Primera vez en quirófano para Alejandro

Post by María.

Como ya sabéis los que nos seguís, no hace muchos meses mi hija Gabriela pasó por quirófano; el pasado junio por quirófano para realizarse una reducción de amígdalas y extracción de las vegetaciones, y en septiembre otra cirugía ocular.

Sigo en racha…. y ahora el próximo lunes pasará por quirófano mi hijo Alejandro para reducción de amígdalas y vegetaciones.

Con Gabriela el hecho de afrontar las operaciones me fue relativamente fácil, ya que es un niña muy madura, más de lo que correspondería a su edad. Le expliqué todos los pasos de daríamos en cada una de las operaciones, para que no se llevase ninguna sorpresa, porque en su caso, la incertidumbre la asustaba. No es que le sacase el miedo dándole a conocer el procedimiento, incluso los adultos nos asustamos si tenemos que pasar por ahí, pero ella se sentía más segura.

El caso de Alejandro es totalmente diferente, sobretodo por su corta edad, 4 años, y el grado de inmadurez que aún tiene.

El día que tuvimos el preoperatorio, quise explicarle que le iban a sacar un poco de sangre para que los médicos comprobasen lo fuerte que estaba.

imagesEU1OM8RK

Mamá: Mira, con una agujita te sacarán un poco de tu sangre, sentirás un pequeño pinchacito tal que así (le pellizqué un pelín el brazo).

Alejandro: Ay!…. pero mami, si la sangre es mía!… yo no quiero darles mi sangre.

Mamá: (cara perpleja, no daba crédito a lo que estaba escuchando) Es solo un momentito, ya verás.

Lo cierto es que para facilitar el trabajo a las enfermeras, salí de la habitación. Le escuché llorar y el corazón se me partía. Se que es una tontería,… pero no pude evitarlo.

Enseguida me llamaron para volver a su lado. Estaba muy enfadado, y me decía que le sacase el algodón y la tirita que le habían puesto, que él no quería eso en el brazo.

Ahora nos tocaba realizar el electrocardiograma.

untitled

Alejandro ya quería irse a casa, pero le dije que aún teníamos que ver a otro doctor y después ya nos íbamos. A regañadientes pasamos a otra consulta para realizar la prueba.

La enfermera muy amable, le dijo que le iba a colocar unas pegatinas, como las que les ponen a los futbolistas y que no le iba a hacer ningún daño. Se las mostró, se las dio a tocar antes de colocarlas.

Alejandro: Esto no me gusta, estas pegatinas son muy feas! y me harán daño.

Enfermera: Cariño, esto no le hace daño a nadie.

Alejandro: (en tono contundente) Esto, esto me hace daño a mí!!!

Enfermera: (no podía aguantarse la risa y dirigiéndose a mí) Me encantan los niños, porque dicen exactamente lo que piensan con naturalidad.

Pues sí, mi hijo más claro no pudo ser. Sentado, agazapado en mi regazo y con los electrodos colocados, le realizaron el electro.

De camino al coche, le dije que antes de regresar al colegio, pasaríamos por la tienda Disney para comprarle un premio por lo valiente que había sido, eso sí le gustó.

Durante el viaje en el coche me preguntó el porqué de visitar a estos médicos si él no estaba malito.

Alejandro: Mami, pero es que estoy malito? yo me encuentro bien. No me duele nada ni tengo fiebre.

Mamá: No estás malito, pero a veces tenemos que hacernos revisiones como las que te han hecho.

El peque parece que quedó conforme con mi respuesta, pero creo que era porque estaba pensando más en el muñeco de «Baymax» (el robot de la peli Big Hero 6) que le iba a comprar.

Viendo el comportamiento que  había tenido en este preoperatorio, pensé en como podría explicarle que el lunes le iban a operar.

En este caso no podía explicar todos los pasos que íbamos a seguir, porque sabía que no lo iba a entender el niño.

Llamé a la psicóloga del colegio, y le expuse lo que me pasaba. Me dejó un libro con láminas desplegables del cuerpo humano y me dijo que a través de estas láminas, le explicase que aunque a veces por fuera estamos bien, dentro de nuestro cuerpo hay partes que los médicos tienen que arreglarnos.

Así lo hice. El libro gustó mucho a Alejandro, sobretodo por los desplegables. Le enseñe donde se encontraban sus amígdalas, le dije que las suyas eran enormes y que la doctora se las tenía que hacer más pequeñas, igual que le hicieron a Gabriela. Para ello, el lunes teníamos que ir a visitar de nuevo a la doctora,

IMG_0748 IMG_0749 IMG_0750

Lamentablemente, mi marido estará volando en esos días, así que mis padres vendrán a casa para echarme una mano con la logística. Alex tendrá que estar convaleciente en casal menos 4 días. Aproveché esto a favor, explicando que los abuelos de Santiago vendrán a ver lo valiente que será enseñando sus amígdalas a la doctora y que se quedarían en nuestra casa unos días para jugar con él y no tendría que ir al colegio. Esto le gustó.

La psicóloga me aconsejó que no le adelantase nada de la cirugía en sí. Simplemente que lo tratase como una visita más al médico, para evitar causarle temor y rechazo. Cuando llegue el día, estando en la habitación del hospital, le diré que para verle bien la doctora, ponerse un pijama especial porque tiene que estar muy limpio y su ropa tiene polvo de la calle. Se que se pondrá nervioso, así que intentaré relajarle y tranquilizarle diciéndole que estaré siempre a su lado.

Le darán algo para adormilarlo estando en la habitación, así que espero ser la última cara que vea antes de dormirse y la primera al despertarse, ya que me llamarán cuando se encuentre en la «sala del despertar».

Los nervios y el mal rato, no nos lo sacará nadie, pero es por su bien, mejorará su calidad de vida y su desarrollo.

No se si esta entrada os puede servir de ayuda a alguno de vosotros, cierto es que a mi, escribirlo sí me ayuda a afrontarlo.

Un pensamiento en “Primera vez en quirófano para Alejandro

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s