Post by María.
Con el magnífico tiempo que nos está haciendo estos días, el pasado sábado decidimos hacer una excursión con los niños. Destino: Arenas de San Pedro.
Arenas de San Pedro es un municipio situado en el sur de la provincia de Ávila (Comunidad de Castilla y León). Desde Madrid por la A-5 (carretera de Extremadura) está a unos 170 km.
Así que el sábado nos levantamos tempranito para salir de casa a las 09:30h y aprovechar al máximo el día.
Cuenta la leyenda que tras la aparición de la Virgen en 1054, una plaga de termitas arrasa gran parte de las viviendas levantadas en la zona minera de los Llanos y obliga a sus habitantes a trasladarse hacia el Ojo de la Jara, enclave del municipio actual.
Por la riqueza de pastos y su situación geográfica, se convierte en zona atractiva para los intereses de los señores poderosos de la Edad Media.
A finales del s. XIV se inicia la construcción de los edificios más antiguos de Arenas de San Pedro, como son el Castillo, la iglesia y el puente Aquelcabos (hoy conocido como Puente Viejo).
Y a visitar el Castillo de Don Álvaro de Luna nos fuimos directamente nada más llegar, ya que las visitas son solo por la mañana con pases guiados a las 10:00h, 11:00h, 12:00h y 13:00h. La visita es guiada y cuesta 3€ (menores de 8 años no pagan).
Tuvimos la gran fortuna de tener a nuestra guía Virginia y al Castillo para nosotros solos, con lo cual Gabriela y Alejandro disfrutaron más de la visita. Virginia se la hizo muy amena para ellos.
Este castillo también es conocido como el de «la Triste Condesa», en referencia a Doña Juana de Pimentel.
Se construye bajo los auspicios del buen condestable Ruy López Dávalos…. «¿y qué es un condestable?», preguntó Gabriela a Virginia. Pues se trataba de un oficial que antiguamente ejercía, en el nombre del rey, como primera autoridad del ejército.
Tras la caída del poder del Condestable López Dávalos en 1423, pasó a ser propiedad de la familia de Pimentel, convirtiéndose en la principal residencia del matrimonio compuesto por Don Álvaro de Luna y por la Condesa Doña Juana de Pimentel.
Después de la muerte (a manos de un verdugo) de Don Álvaro de Luna, la Triste Condesa (como se empezó a llamar a Doña Juana) habito durante algún tiempo en el castillo.
Incendiado el castillo durante diferentes guerras, se conserva gran parte del mismo. Sirvió de prisión y también de cementerio tras una epidemia de viruela.
En el año 1853 el Castillo fue cedido al Ayuntamiento por el Duque de Pastrana.
Actualmente es usado como Auditorio Municipal (actuó no hace mucho Amaral) y Sala de Exposiciones y Congresos.
En 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
Situado no en el alto del municipio, sino en el centro de él, Virginia nos explicó que era debido a que no es un castillo de defensa, sino residencia desde donde los Señores vigilaban a las gentes del pueblo. La construcción no es la típica de un castillo de defensa.
Desde sus murallas tenemos unas bonitas vistas del pueblo.
La Torre del Homenaje, convertida en un pequeño museo, nos traslada a esa época del medievo, de caballeros con relucientes armaduras (o no tan relucientes), espadas y escudos, doncellas…
Hablando de armaduras, Gabriela y Alejandro, desde que Virginia les explicó que los caballeros tenían que hacer sus necesidades encima,… las ven de otra forma. «Mami, que cochinos!!!».
Nos despedimos de Virginia, no sin antes conseguir un plano de la zona, y nos dirigimos hacia el río para poder ver el Puente Aquelcabos. La verdad es que dimos un paseo muy agradable por una pasarela de madera que discurre a lo largo del río.
El Puente de Aquelcabos se construyó entre el s. XIV y XV; como la villa tenía carácter señorial, se cobraba pontazgo (un impuesto fuente de ingresos para los señores).
Los enanos ya demandaban el sentarnos a comer algo y reponer fuerzas porque seguidamente nos esperaban las Grutas del Águila.
La Cueva del Águila o Grutas del Águila, se ubica en pleno Valle del Tiétar, a 9 Km. de Arenas de San Pedro. Paisaje precioso, mucha arboleda y ganado pastando a su sombra.
La cueva es una gran caverna kárstica, la gruta se ha desarrollado sobre caliza Paleozoica del Cámbrico. El aspecto visual que presenta en cuanto a formaciones calizas, podría datarse en 12-14 millones de años.
Os acordáis que el año pasado visitamos la Cueva de Enebralejos (Pradena-Segovia)??, pues esta es enoooormeeeee. Con un recorrido abierto al público de 1 Km que discurre por una pasarela para dicho fin. El punto más alto tiene unos 20 metros de altura.
Los niños estaban absortos ante el espectáculo visual que nos ofrecían las distintas formaciones que en ella se encuentran: estalactitas, estalagmitas, gours, coladas, excéntricas, etc…
La visita no es guiada, aunque un vigilante acompaña al grupo e indicaba a golpe de linterna a los niños, las más divertidas formas que caprichosamente agua y roca formaron. Un rinoceronte, una caracola, vírgenes y santos por doquier, un búho, un número trece acostado… la imaginación al poder!!.
Al contrario que las de Enebralejos, esta cueva no tiene signos de haber sido habitada por el hombre, los primeros en adentrarse en ella fueron sus descubridores, un par de chiquillos de 14-15 años y de forma casual. Esto ocurrió un 24 de diciembre de 1963.
La cueva se abrió por primera vez al público el 18 de julio de 1964, después de arduos trabajos de acondicionamiento.
El nombre de la Cueva del Águila, se debe a que el cerro donde se encuentra está situado en una pequeña cordillera llamada Sierra del Águila.
Y debido a eso, a que está en lo alto de un cerro, podemos visitarla tanto en invierno como en verano sin problema alguno.
El horario de Otoño-Invierno es de 10:30h a 13:00h y de 15:00h a 18:00h, en Primavera-Verano se incrementa una hora, hasta las 19:00h.
El precio por persona es de 7,50€ (menores de 5 años no pagan). Podéis encontrar más info en su web: www.grutasdelaguila.es.
Os lo recomiendo 100 por 100, no os defraudará. Alejandro nada más salir, me dijo: “mami, me ha encantado la cueva!!, cuándo volvemos?”.
Aún nos quedaba tiempo para seguir con nuestras visitas antes de emprender regreso a Madrid, así que nos dirigimos de nuevo hacia Arenas de San Pedro para visitar el Santuario de San Pedro de Alcántara.
Se trata de un conjunto artístico formado por la Capilla Real, la Sacristía, el Museo Alcantarino, el Claustro y el museo de Arte Sacro.
Que sepáis que hay visitas guiadas, pero nuestros peques no estaban para soportar una aburrida, para ellos, visita por el arte sacro, el cansancio hacía mella…. Así que ni lo intentamos, nos conformamos con dar un paseo y ver desde las rejas la urna donde se encuentran los restos de San Pedro de Alcántara.
Este Santuario fue el último convento que erigió este santo extremeño. Se sitúa a 3 km de Arenas de San Pedro, siguiendo el cauce del río Avellaneda. A 250m antes de llegar, hay una cruz de piedra que señala, según la leyenda, la impronta dejada por la mano de San Pedro tras un alto en el camino…. no sé yo….
En 1972 fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Este Santuario es centro de peregrinaje de las gentes de pueblos aledaños para rezar y visitar los restos de San Pedro de Alcántara, guardados en una urna protegida por dos grandes figuras de alabastro que simbolizan la Fe y la Esperanza.
De nuevo en marcha y cruzando el pueblo de Arenas en coche, pasamos al lado de la Cruz del Mentidero, situada en la rotonda al lado del castillo, si os digo la verdad, la cruz ejerce de rotonda….
Es cruz juradera y testigo mudo de contratos en las jornadas de ferias ganaderas.
Gabriela apreció su parecido a los típicos “cruceiros” gallegos. Esta niña está en todo!
Saliendo de Arenas en dirección Guisando, a poca distancia nos encontramos con el Pantano de Arenas de San Pedro. Allí hicimos un nuevo alto en el coche para pasear por el embalse que allí hay y admirar las maravillosas vistas de este paisaje natural.
Con los niños ya agotaditos, emprendimos regreso a Madrid. Pero nos quedaron sitios por visitar!… el Palacio Real de Don Luis de Borbón, la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, la Ermita del Cristo de los Regajales…..
Además, este municipio posee numerosas rutas y sendas, cada cual más bonita para hacer a pie. Tenemos que volver!!!…. Ja, ja, ja….
Por cierto, a los niños les llamó la atención el escudo heráldico de Arenas, que aparece tanto en el Castillo de Don Álvaro de Luna como en diversos establecimientos de la zona, ya que en él aparece el Castillo ardiendo, y es que a lo largo de la historia, la localidad ha sido saqueada en numerosas ocasiones, durante la Guerra de la Independencia y la Primera Guerra Carlista; esa es la razón por la que es escudo incorpora el castillo en llamas con el lema: “Siempre incendiada y siempre fiel”.
Reblogueó esto en mamás peques y súper planesy comentado:
Que bien lo pasamos el día que visitamos Arenas de San Pedro!.
Una bonita excursión para el fin de semana.