By María.
Un domingo de mañana, ha salido el tímido sol y a última hora mi marido propone tomar rumbo a Toledo. Pues allá vamos!
A lo largo de la historia, Toledo ha sido conocida por ser la Ciudad de la Tolerancia o de las Tres Culturas, con la convivencia de judíos, musulmanes y cristianos. Nosotros comenzamos nuestra pequeña aventura en la Plaza de Zocodover, punto de referencia para turistas y toledanos, y testigo de todas las épocas y pueblos que aquí se asentaron.
En ella se han celebrado corridas de toros, ejecuciones de la inquisición, justas y todo tipo de disputas. Ahora está rodeada de cafés, restaurantes y negocios. Pues aquí llegamos a la una de la tarde, a esta hora y después del viaje en coche (a unos 73 Km de Madrid) había un poco de hambre, así que comimos y muy bien por cierto.
A las tres de la tarde cogimos un pequeño trenecito en esta plaza: el zocotren, el cual realiza un recorrido a baja velocidad por las calles más céntricas y relevantes del casco histórico de la ciudad, así como una panorámica desde «la cornisa» y rivera del Tajo.
El recorrido dura unos 45 minutos y con el billete te dan unos auriculares mediante los cuales podemos escuchar una grabación sobre un poco de la historia de Toledo e información turística.
Esto de los auriculares le hizo mucha gracia a Gabriela, que cada dos por tres me iba repitiendo a viva voz lo que escuchaba…. La verdad es que los pequeños estuvieron muy atentos al recorrido. Así pudimos apreciar la belleza monumental de Toledo, así como sus hermosas vistas desde el río Tajo, pasando al lado de los cigarrales (antiguas fincas señoriales de recreo, ahora muchas de ellas reconvertidas en hostales, hoteles o restaurantes).
Durante el recorrido, el tren paró en un mirador a orillas del río…. vaya vistas!!!…. El simpático conductor, le dejó a Gabriela su gorra para hacerse una fotografía, Alex declinó amablemente la invitación…. no le gusta ponerse cosas extrañas sobre su cabeza.
Desde este mirador podíamos apreciar la belleza monumental de la ciudad: el Alcázar, el Monasterio de San Juan de los Reyes, la Catedral Primada,…. estructuras que íbamos señalando a los niños, que ya empiezan a disfrutar de las historias y leyendas que encierran, más Gabriela que Alex, por edad.
Una vez el tren nos apeó de nuevo en la plaza Zocodover, paseamos por las estrechas calles, imaginando toda la gente que antes que nosotros transitaron por ellas a lo largo de la historia.
A Gabriela le quedó muy claro que en Toledo hay muchas espadas y cuchillos…. ja, ja. En algunas tiendas, bastantes, podéis encontrar réplicas de las espadas y cascos y mallas que se han empleado en películas muy conocidas, como la saga de «El Señor de los anillos»… y es que esas espadas se forjaron en esta ciudad, al igual que las de películas como «Conan», «Gladiator», «Braveheart» o «Alejandro Magno»….
Marta, esto sería el disfrute total de Jorge…. je, je, je…. Alejandro se compró una cimitarra mora de madera, y su papi ya la ha probado en sus carnes…. 😛
Decidimos cruzar a pie el Puente de Alcántara, uno de los más importantes, de origen romano y reconstruido por los árabes, los cuales le pusieron el nombre. En 1258 fue dañado por una riada y el rey Alfonso X El Sabio, lo construyó de nuevo. Se trata de una construcción militar que servía de entrada a la ciudad. Está situado a los pies del Castillo de San Servando.
Desde aquí los niños divisaron en el cielo una extraña bandada de pajarracos… je, je, je… se trataba de un grupo de personas practicando parapente con motor!!
También vimos que había una ruta de senderismo por la rivera del río, así que bajamos y recorrimos un trozo de la «ruta de don Quijote»…. Los peques no perdían detalle de todo el entorno: «papá mira cuantos patos nadando en el río!»… «restos de un antiguo molino, como corre el agua por aquí, hasta hace espumita!!»…
Gabriela aprendió una importante lección: no arrancar hojas que no conocemos. Y no va y le hecha mano a unas ortigas???… Ay, ay, ay…. menos mal que no las cogió del tallo y enseguida le grité que las tirase, …. «la sangre no llegó al río»…
Después de tanto caminar, decidimos parar en un merendero a comernos unos bocatas que llevábamos en las mochilas (hay que ir preparado para todo!). Nuestros enanos tenían que reponer fuerzas ya que el coche lo teníamos aparcado al lado del Alcázar. Todo lo que bajamos ahora teníamos que subirlo. En Toledo se encuentran siete colinas y el Alcázar está sobre una de ellas!.
Alex hizo trampa y usó el «caballito» de papá, pero Gabriela se portó como una campeona, íbamos bromeando diciendo: ya falta poco para llegar a la cumbre, ves las torres del Alcázar?.. por allí, por allí es!!…
Una vez alcanzada la cima, o sea, que llegamos al parking, no habíamos salido de él cuando escuchamos a Alex roncar!!… Gabriela se quedó dormida poco después…Un día intenso para nuestros aventureros.
Toledo es una ciudad preciosa, a unos 50 minutos de Madrid, no dejéis de ir porque vale mucho la pena, y como los niños se lo pasaron tan bien, estoy investigando actividades y rutas por allí para otros días… y como no, os lo contaré.
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