Bodegueros por un día

Pues sí, ya estamos en otoño y como ya os adelantamos en la entrada de la semana pasada es la época de vendimia, la guinda al esfuerzo y al trabajo de todo un año.  Cuando viajas en esta época por zonas de vino se puede ver desde la carretera enormes extensiones de tierra que con sus colores nos muestran s que sus frutos ya están preparados para ser recogidos.

Hace unos años ni me lo había planteado, la idea de conocer una bodega siempre había rondado en nuestros planes de ocio, pero era de esos planes que nunca encontrábamos el momento, lo fuimos dejando y casi sin darnos cuenta llegaron los peques a nuestras vidas.  El plan seguía en nuestra cabeza, pero no nos parecía que fuese el mejor para hacer con niños, no por nada, sino porque probamente les aburriría. Y cuando “San internet” me ayudó a descubrir que algunas bodegas hacían jornadas en familia no lo dudé ni un segundo.

El año pasado visitamos la zona de Ribera del Duero y tanto nos gustó la experiencia en las bodegas del grupo Pesquera que a mí me entró el gusanillo de conocer un poquito más sobre esta manera de vida y las diferentes Denominaciones de Origen que tenemos en España.

Así que este año, decidí ampliar mi campo de búsqueda y el dedito en el mapa me llevó a la Rioja y así conocer de primera mano la Denominación de Origen Rioja, esa que no ha hecho famosos por todo el mundo.

De las opciones que vi, una bodega me llamó especialmente la atención, las “Bodegas Franco- Españolas”, que definían su actividad de la siguiente manera: Vendimia en Familia es una enoexperiencia diseñada para que disfrute toda la familia. En este día niños y mayores aprenden a vendimiar, recogen la uva que después convierten en mosto... ¡¡¡pisándola!!!  ¿divertido, ¿no?

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Me pareció una combinación perfecta…una de las bodegas más importantes de nuestro país nos daba la oportunidad de compartir con ellos uno de los momentos más importantes de su vida, vendimiar y encima en familia. Aprender y divertirse, mayores y pequeños… ¿Quién puede pedir más?

No lo dudé ni un momento, envié un mail preguntando si era posible reservar cuatro plazas para la jornada del 24 de septiembre y en el mismo día ya tenía la contestación.

Inciso de mama: Tengo que reconocer que Bodegas Franco-españolas está muy bien organizados, para poder visitar la bodega o asistir a una de sus jornadas, es imprescindible reservar antes, además, el pago se hace por adelantado y ellos mismos te envían el enlace para que puedas hacer el pago por PayPal o tarjeta de crédito. Así son capaces de atender a todos sus visitantes de una manera exquisita y encantadora por parte de sus trabajadores. 😉

La cita era a las 11.00, nos pidieron que llegáramos unos diez minutos antes y como la familia Naya es de esas que tiende a perderse en cualquier sitio nuevo al que vamos ya a las 10.30 estábamos en el coche metiendo la dirección en el GPS.

Inciso de mamá: Si, nos perdemos aun usando el GPS, somos como Bustamante que cuando va con su hermano a algún sitio en coche, visitamos a todos los primos y amigos que conocemos por la zona. jajajaja 

Nuestra primera sorpresa fue cuando descubrimos que las bodegas están en pleno Logroño. Nosotros no conocíamos la ciudad de antes y cuando Patricia nos dijo que la Bodega estaba justo al final del puente de hierro, pensamos que era un puente de hierro en medio del campo, ¡pero no!, el puente de hierro (tal y como descubrimos después) está en pleno centro de la ciudad.

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 Nuestra segunda sorpresa fue ves que no éramos los únicos “locos” a los que les gustaba este tipo de actividad, muchas familias estaban en el hall esperando a que la aventura comenzara.

A Las 11.00 en punto y con exacta puntualidad riojana apareció Soledad en el hall y con voz dulce dijo que nos iba a llamar uno a uno para chequear que estamos todos y poder comenzar con la mañana de vendimia.

Tras el recuento Soledad comenzó a hablar de manera pausada, muy agradable y empática, captando la atención de grandes y pequeños mientras nos contaba en cómo iba a desarrollarse la mañana. Íbamos a aprender de primera mano los secretos que un buen bodeguero tenía que saber a la hora de recolectar la uva, vendimiaríamos, pisaríamos la uva como se hacía antiguamente y recuperaríamos las fuerzas con un gran aperitivo bañado con sus vinos más conocidos junto con el mosto que habíamos pisado antes. Después, mientras los peques hacían una eno-actividad con las animadoras, los mayores tendrían la oportunidad de conocer un poco más de la bodega a través de sus instalaciones.

Que nervios…. ¡Que ganas teníamos de empezar!

Ya al aire libre nos llevaron frente a las viñas que al ratillo iban a ser nuestros conejillos de indias a la hora de vendimiar.  Soledad nos explicó un poco los diferentes tipos de uva que se permiten en la Denominación de Origen de Rioja.

Después y aunque los mayores podíamos tener alguna idea, Soledad dedicó un ratito para explicar a algún despistado y sobre todo a los más peques algunas cosas que todo buen bodeguero tiene que saber. Por ejemplo….

¿Qué es la vendimia?

No es otra cosa que cortar las uvas con un “corquete” o tijera, transportándolas en cestos hasta los comportones (vasija de madera de forma alargada, con más ancho en la boca que en el pie y que se usa para transportar las uvas) y de ahí al carro o camino. Cuando éste esté lleno se lleva hasta la bodega para su procesamiento.

Pero no todas las uvas sirven ¿Cómo podemos saber que una uva esta lista para su cosecha?

Hay que saber muy muy bien cuando una uva está lista o cuando no y para eso Soledad nos pidió que cogiéramos una uva verde y otra roja en la mano. ¿Qué mejor manera de aprender que en primera persona e instiu?

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Nos dijo que se podía saber si una uva esta lista por tres cosas.

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La piel.

No sé si os habéis fijado, pero siempre que se toca una uva se nota como una capa cerosa sobre ella, si ponemos un dedo sobre la uva y queda la marca del mismo indica que esta uva está lista.

Si el color de la uva blanca es verde suave, su piel transparente y dura, esa uva está lista.

Si el color de esa piel en la uva roja es negra y dura, esa uva está lista.

Las pepitas.

Si desnudáis a la uva y las pepitas marrones, esa uva está lista.

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El sabor.

Si cuando la probamos tiene un sabor denso y poco acido, esa uva está lista.

Dicho así parece sencillo, pero ni mucho menos, el proceso de saber cuándo una cosecha está lista es bastante complejo, largo y medido al milímetro. A partir del 25 de agosto se hace un muestreo de uvas y cada semana se mira como sube el azúcar y baja la acidez. Así y dependiendo de cómo ha sido el verano y septiembre la fecha de vendimia variará, por ejemplo, este año gracias a la sequía del verano, la vendimia se calcula que empiece hacia el puente del Pilar.

Inciso de mamá: Alguno tuvo que catar un par de veces para estar seguro de que la uva estaba lista… jajajaja

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Terminada la cata de uvas y cerciorarnos que estaban listas para recoger, alguna instrucción de como cortar los racimos (una mano debajo del racimo y lo corta) nos equipamos de cestos, de tijeras los peques y de corquetes los mayores…

 3,2,1… ¡comenzamos!

Alucinante, vaciamos los cestos tres veces de media cada familia, esto parecía el avituallamiento de Baco en una de sus fiestas. Jajajajaja.

Al terminar Soledad nos llevó a la zona del jardín donde cuatro grandes cubos repletos de las uvas recién recolectadas nos esperaban. Os podéis imaginar la cara de los más peques, ¿verdad?

Casi sin darme cuenta tenia a Lucia con el pantalón remangado hasta las rodillas y descalza, esperando en la cola para lavarse los pies antes de pisar la uva.

Confesión de mamá: Yo también me puse en la cola para pisar la uva jijiji. Era una novedad para mí y era una ocasión perfecta para hacer algo así sin que mis hijos me pregunten si estoy bien. 😉

Si tuviera que explicar la sensación que tuve al pisar toda esa uva no sabría cómo hacerlo. En un principio la sensación fue extraña, estas pisando algo donde no ves el fondo, y con lo “Antoñita la fantástica” que soy, podía esperar cualquier bicho o hasta alguna culebrilla arggg.. pero una vez acostumbrada la sensación pasa a ser agradable, relajante y fresquita. 🙂

Mirad como salías… ¿Quién tiene que ir a un balneario a hacerse un tratamiento de vino terapia, pudiendo pisar uvas en Logroño? 🙂

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Aunque éramos muchos la organización fue perfecta, no se tenía que esperar más de cinco minutos y pudimos repetir las veces que quisimos.

Mientras, Soledad iba sacando el mosto que probaríamos un poco más tarde.

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Fue súper divertido, los trabajadores de la bodega nos decían como hacerlo más cómodo (agarrándonos por los hombros y girando como las agujas del reloj) pero con nuestra diferencia de altura la cosa salió como se pudo y como las dos somos un pelín patos, gracias a que no liamos ninguna gorda. Nos reímos un montón, pero tengo que decir que a medida que va pasando el rato la cosa empieza a costar cada vez más, las piernas empiezan a pesar y el ritmo disminuye exponencialmente.

Casi sin darnos cuenta llegó el momento del aperitivo. Qué maravilla de mesas… embutido, tortillas de patatas, chuches, vino, refrescos… Si con eso no se recuperaban las fuerzas nada lo haría.

Los mayores catamos los diferentes vinos de la bodega, sé que no es muy oportuno decir que yo no soy de mucho vino, pero tengo que reconocer que en un par de ocasiones me sorprendí disfrutando de un par de copitas de tinto Rioja.

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Los enanos probaron los mostos que habíamos pisado y hubo que pararlos en varias ocasiones jajajaja.

Y Jorge se atrevió a menos a tocar las uvas pisadas ya que lo hacerlo él no tuvo demasiado éxito.

Tras repartir los diplomas que daban fe que los peques habían vendimiando y pisado la uva, las animadoras se los llevaron a la Enoguarderia.

Y los mayores aprovechamos para conocer un poco las bodegas por dentro.

Aunque había varios grupos visitándolas creo que nosotros tuvimos a la mejor quía que creo tiene la bodega (ojo, sin desmerecer al resto 🙂 que seguro que son fantásticas).  Soledad no es la típica guía aburrida de su trabajo, que suelta el texto desenado acabar, a lo mejor me equivoco, pero a Soledad se le nota que adora su trabajo y cuenta las cosas DISFRUTANDO.

La visita fue alucinante, aparte de lo que se ve tiene miles de metros bajo tierra distribuidos en entre pasillos interminables y cuevas excavadas donde esconden sus tesoros más preciados y de los que Soledad nos contó muchas cosas….

Que la bodega se fundó 1890 gracias al apogeo que tuvo la Rioja cuando los franceses vinieron a España huyendo de la filoxera, llevando a un francés de Burdeos, Frederick Anglade Saurat, a fundar las Bodegas Franco- Españolas por la fusión entre Francia y España.

Que 1901 es el año donde entran socios españoles a la bodega.

Que la bodega ha recibido muchas visitas ilustres como puedes ser el rey Alfonso XII o Hemingway.

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Que la bodega pasa a ser al 100% española en 1920 y que, tras pasar por varias manos, es en 1983 cuando es adquirida por la familia Equizabal que son sus propietarios actuales.

Cotilleo de mamá: Y aunque Soledad no nos lo contó, o al menos yo no lo oí. tengo que decirlo que Bodegas Franco- española cuenta entre sus premios el de “Best of Turismo enológico” 2013 por ofrecer las experiencias más creativas y originales en forma de actividades.

Como disfruté y cuanto aprendí durante la visita.

Aprendí que la primera uva que se recolecta es la blanca.

Aprendí que en vino tinto se deja la piel en contacto con el caldo durante 25 días para que coja ese color tan bonito.

Aprendí que las barricas son de roble americano o francés, que tienen una duración de 6 a 8 años dependiendo del vino que guarden dentro.

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Aprendí que cada cinco meses se cambia de barrica el vino y el enólogo decide si tiene que seguir envejeciendo o cambiar de barrica. A este proceso de le llama “trasegar”.

Aprendí que las barricas se limpian con agua ardiendo y acido sulfuros para evitar que el vino se pique y se convierta en vinagre. (de aquí viene lo de los sulfitos en el vino. ;))

Aprendí que las barricas van perdiendo propiedades con el tiempo, que duran una media de 6 a 8 años, después muchas de ellas se venden para hacer cosas como whisky.

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Aprendí que el dicho “Que no te la den con queso” viene del vino, pues dicen que cuando un vino era malillo, el comercial te lo daba acompañado de una ración de queso, que ayudaba a borrar el sabor del vino.

Aprendí que el corcho es bueno para los vinos de larga duración, les permite respirar de arriba abajo. Mientras que los cochos de silicona son buenos solo para aquellos vinos de consumo inmediato.

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En fin, qué más puedo decir… Que España es una tierra de vinos, un aspecto más de nuestra cultura que nuestros peques deberían conocer. Pero no solo el producto final, creo que es interesante que conozcan el trabajo tan duro que hay que hacer para llegar a ese líquido rojo que tanto le gusta a los mayores y la vendimia es una época perfecta para mostrárselo, ¿no os parece?

No puedo terminar este post sin agradecer a Bodegas Franco- Española esta actividad en familia y que no dejen de hacerla cada año. Nosotros seguro que volvemos, eso es lo que me pidió Lucia nada más salir de las bodegas.

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Soledad, mil gracias por tu pasión, por tu saber estar y por esa capacidad de “enseñar” de manera divertida a los peques y no tan peques. 😉

¡Y a vosotros familia! Que aun estáis a tiempo, este sábado repiten actividad. Animaos y escapaos el fin de semana a la tierra del vino por excelencia.

Os dejos aquí sus datos…

www.francoespañolas.com

C/ Cabo Noval, 2 26009 Logroño (La Rioja)

Teléfono: +34 941 25 13 00

Para más información y reservas «Vendimia en familia» visitas@francoespanolas.com

teléfono: 941 25 12 90

 

Bs

 

 

Un día de vendimia con Alejandro Fernandez

¡Venga! que estamos en plena época de vendimia. Os dejamos aquí nuestra experiencia del año pasado por si no tenéis plan familiar para estos días. ¡Nosotros repetimos este año!

mamás peques y súper planes

(By Marta)

Ya sabéis que soy una mamá inquieta, de esas que me obsesiona hacer  ver a mis peques que las cosas no salen por arte de magia y entre mis planes de mamá “hiperactiva” siempre hay alguno que además de divertirnos aprendemos…  Alguno ya os lo he contado, (como el que la leche sale de las vacas y no de un tetrabrik o como se hacen los sobaos);  otros los tengo pendientes en mi lista (como  de dónde sale el chocolate) y luego está el que os voy a contar hoy, un plan perfecto porque es divertido, se puede hacer en familia o con amigos, pero sobre todo…. es un plan en el que todos podemos aprender. 🙂

Septiembre y octubre son los meses de la vendimia,  unos días, que como dicen los entendidos, que el hombre continúa en la bodega  el trabajo que ha ido haciendo la naturaleza…

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Un paseo entre las nubes

Queda apenas una semana para que el verano nos deje dando paso al otoño y aunque parece que lo está haciendo por la puerta grande, no olvidemos que el otoño sigue regalándonos esos días con buena temperatura, que, aunque no sean para ir a la playa o a la piscina, si son para hacer alguna escapada que otra.

En casa nos gustan mucho estos días de finales de septiembre e incluso de octubre para conocer algunos de esos sitios que hemos ido apuntando en mi agenda de pendientes. No creáis que solo yo apunta cosas en ella, todos han ido cogiendo la rutina de que, si en alguna ocasión vemos algún lugar o actividad chula en una revista, televisión o que simplemente alguien nos haya  comentado, enseguida avisamos a mamá para que lo apunte en la sección adecuada de la agenda. 🙂

¿No opináis que muchas personas salen fuera de España buscando sitios que los dejen fascinados sin ser conscientes de que los tienen mucho más cerca de lo que jamás podrían haber imaginado? Yo sí… España tiene muchos de esos sitios alucinantes que la gente busca a miles de kilómetros, la diferencia con ellos es que muchos de los nuestros están escondidos y hay que saber descubrirlos….

Hoy os quiero contar uno de esos sitios…. Sé que es de sobra conocido por estos lares que soy una enamorada de Cantabria, que siempre que puedo (no tantas como me gustaría) me escapo a la “tierruca” para pasear por sus pueblitos de calles empedradas y prados verdes. Pero el lugar que os voy a contar hoy es diferente a todos los demás…. Hoy vamos a dar un paseo por las nubes.

Tengo la enorme suerte de tener familia allí, sobre todo a mi prima Pilar, somos de la misma edad y hemos pasado muchos veranos juntas… Ahora que somos mayores nos vemos mucho menos, pero pase el tiempo que pase, cuando lo hacemos es como si no hubiera pasado apenas un segundo. En fin, todo este inicio nostálgico para contaros que con ella redescubrí hace un par de años, dos de los sitios más bonitos de Cantabria, Fuente Dé y  Potes.

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Comienzo con Potes,  un pueblito pequeñito de los que tanto me gustan… con suelos empedrados, callejuelas, puentes medievales y casonas con blasones.  Ella tiene parte de su familia allí, así que hizo de nuestra anfitriona. 😉

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Creo que Potes es uno de los pueblos más curiosos de Cantabria. Está en un llano entre montañas, justo a los pies de los Picos de Europa y en el centro de la comarca de Liébana, donde si no me equivoco se unen los ríos Quiviesa y Deva.

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Fuente: http://www.turismocantabria.es

Su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural desde 1983, está repartido entre las dos orillas del rio y unidos por diferentes puentes, entre los que se encuentran el de San Cayetano y el de la cárcel, de aquí a que se le conozca también como la villa de los puentes y creo que también el de las Torres (por la del infantado y la de Orejón de Lama).

Curiosidad de mamá: Al contrario de lo que muchos puedan pensar, Potes está bastante protegida de los vientos húmedos del norte al estar rodeada por montañas, por lo que su temperatura es un poco más suave y seca de la que muchos puedan imaginar.

No podemos pasar por Potes y no….

Conocer la Torre del infantado.

Construcción de tipo militar que fue testigo de muchas batallas crueles con el único objetivo de conseguir el control de la comarca. Perteneció a familias nobles como la del Marqués de Santillana. A lo largo de la historia ha pasado de ser desde casa de nobles, a cárcel o ayuntamiento de la villa, actualmente una sala de exposiciones.

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Fuente: http://www.turismocantabria.es

Si es época, probar un cocido liebanego, a base de garbanzos pequeños y tiernos, acompañados de cecina o carne, berza y relleno.

Beber orujo, de elaboración artesanal que es tan famoso que tiene hasta su propia fiesta durante el mes de octubre.

Inciso de mamá: Pilar, corrígeme si me equivoco jajaja..

Consejo de mamá: El camino a Potes es entre montañas, un paisaje precioso pero que se hace un poco largo por todas las curvas que tiene, así que si tus peques tienen tendencia a marearse, ¡id preparados!.

Como veis Potes es muy pequeñito así que el mismo día lo podéis  aprovechar para  conocer una de las siete maravillas naturales de España y mi segundo destino redescubierto, Fuente Dé. 🙂

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Después de comer, dar un paseo por la villa  y saludar a la familia decidimos ir hasta el teleférico de Fuente Dé donde se puede visitar la parte cántabra del Parque Nacional de los Picos de Europa. Yo no iba muy convencida.  recordaba que eso estaba muy, muy, muy alto y para una persona que sufre de vértigo agudo no es la mejor actividad, pero esto es una democracia y si de nueve personas, ocho quieren subir, la que queda poco tiene que decir. 🙂

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Cogimos el coche y en apenas 20 minutos estábamos allí. Yo rezaba para que hubiera mucha gente y me padre se echara para atrás (odia la multitud) pero desgraciadamente no fue el caso, así que tocó aparcar en el gran parking que tienen montado y nos dirigimos a las taquillas.

Curiosidad de mamá: ¡Fuente Dé No es un pueblo! Es solo la estación del teleférico pero que a pesar de ello tiene muchos de los servicios que ofrece un núcleo urbano. Un parking, un Parador Nacional, un hotel, algún restaurante que otro, bares, camping y hasta un albergue.

¿Nos ponemos un poquito en antecedentes?

Este teleférico es uno de los sitios más visitados de toda Cantabria. Lleva abierto unos cincuenta años, sube a 20 visitantes a la vez hasta una altura de 1823 metros y en tan solo cuatro minutos. (yo no he querido hacer el cálculo, pero según el conductor de la cabina que nos tocó,  se hace a una velocidad de aproximadamente 10 metros por segundo, dios… solo de pensarlo ahora se me ponen los pelos como escarpias jajajaja)

La idea de montar este enorme teleférico fue entre otros de un ingeniero llamado José Antonio Odrizola, cuya familia era de la comarca e ideó la manera de instalar un teleférico para viajeros en el mismo lugar donde había un cable que utilizaba la Real Compañía Asturiana de Minas para bajar mineral a las minas de Aliva.

Inciso de mamá: Tanto el teleférico como las instalaciones de arriba y abajo están totalmente adaptadas para sillas de ruedas.

Pagamos unos 16 euros por persona ida y vuelta (creo recordar que los niños tenían precios especiales), a mí me pareció un poco caro (que voy a decir yo que no iba a disfrutar nada el paseo :)) pero luego entendí que subir esa montaña andando costaría mucho más, así que nada, sin rechistar.

Después de esperar tres turnos y  superar un par de ataques de subo o no subo, llegó nuestro momento. Entramos en la cabina y al cerrarse las puertas comenzó a moverse. Yo había mirado desde abajo el recorrido que íbamos a hacer, al principio la subida no era muy pronunciada pero después la cosa se volvía más y más vertical. Los peques iban pegados al cristal admirando el paisaje, mientras yo tenía mi cara hundida en el hombro de Manu rezando para que eso no se soltara jajajaja.

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Fuente: Cantur.com

Por el rabillo del ojo comprobé como las cosas de fuera pasaban de pequeñas a diminutas y a medida que nos íbamos acercando a la cima, las paredes de la montaña se aproximaban cada vez más, pero gracias al cielo los cuatro minutos que dijo la encargada (30 para mi) pasaron y el recorrido vertical terminó.

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Fuente: Cantur.com

Yo me puse a buscar tierra firme, mientras que los valientes se dirigieron hacia un pequeño saliente metálico (con una rejilla para sentir toda la inmensidad del vacío a tus pies) para poder observar todo el valle desde esa altura.

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Fuente: Cantur.com

Inciso de mamá: Veréis que alguna foto no es mía.. quiero mucho  a este blog, pero  mi vértigo es más grande.

Dimos un paseo por la zona viendo como las nubes que nos habían acompañado esa tarde quedaban bajo  nuestros pies.

Mientras preparaba esta entrada he gastado mucho tiempo en intentar encontrar la manera de describir los paisajes que vimos, pero sin éxito 😦 , son tan diferentes a todo lo que os podéis imaginar,  que me voy a limitar a usar esa frase tan socorrida y usada en muchas de las guías de viaje que suelo comprar… “el paisaje era de una belleza indescriptible”. 🙂

Dicen los entendidos que la mejor hora para hacer esta subida  en teleférico es la primera de la mañana (porque las nubes suelen quedar debajo del cable) o la última de la tarde (porque las puestas de sol son un espectáculo). Nosotros estuvimos sobre las 19.00, era verano y el sol tardaba más en bajar, pero creo que no me equivoco si digo que, aún no siendo las horas perfectas, poco tenía que envidiar la imagen que nosotros pudimos disfrutar del paisaje.

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Nos encantó y aunque no hicimos ninguna de las rutas porque los peques aun no tenían edad nos lo pasamos en grande….  Hicimos mil fotos, saltamos, corrimos, vimos alguna cabra pastando. Toda una aventura para grandes y pequeños.

Me lo pasé tan bien con los enanos que casi se me olvidó que tenía que volver abajo de la misma manera que había subido, aunque tengo que reconocer que la vuelta fue más llevadera… no se si porque se me había pasado un poco el miedo, o por pensar que si caía bajando la caída podía ser menor. jajajaja.

El caso es que.. ¡Superé el reto!

 

Consejo de una mamá práctica. ¡No olvidéis llevar calzado cómodo!

¿Os animáis? Yo creo que ofrecer la posibilidad a nuestros peques de cruzar las nubes y pasear por encima de ellas es única e inolvidable. ¿No os parece?

Pues ala, si tenéis pensado en escaparos un fin de semana a Cantabria, apuntad esta opción a vuestro itinerario, a los niños les gustará y seguro que querrán repetir.

Bs

Colorín colorado, el verano se ha acabado…

Para casi el 100% de la gente las vacaciones llegaron a su fin, ahora toca “adaptarnos” a que estamos ya a mediados de septiembre.  Los peques están empezando el cole, volviendo a la rutina después de semanas “asilvestrados” por la falta de horarios o normas del día a día y nosotros los papás… llevando como podemos eso volver a la jornada completa, a que los días se nos queden cortos porque el sol nos deja antes, volver a poner el despertado cada noche, recuperar nuestra relación con el reloj de muñeca, a poner al día nuestra agenda, a la hora punta… buff prefiero no seguir. 🙂

Cada vuelta de vacaciones hablaba con mis amigas, mamás del cole o compis de trabajo que esto de la crisis postvacacional me traía por la calle de la amargura. Cada vez me costaba más volver y cuál fue mi sorpresa cuando muchos de ellos me decían que la evitaban con técnicas muy sencillas. Entusiasmada al saber que estos primeros días de la vuelta a la realidad se podían llevar con plena normalidad empecé a bucear por internet y poco me duró el positivismo…. 😦

Aquí algunos ejemplos, a ver qué os parecen….

Programar con tiempo la vuelta y no hacerlo el día anterior. ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien que es bueno perder un solo día vacaciones para adelantar la vuelta? Jajaja.

Hacer deporte: Lo hago, día sí, día no… y me gusta mucho, pero no me quita la “depresión”.

Respetar las horas de sueño: Seguro que el que ideó esto no tenía hijos… ¡Ojalá fuera posible! ¿Quién puede conseguir esto con dos niños que llevan casi tres meses levantándose tarde?

Retomar las actividades profesionales progresivamente: Con esta opción no puedo… ¿Quién va a ser el gracioso que le diga a su jefe que tiene que retomar la rutina poco a poco para no deprimirse? Jajajaja.

Moderar el consumo de cafeína: ¿En serio?, entonces… ¿Cómo sobrellevo la falta del sueño?

Ser positivo: Evidentemente, si fuera al contrario me hubiera cortado las venas en alguna ocasión jajajaja.

Pero vale, no voy a ser una cafre y pensar que todas estas técnicas son inútiles, en una estoy totalmente de acuerdo y que es Pensar que no son los únicos días libres que tienes, siempre quedan los fines de semana o los festivos….  Es verdad, aunque tengamos que volver al trabajo o los peques al colegio siempre tenemos unos días para poder pasar en familia y aquí es donde entramos Maria y yo. Este año también hemos venido con las pilas recargadas, con muchas ganas de descubriros opciones y planes para disfrutar todos juntos en cualquiera de estos momentos libres que los expertos nos recomiendan que tengamos. 😉

En fin, de 7 consejos que todo experto da, solo estoy de acuerdo en uno, así que voy a cambiar de tema y preguntaros… ¿Cómo han sido vuestras vacaciones?

Si… sé que lo sabéis jajaja pero para los que sean nuevos en esta gran familia tengo que decir que soy de esas personas que al final de cada verano me gusta mucho echar la mirada hacia atrás y repasar una a una nuestras andanzas. No me gusta olvidar un solo detalle de ellas y por eso llevo siempre mi cámara encima, voy con ella a todas partes y si no siempre está el móvil en el bolso…  Con ellos saco miles de fotos de nuestro día a día.

Confesión de mamá: Ahora que nadie de la familia anda por aquí tengo que reconocer que puedo llegar a ser muy pesada con este tema. 🙂

Siempre, la misma noche de la vuelta de vacaciones (bueno, después de maletas, niños, cenas etc…) y cuando tengo a todos en la cama agotados por las horas en el coche, me pongo a recopilarlas en un pendrive y empiezo a hacer el álbum de fotos del verano.  Es una manía un poco rara, lo sé, pero  así estoy segura que no se me va a olvidar nada de nada.

Inciso de mamá: Ya os he dicho más de una vez que soy rarita… jajajaja

Gracias a esto y junto a mi “diario de vacaciones”, del que ya os he hablado alguna vez, …. os puedo contar ahora un poquito como han sido nuestras vacaciones 2016. 😉

Como en años anteriores y desde que el ministro Montoro, buscando una manera de ingresar antes, decidiera que las declaraciones mensuales se hicieran también en Agosto, hemos repartido nuestros días libres entre la parte de la familia italiana y la gallega.

La primera parte de Agosto (parte italiana) ha sido en la “Costa azul”, un destino que me apetecía mucho desde hace tiempo porque es de las pocas partes de Europa que no conocía. Pero este destino que se tornó un poco agridulce tras los acontecimientos ocurridos a escasas semanas de nuestra visita.

Nuestra base estaba en Biot, n una casa maravillosa de campo que nos prestó un familiar y a escasos 25 kilómetros de Niza, esto me hizo dudar mucho en seguir con el viaje por miedo.

Desde el terrible atentado cambiaba de canal cuando se hacia alguna mención sobre el tema y los niños estaban con nosotros. Manu y yo pasamos horas y horas analizando las opciones de ir o no ir porque en estos casos siempre tienes gente que te dice que no vayas sugerencias que te hacen dudar. 😦 pero al final decidimos ir, supusimos que la zona iba a estar protegida y segura después de esa atrocidad, que nosotros no somos de ir a sitios muy concurridos y menos en horas que pudiera haber mucha gente, no somos amigos de acudir a celebraciones multitudinarias, que estábamos en una zona relativamente alejada de cualquier núcleo urbano y, sobre todo, que no podemos vivir con miedo.

Fueron unos días fantásticos, con un sol radiante que nos permitió  disfrutar de la piscina por la mañana.

 Y conocer los alrededores por la tarde…

Ciudades que todos conocemos por su lujo y excentricismo pero que si sabes buscar tienen sus secretos….

Mónaco.

Cannes.

Niza.

Pueblitos de aspecto medieval como   Antibes.

O Saint Paul de Vence.

Con una madre como yo no podíamos perder la oportunidad de aprovechar las vacaciones y conocer cosas curiosas cómo la fabricación de perfumes, aprendimos el paso a paso de una de las fabricas más famosas de Francia, “Fragonard”.

O incluso de conocer el mundo marino dentro del parque acuático de Marineland”.

Hicimos barbacoas caseras, vimos volar al dron de Laura, buscamos estrellas por la noche e incluso jugamos al parchís…

Pero una visita no es completa si no conoces las urgencias del sitio al que vas. Al igual que el año pasado el mosquito tigre se “enamoró “de mí y sus visitas me provocaron una reacción alérgica alucinante. En menos de 24 horas mi cuerpo apareció lleno de ronchones enrojecidos e hinchados que asustaron a los oriundos de la zona y me obligaron conocer de primera mano el sistema sanitario de un pueblito francés de menos de 5000 habitantes.

Como eche de menos nuestras urgencias…. tardé exactamente 3 horas y media en que me vieran con tan solo 8 personas delante de mí. 😦

Inciso de mamá: al menos la doctora sabia ingles….

Volvimos a Madrid el día 11 de agosto, pero solo por menos de 24 horas, lo justo para deshacer maletas, hacer maletas e irnos a Galicia… no es que huyéramos del calor, es que ¡teníamos una boda!

A diferencia de otros años el inicio de la segunda parte de las vacaciones ha sido un poco diferente… Por motivos laborales dejé a Manu y a los peques solos un par de días, ha sido la primera vez que lo hacía y nunca me pude llegar a imaginar los lloros de mis peques cuando me iba. Siempre había tenido claro que si algún día me tocaba separar de ellos estarían encantados, yo soy el sargento en casa y su padre la fiesta…  pero no, parece ser que una madre es una madre, aunque sea mandona y gruñona jejejeje.

Para alegría de Manu volví rápido, pero creo que se arrepintió pronto ;), el tiempo ha sido fantástico y junto a mi cuñada aprovechamos este regalo del cielo para mover un poco a la familia y conocer más la tierriña de las Rías Altas.

Conseguimos tras algún intento fallido anterior, cruzar en lancha hasta Mugardos y repetir la foto que nos hicimos hace ya cinco años.

Nos fuimos hasta O Barqueiro a hacer una ruta en canoa por la ría. Fue una experiencia súper divertida y bonita.

Conocimos Bares donde vimos paisajes alucinantes desde el faro y nos bañamos en una playa fantástica e ideal para niños…

Fuimos a Ares, para mí la pequeña Venecia de las Rías Altas… un pueblito marinero con sus casitas a pie de playa, en las que cada casita cuenta con su embarcadero privadas con la lanchita atracada.

Fuimos a Coruña a descubrir cómo había quedado tras las obras de soterramiento de la carretera que pasaba al lado del puerto.

Nos hicimos una foto con Asterix y Obelix que estaban de visita en las fiestas de María Pita.

Incluso nos acercamos al Aquarium Finisterrae donde los peques alucinaron con las morenas, los pulpos y el pez martillo.

Pero no todo fue turismo…. también exprimimos el tiempo para disfrutar de nosotros, de estar con la familia, de ir a la playa, de dar de comer a las gallinas de Maruja, de largas tardes de verano en el campo con el sonido de olas como telón de fondo, de celebrar mi 39 cumpleaños, de pasear por las rocas, de saltar las olas, de las meriendas cenas improvisadas, de conocer lo que es una romería castreixa, de montar en bici, de pasear todos juntos…

Un año más, agosto ha sido maravilloso…. hemos estado juntos, hemos desconectado, hemos aprovechado cada minuto al máximo… HEMOS SIDO FELICES y hemos cogido fuerzas para este nuevo curso en el que esperamos que todos vosotros nos acompañéis y leáis semana a semana.

¿Nos acompañáis?

Solo me falta una cosa por decir…… “BIENVENIDOS”

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Bs