfrutábamos de cinco minutos de tranquilidad, los dos aguilillas que tengo por hijos ya habían descubierto donde querían ir sin esperar ni un segundo más, «papá, papá quiero montar en esa cosa grande» (dice Jorge) y cuando nos dimos la vuelta para ver que era «esa cosa tan grande», nos pasó eso que pasa en los dibujos animados cuando la boca se cae a los pies….. ¡era un dromedario!, si, si te dan la opción de montar o en un poni o en un dromedario 😦 (previo pago de 5€), así que nos tocó discutir un ratito con el enano, pero gracias a dios, conseguimos convencerle para que optase por la preferencia del caballito 🙂
Ya casi al final, nos dirigimos al «mini zoo» que es una sección del safari donde se encuentran ciertas especies de animales que por sus características no pueden estar en libertad, especies como pumas, jaguares, gorilas, chimpancés, macacos de Gibraltar o mapaches, además, tengo que decir que este mini zoo se ha ido engordando gracias a las recuperaciones que hace el Seprona quitándoselos a gente que tiene este tipo de animales en casa sin ningún tipo de autorización ni acondicionamiento.
Nosotros fuimos a pasar la tarde y nos quedó por ver alguna zona como la zona de ocio donde tienen desde karts ( que también se pueden montar los más pequeños por que son de doble asiento y pueden ir acompañados por los papis), toboganes gigantes y hasta una piscina, o la zona de reptiles y aves, esta ultima, dicen que es espectacular por las aves que tienen y los vuelos que hacen, la inauguró Feliz Rodríguez de la Fuente en 1978 y fue la primera exhibición de rapaces en libertad de España.
Creo que la visita al «safari de Madrid» es una visita ideal para hacer con niños, disfrutan como enanos y no sale excesivamente caro, eso si, llevad el camino mirado por que si no tardareis mas de lo necesario.
Si quereis saber mas, podeis echar un vistazo a la pagina oficial del safari http://www.safarimadrid.com