Hace unos días toda España celebraba el 1 de Mayo, (Día del trabajo) y los madrileños (alguno más por el traslado de la fiesta de domingo al lunes) alargamos un día más el fin de semana porque celebrando el día de nuestra comunidad autónoma, el 2 de Mayo.
Estoy casi segura de que nuestros peques casi nunca se han preguntado el por qué un día es fiesta, si lo pensáis bien es casi mejor así, veo difícil el poder explicar con claridad el por qué de que algunas veces solo sean ellos los que tienen día sin cole y en otras ocasiones somos todos los que disfrutamos un día descanso. Son niños y tampoco hay que liarles demasiado, pero creo que alguna ocasión especial si que hay que pararse y explicar el por qué de ciertas celebraciones y entre ellas está el 2 de Mayo, pues creo que es parte de su educación y tienen el derecho y la obligación de saber el origen y gracias a quien hemos llegado hasta aquí, en definitiva nuestra historia.
Lo sé, es muy complicado hacer entender ciertas cosas a los enanos y en las que tengan que mantener la atención demasiado tiempo, pero siempre podemos encontrar algo que nos ayude….. Cuadros en museos, libros infantiles, series de televisión (de nuestra época porque de ahora no 😦 ), fotos familiares…
En el caso del 2 de Mayo, tenemos un par de opciones conocidas por todos como son las obras del maestro Goya ubicadas en el Museo del Prado o la representación de uno de esos cuadros, “Los fusilamientos del 3 de Mayo” en el Museo de Cera. Pero hay una más, el año pasado descubrimos un pedacito de nuestra historia desconocido para la mayoría de los madrileños.
Pero antes vamos a refrescar un poco de historia que nunca viene mal… 🙂
El día 2 de Mayo todos los madrileños conmemoramos el levantamiento de los madrileños ante la ocupación de las tropas francesas. ¿Pero qué ocurrió para que los madrileños decidieran levantarse contra el ejército francés?
Nuestros “problemas” con los franceses ya empezaron en 1807 con la entrada en España de las tropas aliadas francesas tras la firma del tratado de Fontainebleau, la cosa no iba muy bien y se produjo el famoso “Motín en Aranjuez” el 17 de Marzo de 1808 (pincha aquí si queréis ver nuestra entrada sobre él) que causó la ocupación de Madrid por el General Murat el día 23 del mismo mes.
El mismo día 24 entran en Madrid Carlos IV (obligado a abdicar en nombre de su hijo) y su hijo Fernando VII a los que obligaron a subir a Bayona para reunirse con Napoleón y ceder el reino al hermano del emperador, Jose Bonaparte.

(foto: http://www.gentiuno.com)
Mientras en Madrid la Junta de Gobierno creada en representación del nuevo rey Fernando VII quedó en manos de Murat, que solicito el día 27 de abril, (supuestamente en nombre del propio Carlos IV) el traslado de los dos hijos que quedaban aún en Madrid (Maria Luisa y Francisco de Paula) a Bayona. La junta se negó pero en la noche del 1 al 2 de Mayo tuvo que ceder por las instrucciones que llegaron del propio Fernando VII.
La noticia no tardó en conocerse y a primera hora de la mañana del 2 de Mayo la gente comenzó a concentrarse ante el Palacio Real y tras la famosa frase de Jose Blas Molina “¡Que nos lo llevan!” la gente asaltó el palacio. Murat dio órdenes a su ejército de disparar contra el pueblo dando pie una doble lucha, evitar la salida del infante y vengar a sus muertos, la lucha se extendió por todo Madrid.

(foto: http://www.batallasdeguerra.com)
Este 2 de Mayo de 1808 fue una jornada muy sangrienta, aunque los militares españoles participaron activamente, el levantamiento fue sobre todo popular contra el invasor francés. De aquí nacieron personajes como Manuela Malasaña una bella bordadora que a día de hoy aun recordamos….
Curiosidad de mamá: Sobre esta heroína madrileña he descubierto dos cosas que no sabía… ¿vosotros?
1ª curiosidad: Manuela Malasaña era hija de un panadero francés llamado Jean Malesange y que al llegar a Madrid decidió españolizar su apellido pasándose a apellidar Malasaña.
2ª curiosidad: ¿sabíais que hay dos versiones sobre su muerte?
La primera dice que murió junto a su padre en el Parque de Artillería de Monteleón, pero la segunda afirma que estuvo encerrada cosiendo en el taller donde trabajaba hasta que acabaron los combates que fue cuando regresó a su casa sola, pero en el camino fue detenida por una patrulla francesa que encontraron unas tijeras al registrarla que consideraron como un instrumento peligroso que provoco su ajusticiamiento.
Desgraciadamente ninguno de los detenidos por las tropas francesas tuvo la suerte de ser juzgado. Pocas horas después de sus detenciones los fueron sacando de los distintos encierros, los llevaron a diversos puntos de las afueras de la ciudad (sitios por donde los madrileños pasamos día a día sin saberlo…. el Paseo del Prado, donde se encuentra el monumento del Campo de la Lealtad, cerca del Parque del retiro, el Arco de la Victoria en Moncloa) y los fusilaron.
En uno de esos puntos de Madrid Murat quiso terminar la masacre con un número determinado de ejecutados y para ello eligió por sorteo a los últimos 43 que fueron trasladados a la “Montaña del Príncipe Pio” (donde ahora está el templo de Debod) conocido por ese nombre por haber sido propiedad del príncipe Pio de Saboya. Allí les obligó a cavar una fosa y les fusiló.
Curiosidad de mamá: Se dice que Goya se basó en este terrible hecho para pintar “los fusilamientos del 3 de Mayo” tras haber sido aceptada su solicitud de autorización ante la censura en 1814 y del que escribió esto….. “ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa”.
También se dice que fue testigo de excepción de estos hechos desde su residencia La Quinta del Sordo.
De la primera afirmación no puedo decir si es cierta o no, pero sobre la segunda tengo que decir, igual que me han dicho a mi (Jose Luis, siempre Jose Luis) que no es verdad… Su casa estaba cerca del Paseo de Extremadura y le pillaba un poco lejos la zona del fusilamiento, además que la casa la compró en 1817, justo nueve años después del acontecimiento. 🙂
Y aquí entra mi histórico descubrimiento, pues cerca del Paseo Rosales, en el parque del Oeste se encuentra el “Cementerio de los héroes del 2 de Mayo”, lugar donde están los restos de los 43 fusilados por las tropas francesas ese trágico 3 de Mayo de 1808.
Un lugar muy poco conocido por los madrileños pues se puede visitar en contadas ocasiones, pero ideal para refrescar un poco nuestra historia.
Una mañana de sábado del mes de mayo del año pasado, Manu y yo decidimos dar un paseo por el parque del Oeste, la verdad es que lo han dejado precioso, con un montón de instalaciones para los peques y mucho verde por donde pasear y respirar un poco de aire puro.
Dimos una vuelta por el Templo de Debod y me pareció una excusa perfecta para cercarnos hasta allí. Hacia un día precioso, con sol pero sin mucho calor… esos días de Mayo que tanto me gustan… Bajamos por el camino que te lleva a la base del teleférico, pasamos la Escuela de Cerámica de Moncloa y justo al lado nos topamos con una pequeña puerta de forja que si no sabes a dónde vas te la pasas de largo ya que no hay ningún cartel que te indique lo que es, menos mal que nos encontramos a un pequeño grupo de turistas que nos dieron la pista de que habíamos llegado 😉

Inciso de mamá: Si en algún primer momento se puede llegar a tener la duda si estamos en el sitio correcto, no hay problema, justo al cruzar la puerta, te cercioras que el sitio es el correcto pues te topas con una reproducción de azulejo y cerámica del famoso cuadro de Goya y enseguida ves la cruz de hierro sobre una columna de piedra que te indica hemos entrado en un lugar santo.

Enseguida nos salió a recibir una persona encantadora, se presentó, “soy Jose Luis, responsable de este cementerio y si queréis puedo ser vuestro guía de este pequeño trozo de nuestra historia”. Como podéis imaginar no dudamos ni un segundo la oportunidad y nos pusimos en sus manos con las orejas bien abiertas.
Jose Luis nos llevó hacia una lapida de mármol que es un placa conmemorativa del hecho histórico y comenzó la explicación poniéndonos un poco al día. (Tengo que reconocer que lo hizo con sumo cuidado y evitando los detalles escabrosos (son niños 😉 ) Nos contó que en un primer momento los 43 fusilados fueron dejados en el mismo sitio donde les habían matado, para eso habían cavado la fosa, pero un sacerdote llamado Julián Lopez Navarro los trasladó a la ermita de San Antonio y tras celebrar una misa por sus almas les dio sepultura en este cementerio que estaba cerca y casi sin usar pues se había construido hacia 1798 para los empleados de la Casa Real.
Aclaración de Jose Luis: ¡Ojo! En esta placa indica que ese fue el lugar en el que fue excavada la fosa en la que se enterraron los cuerpos, pero esto no es cierto, por un error a la hora esculpir el texto se pone que eso paso el mismo día 3 y por apuntes históricos se sabe que el traslado de los cadáveres no fue hasta el día 12.
Hacia 1851 se decidió clausurar el cementerio aunque conservarlo como monumento histórico en recuerdo del levantamiento contra los franceses del Dos de Mayo de 1808 e incluso se siguió sepultando cuerpos hasta el año 1874.
Hasta 1917 y por cesión de Isabel II, el cementerio estuvo a cargo de la Cofradía de la Buena Dicha ya que se sabía que al menos dos de los fusilados eran de esa cofradía. La cofradía desapareció pero uno de sus miembros lo era a la vez de la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos y ésta pasó a gestionarlo.

Curiosidad de mamá: Uno de los presidentes de la Sociedad fue el General Espartero. Una lápida en la entrada de la cripta le recuerda.

La historia de este cementerio ha tenido altos y bajos….
Ha sufrido mucho durante años pues era mantenido gracias a las cuotas de los miembros de la Sociedad sin ayuda alguna de organismos públicos y había veces que no se llegaba a todo.
Se tuvo que luchar con el Ayuntamiento pues quería cerrarlo y trasladar los restos al Monumento a los Héroes del 2 de Mayo.
Tuvo que cerrar sus puertas entre 1931 hasta que el día 2 de Mayo de 1981 y tras unas obras de restauración sufragadas por el ayuntamiento, Tierno Galván lo reabrió, aunque no tardó en cerrarse otra vez debido a diversos actos vandálicos.
En el 2008, año del bicentenario de 2 de Mayo fue de nuevo restaurado e inaugurado por Alberto Ruiz- Gallardón el día 24 de Abril.
El cementerio en sí es muy pequeñito, está rodeado por un muro de mampostería en aparejo toledano (esto me lo sopló Jose Luis jajaja), con una decoración muy sencilla y con un corto paseo arbolado adornado con flores y arbustos. Justo al final del mismo hay una capilla.

Al entrar en la austera capilla al final del camino, Jose Luis nos contó que todos los años se celebra una misa en honor y recuerdo de los héroes.
Siguiendo a nuestro guía bajamos unas estrechas escaleras que nos llevaron a la cripta, un espacio con un silencio sobrecogedor que te por una estrecha escalera se llega a la cripta donde están las cenizas de los 43 fusilados.
Aquí se encuentran los dos cofres de plomo y cinc en donde se encuentran depositados los restos de los 43 fusilados junto con sus efectos personales. Encima de ellas está la lapida con sus nombres.

Curiosidad de mamá, contada por Jose Luis: Todo el mundo recuerda la cifra de 43 fusilados, pero no todo el mundo sabe que inicialmente eran 44, pero Juan Suarez consiguió desatarse y salir corriendo a la primera descarga de balas. Malherido se fue a refugiar en la Ermita de la Virgen del puerto donde dicen la malas lenguas que no le prestaron ayuda y tuvo que seguir huyendo hasta la de San Antonio de la florida si le ayudaron a salvar la vida.
Curiosidad de mamá, contada por Jose Luis: se sabían que eran 43 fusilados pero hasta 2008 solo se conocían con seguridad el nombre de 19 de ellos, pero gracias al historiador Luis Miguel Aparisi se consiguieron reunir el resto gracias una lista elaborada en 1816 y a las reclamaciones que sus familiares hicieron para reclamar la una pensión.
Jose Luis nos contó que entre estos 43 hombres (no hay mujeres) había de todo… albañiles, canteros, carpinteros, cerrajeros, comerciantes, empleados de hacienda, escribanos, guarnicionero, jardinero, maestros de coches, palafreneros, plateros, sacerdotes, soldados, y hasta un ayuda de cámara del propio rey Carlos IV. Siento no saber el número exacto de cada uno, pero mi mano no daba para más el momento que me apuntaba la chuleta, para luego enterarme que había un panfleto en el propio cementerio con nombre incluidos jajaja.
Los enanos miraban alucinados la lapida, les sorprendía esa cantidad de nombres en un sitio tan pequeño… hasta que Lucia paró en seco y grito,… “¡mamá, hay un familiar nuestro aquí!”. Podéis imaginar mi cara cual era pero era relativamente cierto, entre la lista de nombres había un tal Manuel Rubio que según nos contó Jose Luis era uno de los albañiles que trabajaba en la restauración de la Iglesia de Santiago y que se enfrentó a un batallón de soldados polacos con ladrillos y piedras hasta que le capturaron. (lo que no supo decirnos si fue uno de los dos que murieron en el acto o que luego fue fusilado.. :))
Una manera diferente de conocer de dónde venimos… Una buena idea para que los niños aprendan que la historia está más cerca de lo que creemos, que no es algo que se cuenta en los libros o en una película, es algo que ha pasado de verdad con gente de carne y hueso. Una buena idea para que los niños aprendan, qué es lo que se celebramos y su por qué.
Un plan diferente para una mañana de fin de semana de Mayo en la que además de aprender un poquito más, podemos aprovechar para pasear por el Parque del Oeste, montarnos en el teleférico o visitar el Templo de Debod.
¿No os parece un plan súper completo?
Si os animáis os dejo aquí unos datos de interés: ya que solo permanece abierto al público ciertas fechas al año.
Cementerio de la florida
C/ Francisco Y Jacinto de Alcántara s/n (Parque del Oeste, junto a la Escuela de Cerámica de Madrid)
Abierto los sábados de los meses de Mayo y Junio de 10:00 a 13:00 horas.
Para organizar una visita grupal, podéis escribir a la siguiente dirección.
cementerioflorida@hotmail.com

Bs
P.d. No puedo despedirme sin dar las gracias a José Luis, que luego nos enteramos que era el presidente de la Sociedad filantrópica de Milicianos.. No pudimos tener un guía mejor! 🙂