Post by María.
Para los que podáis hacer una escapadita por Galicia, os voy a hablar de un lugar con encanto: Cabo do Home. Se trata de un lugar para perderse, para disfrutar del mar y de la montaña, con increíbles vistas de las islas Cíes y Homs, para pasear por el monte Facho (que comprende desde el Cabo da Vela hasta Cabo Home), para acercarse a los faros que allí se encuentran, para disfrutar de sus acantilados, para disfrutar de sus playas vírgenes … para disfrutar de la naturaleza en la Costa da Vela.
Yo hice una escapadita este verano, aprovechando nuestra estancia en mi pueblo, Vedra (al lado de Santiago de Compostela). La mejor hora para estar allí, la hora de la puesta de Sol si vais con el tiempo justo, pero es un lugar para pasar un agradable día. Nacho estaba trabajando, así que en esta ocasión nos acompañaron mis padres.
Este punto lo localizamos en Donón, en la provincia de Pontevedra, a unos 5 km de Cangas de Morrazo. La carretera para llegar allí no es muy buena para niños con tendencia a marearse en coche. Para ir no, pero al regreso, Alejandro nos hizo parar para soltar lastre (una vomitona, pero el coche lo salvamos!).
Una vez llegamos, al bajar del coche lo primero que hicimos es llenar nuestros pulmones de un aire puro, respiramos a mar, y nuestros ojos divisaban la inmensidad del océano, divisaban las islas que forman parte del Parque Natural del Atlantico (islas Cíes e islas de Homs).
En sus acantilados mis peques estuvieron observando como un grupo de jóvenes practicaban escala, y estuvieron de lo más entretenidos viendo todos sus movimientos e incluso festejaron la llegada a la cima de una de las chicas: «viva, viva…. lo ha conseguido mami, lo ha conseguido…. la verdad es que no lo ha hecho mal», decía Gabriela; mientras Alex aplaudía y repetía las palabras de su hermana.
Por la zona hay numerosas rutas de senderismo, que no nos animamos a realizar por no llevar calzado apropiado y porque ya no eran horas, pero seguro a los enanos les hubiese encantado.
Por el contrario, más bien visitamos el chiringuito que allí se encuentra y nos tomamos un refresco… je,je,je….. Eso sí, antes hicimos la típica foto que allí realiza todo turista: el sol en el centro de la «caracola». La «Caracola» es uno de los símbolos que caracterizan este cabo, se trata de una escultura del artista Lito Portela. Según el escultor, esta pieza está hecha para que la gente se meta dentro de la misma y pueda escuchar el sonido del mar. Pues eso hicimos, meternos dentro y escuchar el sonido del Atlántico. Gabriela y Alejandro más bien intentaron escalarla, balancearse cual monitos…. je,je…
Había oído hablar de la playa de Melide que se encuentra en esta zona, tapada por una densa vegetación, el camino hasta llegar a ella es un camino de gravilla. Acercamos el coche todo lo que pudimos, el resto del trayecto por el medio de un precioso bosque de pinos mayormente, a pie (por cierto, la zona para aparcar el coche no es muy grande).
La playa de Melide es una playa salvaje, de aguas limpias, transparentes y de color turquesa, pero os aviso: frías, muy frías… y no muy seguras para los más peques por su oleaje. Nosotros dada la hora a que llegamos, encontramos a la gente de regreso por los senderos del bosque, así que al llegar a la playa, estaba solitaria… o casi, un montón de gaviotas paseaban por su orilla. Nos unimos a ellas en su paseo, sobretodo Alex, que es mi pequeño «Fran de la Jungla»…. «mami voy a correr con los pajaritos»…. y a medida que se acercaba a ellos…. «mami, estos pajarracos son enormes!!!… ja, ja… pues sí hijo, y mejor no meterse con estos pajarracos porque tienen muy mala leche y nos pueden hacer correr ellos a nosotros!
No nos marchamos de allí sin refrescar los pies en el agua, mientras observábamos a algunas gaviotas en sus labores de pesca. Y con los pies mojados, fríos y rebozados en la fina y blanca arena de esta playa, emprendimos de nuevo la subida monte arriba para llegar al coche.
Ya anocheciendo, de regreso a Vedra, Gabriela y Alex se dejaron caer en brazos de Morfeo, y es que a lo tonto a lo tonto, nos dimos una buena caminata.
Durante esta pequeña excursión, me acordé mucho de ti Nacho, porque disfrutas de estos entornos y seguro te hubieses metido de cabeza en estas frías aguas, yo con meter el dedo gordo del pie, suficiente.
un lugar precioso.saludos
La verdad que sí Maricarmen… Un saludo