En esta ocasión visitamos el Castillo de Sancti Petri (Piedras Santas, en castellano). Nos desplazamos hasta Chiclana de la Frontera, ya que queda allí al lado. Se trata de una fortificación de carácter militar enclavado en un islote, el islote de Sancti Petri.
La atalaya de Sancti Petri se edifica en el s.XVI, una época en la que eran muy frecuentes en las costas gaditanas los pillajes y asaltos por parte de bandas piratas. Coincide con la edificación de otras construcciones defensivas en la zona, como la Torre Tavira en Cádiz, que tenían el objetivo de avistar a las naves piratas, para prevenir a la población. La posterior construcción, en el s. XVIII, de las murallas y del resto del recinto, da al castillo una función más militar, ya que debía combatir a los buques enemigos que se aproximaban a la costa. El castillo de Sancti Petri se fortifica con el objetivo de evitar un posible desembarco de tropas enemigas (en especial británicos, franceses y holandeses) en las playas cercanas (punta de Boquerón, playa de Camposoto y playa de la Barrosa), y para evitar la penetración de naves a través del caño de Sancti Petrii o su avance hacia Cádiz. Para ello era apoyado desde tierra por las tres baterías defensivas situadas en la punta del Boquerón (la batería de Urrutia, la bateria de San Genis y la bateria Aspiroz) y por otra actualmente inexistente que estaba situada en el poblado de Sancti Petrii (antiguo poblado de pescadores situado en la orilla derecha del caño, perteneciente a Chiclana de la Frontera).
Bueno, ya veis que todas nuestras salidas tienen mucha historia, y es que me parece fascinante y creo que es una buena forma de que los niños aprendan de una forma divertida. Al estar «in situ», y como pequeñas esponjas que son, se acuerdan de los datos más importantes…. «desde aquí, cañonazos para los piratas!!!»…. ja, ja, ja.
Para llegar al islote, tuvimos que coger una embarcación desde el puerto deportivo de Sancti Petri. 15 divertidos minutos tardamos en llegar a la fortaleza, ya que se trataba de una embarcación rápida que botaba más en el agua que una pelota…. mis hijos no paraban de reír y decirle al capitán: «más rápido!!!»
Decir tengo que a Gabriela no le gustó mucho tener que ponerse el chaleco salvavidas, por aquello de que le estropeaba el modelito, y es que mi niña me ha salido muy presumidilla.
Una vez en el islote, visitamos la fortaleza en compañía de una guía turística que nos fue explicando cada dependencia del castillo y toda la historia que en él se esconde. En los alrededores, se conservan barcos hundidos de diferentes batallas que se conservan bajo el mar, formando parte de nuestro patrimonio.
Después tuvimos un tiempo libre para pasear a nuestras anchas antes de regresar a puerto.
La verdad es que todo el entorno de Cádiz es precioso y si tenéis la oportunidad, no dejéis de visitar esta zona. Yo no conocía el sur de España, y he quedado encantada, aunque los más encantados fueron los «pequeños lobos de mar» 🙂
La excursión compuesta por viaje ida y vuelta en barco y visita guiada, cuesta 15,00€ adultos y 10€ niños de (3 a 8 años). Si queréis saber más, yo busqué la info en http://www.cadizturismo.com