El desierto de Madrid

Yo trabajo en impuestos y para mi, hay ciertos periodos en el año que tengo que hacer verdaderos malabares para conseguir cuadrar mi vida familiar con el trabajo.

Octubre es uno de esos meses y éste en especial, Jorge se ha apuntado al equipo de baloncesto del cole y aunque estoy encantada con ello, es algo que ha complicado un poquito más si cabe mi horario laboral. Si a esto le sumamos las maravillosas innovaciones de nuestro Ministro de Hacienda que suponen más obligaciones fiscales para los contribuyentes…  mi conciliación es casi un encaje de bolillos jajaja.

En fin, todo esto para decir que Octubre no es un mes muy activo a la hora de hacer cosas en familia, algo que me da mucha rabia, sobre todo en estos días que aun contamos con el buen tiempo y que ya echaremos de menos cuando llegue el frio y la lluvia. Pero ya sabéis que una no es capaz de estar quieta, siempre tengo un as escondido en la manga y aunque sean planes cortitos, alguno se está haciendo.  😉

El año pasado Jorge estudió los climas del mundo y le sorprendió bastante el tema del desierto, de como un sitio tan árido y con tan poca agua como ese podía tener árboles, plantas e incluso esas cosas llamadas “Oasis”.

Ya sabéis que soy de esas personas que cree que todo se aprende mejor de una manera divertida y experimentándolo uno mismo, por eso comencé a buscar (sin prisa alguna) alguna actividad que me ayudara a explicar esto del desierto. Refresqué la idea de visitar con los peques el “Jardín Botánico de Madrid, (destino que desde hace mucho tiempo está en mi lista de pendientes, pero que aún no he conseguido ir) pero rápidamente se  volvió a colocar en el cajón de ciencias de mi memoria al descubrir  un plan que se adecuaba al 100% en  mi búsqueda  y que se encontraba a tan solo 25 kilómetros de casa.

DESERT CITY….es un alucinante jardín botánico de cactus y plantas xerofíticas.

Inciso de mamá ignorante: ¿y qué es eso de “plantas xerofíticas”? Reconoced que la mayoría se ha quedado igual que yo a leer esta palabra un poco complicada de pronunciar….

“Mamá, mamá. que es eso de plantas Xerofíticas?

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(foto: http://thecreativejunkie.com)

Pues para  que vayáis con la lección aprendida y quedéis como unos campeones delante de vuestros peques os diré que no son más que aquellas plantas que han conseguido evolucionar de tal manera que son capaces de adaptarse a condiciones de aridez y sequía, absorbiendo, reteniendo o impidiendo la pérdida del agua. (Toma ya jajaja)

Desert City. Es un espacio dedicado al culto del cactus, (de las 400 variedades de especies xerofíticas que hay, 250 son cactus) en el que merece la pena perderse un rato y pasear sin prisa, enseñando a grandes y pequeños un proyecto tan bonito y a la vez ecológico.

Pero que es una entrada de Marta sin un poquito de historia… 🙂

Desert City es mucho más que un jardín botánico. Tal y como ellos cuentan en su web, son un vivero especializado en Xeropaisajismo, en el que cultivan, exponen, investigan y venden plantas con estas características.

La creadora de este sueño es Mercedes García, farmacéutica de profesión y enamorada de este tipo de plantas desde siempre. Las estudió minuciosamente durante años, viajando por los cinco continentes y de los que siempre traía una planta nueva.

Su pasión la llevó a estudiar ingeniería agrónoma a los 45 años y aunque siempre ha estado ligada a su profesión de farmacéutica decidió empezar con esta aventura, un proyecto en el que se crean paisajes con plantas que necesitasen poca agua, buscando siempre la sostenibilidad del planeta.

Curiosidad de mamá: ¿Sabías que un jardín de este tipo puede llegar a ahorra un 80% de agua? Por eso a este tipo de plantas se les llaman los “camellos” del reino vegetal.

Ahora sí, ahora ya estáis preparados para comenzar la visita…

Hace un par de domingos, mientras mi compi Maria estaba recogiendo castañas… (creo que os contará su experiencia próximamente) decidimos llevar a los peques a desayunar fuera de casa. Han abierto un nuevo “Mamá framboise” cerca de mi oficina (pastelería fetiche de mis peques y de la que ya hemos hablado aquí un par de veces 😊 …. 1 y 2) y desde que se enteraron insistían en ir.

Después del desayuno no querían volver a casa y la verdad es que yo tampoco, así que encontré la excusa perfecta para visitar este Oasis de Madrid.

A pesar de que está en la vía de servicio de la carretera de Burgos, nos sorprendió que al aparcar no se oía ni un ruido y parecía que entrabamos en un verdadero desierto.

Nada más cruzar la puerta de entrada nos encontramos «el vivero», un espacio super luminoso y amplio en el que pudimos descubrir multitud de cactus y otras especies divididos en función del continente de donde eran originarios.

Norte América, África, Sudamérica, Oceanía y Asia.

Aquí conocimos a unos “tipos” super chulos….

*La pata de Elefante.

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*El “Echinopsis pasacana”. El cactus más longevo del centro, un cactus que mide más de 6 metros, de más de 90 años y que pesa cuatro toneladas.

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*El” Ferocactus” o “cactus salvaje” que es el favorito de Mercedes.

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*El “cephalocereus” o “cabeza de viejo”, que crece muy lentamente, que puede llegar a medir hasta 10 metros de altura y que puede vivir hasta 200 años.

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*El cactus que puede soportar hasta los -22 grados centígrados.

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*EL cactus que más piensa.

*La planta del incienso. (¡Realmente huele a incienso!)

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Y descubrimos cosas tan interesantes como…

*Que los cactus pueden llegar a vivir entre 300 y 400 años.

*Que a los cactus solo hay que regarlos desde primavera a otoño, nunca en invierno.  Hay que regarlos en función de la temperatura que haga y haciéndole “creer” que sigue en su lugar de origen.

*Que muchas de las plantas que viven en zonas áridas y secas del planeta se adaptan perfectamente al clima de Madrid.

*Que los cactus han desarrollado sus espinas por protección.

Nos quedamos con ganas de más, así que junto a “Pincho Rancho” nos dirigimos al Jardín botánico, toda una aventura que tardaremos en olvidar por sus caminos, que nos llevaron desde la Toscana, pasando por Sonora (México), Guajira, el desierto de Tabernas o Arizona, terminando en un Oasis y por las cosas curiosas que aprendimos en cada uno de ellos.

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Comenzamos en ARIZONA. Una zona donde vimos cactus de diferentes colores y formas y que está compuesto por tres colinas separadas por lo que parece el Gran Cañón del Colorado.

Curiosidad de mamá: En este paisaje descubrimos que unos cactus que tienen forma esférica se llaman “asientos de suegra”, pero ya os decimos desde aquí que uno, no se puede sentar en ellos… ¿Quién les habrá puesto este nombre? Jajaja.

 

Casi sin darnos cuenta cruzamos al OASIS. Tal y como nos lo imaginábamos este espacio emanaba tranquilidad, con palmeras, colores verdes y agua resbalando entre las piedras. Nosotros no tuvimos suerte ya que había mucha gente, pero si vais un día que haya poca y os concentráis, podéis llegar a percibir un cierto olor a menta o melisa.

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TABERNAS. A diferencia del resto de zonas, es un espacio minimalista, con poca vegetación y en el que su punto de interés es una lámina de agua en la que, según a la hora a la que vayas, se puede ver reflejadas cada una de las plantas que la bordean.

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Curiosidad de mamá: En este paisaje volvimos a coincidir con “cabeza de viejo” o viejito” que lo llaman así por el pelo blanco que le cubre.

TOSACANA. Un jardín italiano en el que vimos olivos, granados y lavanda.

Curiosidad de mamá: En este paisaje hemos descubierto que en España tocamos a 6 olivos por persona, esto quiere decir que ¿en España tenemos unos  300.000.000?

GUAJIRA. Un paisaje que atraviesa el jardín y que cuenta con plantas del mediterráneo. Es una zona con sombras en la que crecen diferentes especies adaptadas a este entorno.

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Una zona que cuenta con el «SHOOT POINT»,  punto estratégico para cualquier «instagramer»  o amante de las redes sociales que se tercie, ya que  según dice el cartel.. «está comprobado que las personas que comparten fotos desde este lugar, consiguen más likes».

Y si en el invernadero descubrimos cosas super curiosas aquí también….

*¿Habíais oído alguna vez que, si colocas un cactus cerca del ordenador, éste te defiende de las radiaciones malignas que el aparato emana? Yo no lo había oído, pero tengo que deciros que solo es una leyenda urbana. 😦

*¿Sabíais que hay plantas xerofíticas que purifican el aire?

*¿Sabíais que, a diferencia del resto de plantas, con el cactus si puedes dormir en la habitación?

*¿Sabíais que hay algún cactus que puede llegar a absorber más de una tonelada de agua?

*¿Sabíais que al Aloe vera es una planta xerofita?

Nos lo pasamos genial y no puedo decir otra cosa que fue un rato super divertido, con los enanos corriendo de un lado a otro buscando las pistas “Pincho Rancho”.

Aunque fue una visita corta, Desert City en un sitio que merece la pena conocer. Al estar cerca de Madrid cualquier momento es perfecto para acercarse hasta allí, una mañana de domingo que quieras salir un rato con los peques, un viernes por la tarde que no os apetezca meteros en casa después del cole o incluso un sábado por la tarde después de una merienda fuera de casa.

Jorge ya tiene mucho más claro cómo es posible que haya plantas en la arena del desierto gracias a esta visita y de la manera que a mí me gusta… divirtiéndose y viéndolo en primera persona.

Ahora os toca a vosotros,  ¿os animáis a conocer un poquito más sobre el cactus y sus amigos?

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Bs.

Algunos datos que os pueden interesar…

*La visita al centro es gratuita.

*Abre todos los días de 10.00 a 20.30.

*Se aceptan mascotas.

*El parking es gratuito.

*Durante el fin de semana hay visitas guiadas (11,12,13 y 17.30)

*Realizan talleres y actividades para niños muy divertidas (consultar en su página web)

*Para cualquier consulta adicional… www.desertcitiy.es

¡Un pueblo con casas vivas!

Desde que María publicó su entrada del Museo Lunar teníamos ganas de conocerlo, pero la verdad es que no habíamos encontrado ni el momento ni la excusa ideal para acercarnos hasta allí. Finalmente y después de tres años los encontramos.

Como mamá “culo inquieto” que soy, estoy apuntada a miles de blogs y paginas que me ayudan a elegir algunos de los planes que hago con los peques. SI vosotros también, sabréis que septiembre es el mes en llegan miles de mails con infinitas opciones que hacer con o sin ellos. Temas como “parques imprescindibles que visitar en Otoño”, “restaurantes donde ir con niños en otoño”, “ciudades que visitar en otoño”, “excursiones que hacer en otoño”…  vamos, algo parecido a lo que ocurre en los kioscos con las mil y una colecciones que cuelgan en sus paredes y con las peques se encaprichan y tenemos que pelear con ellos para no caer.

Confesión de mama: Ojo que yo sucumbí a una de traje de modistos famosos para Nancy y ahí seguimos un año después. Jajajaja.

Bueno, a lo que vamos, que a una no le gusta reconocer sus debilidades, jajajaja. En algunos de esos mails titulados “excusiones con niños imprescindibles en otoño” encontré una que me llamó la atención, “Casas con vida”.

Me puse a investigar y descubrí que era la iniciativa de un pueblo de la sierra para rehabilitar sus zonas degradadas. Buscaban recuperar de una manera original las casas abandonas que habían ido quedando vacías, de las que  solo quedaban sus fachadas y a través de la puntura, conseguir enseñar a la gente como se vivía allí antes.

Buscando un poco más descubrí que fue en el 2014  cuando al ayuntamiento, buscando un aumento del turismo, se le ocurrió esta forma tan original de dar vida al pueblo, pintando a modo de grafiti las fachadas y las ventanas de esas casas y convocaron un concurso para que los artistas que quisieran presentasen sus proyectos.

La ganadora entre los 15 aspirantes fue Elena Parlange, una licenciada en bellas artes, diseñadora grafica desde hace más de 20 años y una apasionada de su trabajo.

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(foto: http://www.casasconvida.com)

Durante más de un año, Elena pintó más de 86 cuadros que recubren puertas y ventanas con imágenes de la historia pasada, llenando al paisaje del pueblo con mil colores que consiguen dar más vida si cabe a este pueblo de la sierra Madrileña.

Cada palabra que leía sobre el tema me animaba cada vez más a llevar a los peques a conocer un sitio así, pero fue cuando descubrí dónde era lo que me hizo decidir del todo. Las “casas con vida” están en Fresnedillas de la Oliva pensé… “ya está, con esta excursión mato dos pájaros de un tiro. Tacho de mi lista de pendientes el “Museo Lunar” y conocemos este museo al aire libre tan original”

El domingo pasado salió un sol radiante y la temperatura no era excesivamente caliente por lo que era el día perfecto para reanudar nuestra temporada 2017-2018 de excusiones con mamá”.

Mientras íbamos en el coche iba contándoles a los enanos que era lo que íbamos a visitar….

Que el pueblo que íbamos a visitar estaba a unos 50 km de la capital y que aunque es poco conocido está lleno del encanto de un pueblo de rural.

A medida que nos íbamos acercando al destino empezamos a divisar unas gigantes antenas que levantaron la curiosidad de los enanos… “mamá, ¿Qué son esas antenas?“ Y fue el momento perfecto para contarles que en ese sitio, hace muchos años, se habló con los primeros astronautas que llegaron a la Luna en el Apolo 11 y que en unos minutos íbamos a conocer un museo donde cuentan toda la historia.

En esta entrada no me voy a entretener en el Museo, ya lo hizo mi compi perfectamente en su entrada (que podéis leer si pincháis aquí) pero si os voy a escribir algunas pinceladas sobre la historia de este pueblo y el por qué de una estación de la NASA aquí, en España, sobre todo porque es una pena que tanta historia vivida en nuestro país no se conozca y no se ayude a promover por los organismos oficiales, el museo y su colección está compuesto íntegramente de las piezas que ha ido guardando los protagonistas a lo largo de su vida y algún coleccionista que donó sus piezas al museo.

En los años 60, EEUU estaba obsesionado con dejar a tras a los rusos en la, estos últimos habían conseguido llevar un hombre y a Laika (la famosa perra de la canción de Mecano) al espacio. Por eso, el presidente Kennedy decidió destinar 40 millones de dólares a llevar a un hombre hasta la luna y traerlo sano y salvo.

Los NASA se puso manos a la obra y lo primero que tuvieron que hacer fue construir una red de seguimiento y comunicación por todo el mundo que permitieran mantener el contacto constante con las misiones que fueran a viajar hasta el famoso satélite de la tierra. Y junto a la española de Fresnedillas se construyeron dos más, una en california y otra en Australia, así se tenían los 360 grados de la esfera terrestre conectada a pesar de las rotaciones de la tierra y la luna.

La estación se terminó de construir en 1964 y fue testigo de situaciones y frases tan famosas como….

Misión Apolo 10: Desde España se vivió en primera persona cuando  por primera vez se consiguió acercar la nave a 16 km de la luna. Los astronautas quisieron bajar diciendo por radio: “Ya que estamos aquí, bajamos. Pero la NASA que ya lo había previsto les comunicó que no había combustible suficiente afirmando: «si bajáis no volvéis».

Misión Apolo 11: Desde España se avisó que tras varios minutos buscando un sitio para aterrizar, tan solo les quedaban 30 segundos entonces Amstrong  quitó el piloto automático y busco un sitio para alunizar. Lo consiguió en 12.

La pena fue que como tuvieron que descansar después de la tensión del viaje, en el histórico momento  que todos conocemos en el que se pronuncio «un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad», Fresnedillas no fue uno de los puntos de conexión ya que en ese momento la luna estaba en la otra parte de la tierra y no teníamos conexión.

Misión Apolo 13: Desde España participo en un momento angustioso de la historia, cuando por culpa de una fuga de combustible los astronautas tuvieron que apagar todo y lo único que iban oyendo era  a los que estaban en  tierra. Fue ese momento que la película explica con bastante realismo de intentar volver a la tierra aprovechando la gravedad de la luna.  Con todos a salvo, Houston dio las gracias a los trabajadores de Fresnedillas y termino diciendo. ‘”MADRID, estáis liberados”.

Tras la visita obligada a este museo, que por cierto nos encantó y en el que los enanos aprendieron muchas cosas.

Nos fuimos a comer a la casa de comidas Amador, uno de los pocos restaurantes del pueblo pero en el que se come genial y a buen precio. (Tienen tres menús a precios diferentes, entre 22 y 29 euros, además del menú infantil)

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Consejo de mamá previsora: Si apostáis por este restaurante no olivéis llamar el día anterior para reservar, no es muy grande y siempre está lleno.

Ya estábamos listos para la segunda parte de la aventura….

Ojo que las pinturas no están solo por la calle principal, hay muchas escondidas que hay que descubrir, por lo para no perderos ni una es importante que os hagáis con un tríptico de la ruta.

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Podéis conseguirlo en la oficina de turismo que está en el propio museo lunar o imprimiéndolo en casa a través de este link.

http://media.wix.com/ugd/51a505_89e19ab9b29643c29c1140a31c782378.pdf

La ruta consta de 15 puntos de interés en los que se muestran el pasado de Fresnedillas con la gente que habitaron esas casas, sus oficios y animales que les acompañaron.

Con un par de planos en mano comenzamos…

1*La vaquilla.

Representación de la fiesta del pueblo (20 de Enero) y en la que el animal es el personaje principal. Un joven que porta sobre los hombros a la Vaquilla adornada con cintas de raso multicolor. También aparece el alcalde que junto el alguacil visten trajes con sombreros bien vistosos, acompañado  con un cetro de mando y una banda respectivamente.

No se nos pasó por alto una pareja de hombres con vestidos extravagantes que parecen ser el escribano y la hilandera; una mujer que creemos representa a todas aquellas que preparan la fiesta cosiendo los diferentes atuendos o los el tumulto de gente que representa al resto del pueblo.

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2*La matanza.

Donde se representa una costumbre muy popular, el sacrificio de un cerdo para aprovechar su carne haciendo embutidos para alimentar a la familia durante el año.

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A Jorge le gustó el cerdo y nos costó cinco minutos hacerle olvidar el tema de la muerte al cerdo.

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3*EL pajar.

Un homenaje a un par de burritas que hay en el pueblo, Letizia y Leonor.

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4*La barbería.

En este Cuadro en el que se ve a Isabel (hija del barbero) que se asoma mientras su madre prepara la comida  y su padre esta afeitando a un hombre, merece la pena pararse unos minutos a observar un par curiosidades….

Una cámara que nos hace fotos mientras observamos y un canario  que se ha escapado de su jaula perseguido por un gato.

5*La casa de la música.

Casa de tres fachadas dedicadas a la música.

Consejo de mama: OJO, dedicad un ratito a observar esta casa, podréis encontrar algún secreto en ella.

6*El café y el baile.

7*EL corralito de las aves.

Aquí se pueden ver dos pájaros que creo que me dijeron que eran “carboneros”, con cabeza negra y un amarillo muy chillón en su vientre.

Según la gente del pueblo nunca faltaba uno en los buzones de las casas de Fresnedillas.

8*La casa de los gatos.

Lugar donde se ha representado a un abuelo sentado en la puerta de su casa dando leche a un pequeño gatito.

Sé que es una pintura, pero os puedo asegurar que la imagen  genera una ternura infinita-.

9*La bodega.

​Este punto es el preferido de los peques, el perrito del bodeguero asoma por una puerta en la que en parte de debajo está escrita una frase que dice…. «¿Crees es las hadas? ¡Búscame!.

10*La casa del amor.

Esta casa está situada en una equina con un bonito bando al que le de sombra.

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11*La hospedería.

En esta casa encontramos a dos personajes de nuestra tele muy famosos.. Sancho Gracia (Curro Jiménez) y Alvaro de Luna (El algarrobo) se alojaron en esta Hospedería durante el rodaje de algunos capítulos de la famosa serie de televisión «Curro Jiménez» emitida entre 1976 y 1978 y por eso no podían faltar en este escenario urbano.

Como a los peques no les sonaban de nada estos dos personajes le contamos que Curro jimenez era un bandolero que existió en España,  que por culpa de algún lio con la justicia se vio obligado a abandonar su pueblo e huir al monte.

12*La casa de la lechuza.

13*La casa de la luna.

No podía faltar un homenaje al Museo lunar y a la luna.

En una de sus ventanas aparece escrita una frase que me encantó…. “Que no te digan que el cielo es el límite cuando hay huellas en la luna”.

14*La panadería.

Es donde estaba el antiguo horno de pan del pueblo, justo detrás del ayuntamiento y en frente la cuadra. Aquí vivía el panadero al que se representa junto a sus hijas que preparan la masa. Antiguo horno de pan.

15*La cuadra.

Ultima casa de la exposición. Un callejón entre dos casas ha sido el lugar donde la artista quiso pintar al caballo que nunca tuvo.

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Casi sin darnos cuenta habíamos acabado. “Mama, ¿ya hemos acabado?, ¿podemos volver a empezar? La verdad es que nos gustó tanto el ratito que estuvimos descubriendo sitios que se nos hizo corto.

Los niños se hicieron los amos del mapa y no sabéis cuanto disfrutaron indicándonos por donde teníamos que ir y buscando las contestaciones a cada una de las preguntas que hacen en tríptico.

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Aclaración de mami: En el mapa de las “casas con vida” hay 10 preguntar que contestar sobre algunos de los cuadros y un juego que consiste en encontrar alguna que otra hada escondida.

Confesión de mamá: Tengo que reconocer que un mapa en manos de un niño es bastante peligroso. Nos salimos de la senda alguna vez que otra, pero gracias a que la exposición está en un recorrido de 400 metros, encontrarnos, fue sencillo.

Fresnedillas de la Oliva, un pueblo de 1500 habitantes que ofrece a quien quiera visitarlo una mirada atrás en la historia. Un plan apto para gente desde los 3  años hasta los 100 en el que se podrán ver con todo lujo de detalles a una niña mirando a su abuela haciendo calceta, al panadero del pueblo, a una pareja de enamorados, al barbero, a diferentes animales, al bodeguero y hasta algún personaje famoso que otro.

Un plan perfecto para hacer en familia. ¿Qué más se puede pedir?

Comentario de mamá: No está aquí todos lo que hay, quiero que los que faltan los descubráis vosotros y así entenderéis todo el encanto que tiene esta visita, pero  y recordad.. . ¡Fijaos mucho en los pequeños detalles, podríais encontrar a la haidta de Fresnedillas donde menos os lo esperáis!

Bs

Pd. Si os ha gustado esta entrada, ¿la compartís para que llegue a mucha más gente? 😉

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Centro de Fauna José Peña

Post by María.

Hoy os voy a hablar del Centro de Fauna José Peña, situado en Navas del Rey.

Para llegar, saliendo de Madrid por M-501, salida Navas del Rey y en la rotonda, primera derecha. Facilito, no?… además hay un gran cartel justo antes de la rotonda que te lo indica, para torpes como yo.

Este centro inició su actividad a finales de los noventa, cuando la primera escuela taller comenzó con la recuperación de la zona conocida como “Las Canteras”, antiguo vertedero municipal. Empezaron recuperando un par de lagunillas que repoblaron con vegetación autóctona típica de humedales. Poco a poco, conjuntamente con escuelas taller de la Comunidad de Madrid, construyeron las infraestructuras para albergar a las más de 40 especies que hoy viven ahí.

Los animales que aquí han encontrado su hogar, son irrecuperables, es decir, animales que en libertad no se pueden valer por sí solos, necesitan cuidados. Algunos proceden de entidades como GREFA (grupo de rehabilitación de la fauna y flora autóctona y su hábitat) el CRAS (centro de recuperación de animales silvestres) o recogidos por agentes del SEPRONA (servicio de protección de la naturales de la Guardia Civil).

El sitio es similar al que ya visitamos ya hace un tiempo, “Cañada Real Open Center” en Peralejo (al lado de El Escorial)

Estuve buscando quien era José Peña, y lo correcto es decir quién es….. Este hombre ha dedicado su vida a la recuperación de la flora y fauna autóctona, residente en Navas del Rey, hoy en día jubilado (pero sigue pasándose por el centro), persona autodidacta que comenzó su labor en una escuela taller de Chapinería (el pueblo antes de llegar a Navas) llamada “El Palomar”, y que también colaboró en la escuela taller de este centro que antes era conocido como Centro de Fauna Navas, o incluso el Vivero de Animales (como llamaba a este lugar la gente del pueblo). Que en momentos bajos en los cuales faltaba personal y medios económicos, él seguía pasando por allí para alimentar a los animales. Así que, qué mejor nombre en homenaje a este buen señor, que además ha colaborado en programas de televisión dedicados al mundo salvaje.

Hoy en día, en centro consta de más de 8 hectáreas de terreno donde se da cabida a esas más de 40 especies de animales que os he comentado anteriormente. Con educadores que hacen de guías a grupos escolares y grupos de particulares. Aquí podemos aprender un poco más de todo el espacio natural que nos rodea.

En nuestro caso, llamé el día antes para reservar un taller, el de interacción con animales, que en teoría se debe hacer 48 horas antes, pero no hubo problema alguno.

Nuestra visita fue “autoguiada”, es decir, llegamos, adquirimos nuestras entradas con las cuales te dan un mapita de las instalaciones y a patear y descubrir. Eso si, si te encuentras con personal de las instalaciones y les haces preguntas, son super amables y te dan detalladas explicaciones, de hecho, supimos que uno de los lobos no se encontraba en su recinto porque al pobre le habían detectado un pequeño tumor que por supuesto necesitaba cura.

En la taquilla, adquirimos una bolsita de comida, ya que a algunos animales les podemos dar de comer; ellos ya te especifican qué animales y cómo darles de comer (si tirársela en el suelo o si se puede dar en la mano).

Alejandro fue el encargado del mapa, así pues, será nuestro guía y nos diría por dónde dirigirnos (tranquilos, es un recorrido circular siguiendo una senda…. Jeje,…., pero él se sentía superbien!).

Con lo que no contaban mis hijos, ni nosotros, era con encontrarnos con una surtida “banda” de gansos a poco de comenzar el recorrido; los cuales nos asaltaron en busca de comida…. Alejandro y Gabriela dieron rápidamente marcha atrás y me dejaron sola “ante el peligro”. Cierto es que era yo la que llevaba la bolsa de la comida, y se abalanzaron sobre mi…. Me sentí “mamá pato” total!!.

Después del “susto”, Alejandro se animó a darles de comer a mi lado; Gabriela prefirió mantener las distancias.

Enseguida encontramos la primera de las lagunillas, con un pequeño observatorio donde nos metimos, allí se pudieron ver patos sobretodo, que competían por la comida con peces. Estoy segura que descubriríamos más “cosas” si nos hubiésemos quedado un ratito observando, pero mis hijos no se caracterizan por la paciencia, imagino que como la mayoría de los niños. Tenían prisa por seguir con la visita.

Alejandro había visto un castillo en el mapa, yo le dije que era un palomar que allí había, pero él tenía razón: había un castillo, más bien los restos del Castillo de Navas del Rey, construido en el 1306 y conocido como  Castillete de los Moros, pero que la reina Isabel II ordenó volar, porque las ruinas de este castillete, servia de refugio a ladrones y maleantes… así que no queda mucho de el.

 

Enseguida vimos los hábitats de los lobos, ciervos, vamos, muflones, jabalí…

Después llegamos a la zona de animales de granja, donde las cabras eran las auténticas estrellas,  todos los niños estaban encantados con ellas…. Pero también estaban los cerdos, conejos y cobayas…

Ya estaba llegando la hora de inicio de nuestro taller (las 13:00 h), así que nos dirigimos hacia la carpa donde se desarrollaría, y una vez reunidos todos los participantes, iniciamos la actividad dando de comer a conejillos y cobayas, todas ellas muy simpáticas. A los niños les habían dado diferentes alimentos: pimientos, fruta, lechuga,… y ellas se dirigían a las manos de los niños que tenían lo más apetitoso en ese momento para ellas…. Jaja…

 

Después, ya todos sentados en bancos corridos por los laterales de la carpa, nos presentaron a una mofeta. Os podéis imaginar que de las explicaciones que nos dieron sobre este animal, los niños se quedaron con aquello de “suben la cola y se tiran un pedete de olor espantoso”…

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A la mofeta no la tocamos, por lo que pudiese pasar, aunque la monitora que nos acompañaba, nos dijo que nunca llegó a oler uno de sus pedetes, por suerte!.

El siguiente en presentarse fue un erizo, a los niños les sorprendió el tacto áspero de la púas. Pensaban que se pincharían con ellas, pero les explicaron que eso pasa si se sienten amenazados o tienen miedo. Así que todos nosotros fuimos muy cuidadosos con él.

La siguiente en hacer acto de presencia fue una atlética hurona, la cual nos demostró su agilidad. Las monitoras nos pidieron que, sentados, levantásemos los brazos y con mucha rapidez pasó sobre nuestras piernas cual rayo…. Perseguía la comida que llevaba en la mano su cuidadora!… les encantó a los niños.

Ahora les toca a los reptiles, empezamos conociendo a una salamanquesa “bebé”, la cual no tocamos porque estaba mudando la piel. Después le llegó el turno al gecco, que por cierto, todos deberíamos tener uno en nuestra habitación para librarnos de insectos no deseables… jaja…

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Como no, una pitón, la cual su tacto también sorprendió por su suavidad.

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A las aves, las representó un cernícalo el cual lo hicieron volar de un lado a otro de la carpa, y una lechuza que, puesto un guante especial los niños, se posaba en los brazos de los peques.

También vimos como se alimentaba la lechuza, a la que ofrecieron un ratón muerto y engulló por completo. Nos explicaron que más tarde expulsaría una bola de pelo, y que si abríamos esa “bola” encontraríamos el esqueleto completo del animalillo. De hecho, nos mostraron varias que habían recogido de sus hábitats. Teníais que ver los ojipláticos niños (y algún que otro mayor)

Así se dio por finalizado el taller. La verdad es que estuvo genial y vale la pena.

Hora de comer!….

Podéis llevaros el picnic (lo que queráis, menos la bebida que se compra dentro del centro) ya que tienen una zona habilitada para ello. Si no lo lleváis, podéis encargarlo allí (decirlo cuando reservéis) y ellos os proporcionaran uno. Nosotros nos llevamos en nuestro.

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Por supuesto hay baños, y también decir que no hay ningún problema en llevar a los más peques en su cochecito, totalmente transitable.

Cuando acabamos de comer, visitamos la parte dedicada a las aves, vimos búhos, lechuzas, águilas, cernícalos, periquitos, cotorras…. Y buitres, a los cuales vimos como eran alimentados.

Los peques quedaron embobados con los ratones, … si, si… ratoncillos que a través de un cristal, veían como recorrían su madriguera; quedaron hipnotizados por ellos.

En un momento dado, una persona del centro, pidió niños voluntarios para dar de comer a las gallinas dentro del gallinero, y por supuesto, se apuntaron todos los que en aquel momento estaban en la zona. Allí se atrevieron a darles de comer en la mano, eso sí, a las que consideraron más pequeñas, en cuanto se les acercaba alguna gallina de más envergadura o gallo,… se iban en dirección contraria, o lanzando al suelo el pienso…. Ja, ja, ja….

Sitio 100% recomendable para visitar con vuestros hijos, se llevarán una buena experiencia y saldrán de allí sabiendo un montón de cosas nuevas sobre la vida de los animales.

Encontraréis toda la info en su web: http://www.naturanavas.com , precios, horarios y todas aquellas actividades que vayan desarrollando. Por ejemplo, este mes el día  24 “Cetreros por un día” y el 29 “Berrea en familia”…. No les perdáis ojo!

Si os apetece podéis ver nuestra entrada donde os contábamos nuestra visita a «Cañada Real Open Center»

Una escalera en el agua.

Ramón, mi profesor de tenis llevaba tiempo  diciéndome que a mí, que me gusta salir de Madrid y conocer cosas bonitas, no podía perder la oportunidad de conocer uno de los pueblos más escondidos de la provincia de Guadalajara  y a la vez, uno de los más bonitos de España. Así que aprovechando uno de esos fines de semana de Diciembre  en el que un sol radiante invitaba a estar fuera de casa no lo dudados y nos fuimos a la aventura.

Salimos prontito por la mañana, nuestro destino está a unos 130 kilómetros de Madrid y algunos de ellos pasan por carreteras comarcales, así que aquí va el primer consejo de mamá precavida: Tomaos el viaje con calma, no hay prisa y el paisaje bien merece la pena disfrutar.

Pero este primer consejo se tiene que completar con el segundo: El pueblito al que vamos es uno de los más visitados en la zona, sobre todo en primavera, así que no os retraséis en salir ya que en el pueblo está prohibido pasar en coche (algo que se agradece) y aunque habilitan un parking gratuito durante los fines de semana, se llena rápido.

Sobre las 11.30 y después de alguna curva que otra comenzamos a ver nuestro destino al fondo del paisaje. Un cartel que ponía  “Valverde de los Arroyos, uno de los pueblos más bonitos de España” nos recibió en la entrada y la verdad, es que solo habiendo echado un vistazo general ya nos dijimos que no se equivocaba.

Este pequeño municipio que apenas llega a los 100 habitantes censados, se encuentra en las faldas del Pico Ocejón en la sierra de Ayllón y a medida que te vas acercando sientes como, a pesar de no estar lejos de Guadalajara o incluso de Madrid, es un pueblo que gracias a su situación entre montañas parece en cierta manera oculto al resto, algo que creo le ayudado a mantener su identidad y esencia a lo largo de los años.

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(Foto: Wikipedia)

Valverde de los Arroyos al igual que Patones, (del que ya os hablamos aquí)  pertenece a esos pueblos denominados de “Arquitectura negra” que se caracterizan sobre todo por  la pizarra usada en sus construcciones.

casas con habitaciones pequeñas, grandes chimeneas y  paredes gruesas  cubiertas de ese material de color negruzco  surgen por la necesidad de los habitantes de estos pueblos para protegerse del clima tan extremo que tienen durante los inviernos.

Curiosidad de mamá: ¿Sabíais que este tipo de pueblos que se encuentran en la sierra de Guadalajara están en proceso de declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO?

Una vez aparcado el coche nos pusimos a caminar y a escasos metros ya nos topamos con la Plaza mayor del pueblo, plaza muy cuidada con una gran fuente en el centro que me recordó a los típicos pueblitos de montaña suizos.

Valverde es un pueblo chiquito que no se tarda en recorrer.  Rodeado de naturaleza,  envuelto en silencio que solo se rompe con el sonido de algún pájaro o ráfaga de viento, con sus chimeneas humeantes para calentarse del frio y dentro de un escenario de pequeñas casitas de de piedra y madera que  ayudan a que los peques se vean paseando dentro de un cuento de hadas, por ejemplo y como me dijo Lucia, por las calles de “la bella y la Bestia” 🙂

Pero no se puede venir a Valverde de los Arroyos y quedarse en el mero turismo «urbanita». Todo el que venga hasta aquí tiene la obligación de conocer la parte  “natural” de la zona y que mejor manera de hacerlo que con   una pequeña excursión hasta la  Cascada o chorrera  de Despeñalagua.

¡No os asustéis! ya sabéis que yo no soy mucho de campo y  puedo asegurar que la experiencia  me encantó y los enanos se divirtieron de lo lindo.

Fijaos si la ruta es sencillita que  casi todo el mundo que viene a descubrir Valverde aprovecha la ocasión y la hace, de aquí que haya ciertas épocas del año que la ruta puede estar bastante concurrida o incluso parecer la Gran vía en época navideña jajajaja.

Por eso y antes de empezar con nuestra experiencia con la aventura os doy  mi primer consejo de mamá aventurera: Esta ruta no es apta para gente claustrofóbica o que no le guste la multitud.

Si,  la mejor época para ir es primavera que es cuando mayor caudal de agua cae, pero no busquéis el fin de semana idóneo con un solazo tremendo y unas temperaturas ideales, esa idea la tendrán  muchos más y aunque el  inicio del camino es amplio, a media que se acerca a la cascada se va estrechando y si en algún punto queréis dar la vuelta… con  mucha gente será difícil hacerlo de manera sencilla.

Ojo que nosotros hemos ido en Diciembre y la vista era espectacular.

Segundo consejo de mamá aventurera: Hay que llevar calzado apropiado, incluso me atrevería a decir que llevéis uno de repuesto con un par de calcetines de más. , es fácil sí, pero no dejas de estar caminando en un paisaje rocoso con tramos al lado de arroyos y creo que a todos os pasará eso de que cuando un niño ve agua….. la toca, ¿no? jajajaja

¿Empezamos?

El inicio de la ruta no tiene perdida. Dejamos la fuente de la Plaza Mayor a nuestras espaldas y subimos el camino que llevaba a los campos de futbol. Aquí nos encontramos un cartel que nos indicaba las posibilidades de rutas que hay en esa zona y seguimos  hacia la chorrera.

Al principio el recorrido era prácticamente llano, los cuatro íbamos paseando y saludando a los que nos cruzábamos que ya venían de vuelta. Tras unos 15 minutos el sendero se va metiendo en caminos más rocosos, estrechos y con un poco más de pendiente.

En cierto punto nos encontramos una especie de bifurcación, pero tomando la cascada como guía, tiramos a la izquierda y empezamos a ser  conscientes de la grandiosidad de la Chorrera.

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Yo como siempre, antes de hacer cualquier cosa ya había explicado a los enanos y al padre de las criaturas que es lo que íbamos a ver, nos apetecía un montón pero no esperábamos  sorprendernos después de lo que habíamos visto en una de nuestras excursiones en Alemania (aquí), pero  cuando vimos al fondo del paisaje toda esa agua cayendo a esa altura se nos abrió la boca involuntariamente. Si se veía así a nuestra distancia, ¡como tenía que ser desde alli!

En fila india íbamos subiendo poco a poco por el caminito. Cruzamos riachuelillos, seguimos saludando, dejando pasar a aquellas personas que iban más rápidas que nosotros mientras nos contábamos historias o escuchábamos las de otros que nos ayudaban a conocer un poco más este tesoro Natural.

Confesión de mamá: Tengo que reconocer que la que escuchaba a los demás era sobre todo yo pues desde muy pequeñita tengo fama de cotilla…. Mi madre siempre cuenta la vergüenza que pasó un día en una terraza cuando la mandé callar muy enfadada ya que no oía a la mesa de al lado.  Cosas de niños  pensareis, esto no de vergüenza, pero la cosa cambia cuando termina el relato diciendo que ella no fue la única que escuchó mi reprimenda, fue ella y el resto de mesas de la terraza (incluida la que me interesaba a mi 😉  ) .

Esta habilidad fue creciendo con los años hasta conseguir atender dos conversaciones a la vez, además de mantener una yo coherentemente. ¿Cotilla? no lo sé, quizás un poco.  No lo hago a todas horas, solo en momentos puntuales y sobre todo cuando tengo que estar atenta con lo que me pueden liar los enanos mientras creen que estoy a otra cosa jajaja, además  como se aprovechan los demás cuando me preguntan (que también son cotillas sin admitirlo) y lo que se aprende escuchando….

En fin, a lo que vamos…. De todas estas historias me quedé con una en especial,  no sé si será verdad pero me cayó tan bien el personaje de la historia y el narrador parecía experto en la materia así que os la voy a contar.

Contó el experto a su grupo  que este camino no tiene un origen natural sino que fue una idea de un tal Agapito, un habitante de Valverde que a finales del siglo XIX empezó sin ayuda de nadie, con su pico y su pala, a cavar para llevar el agua a las huertas de pueblo. Eso sí, cuando la gente vio que la cosa funcionaba y que no quedaba casi nada para terminar decidieron participar.  Os podéis imaginar que supuso eso para el pueblo, ¿verdad?

“Claro, cuando ya no quedaba nada (me dijo Lucia cuando se lo conté) que cara tenían en esa época”.

Inciso de mamá: ¿veis como escuchando se aprende mucho? 🙂

Tras aproximadamente 35 minutos llegamos al destino. Justo a los pies de un gran nogal se encuentra la cascada a la que nos podemos acercar junto hasta sus pies por un pequeño senderito. Las cabezas de los niños miraban al cielo viendo con que fuerza caía el agua a escasos metros de ellos. La página oficial del pueblo indicaba que la caída vertical del agua es de unos 80 metros aunque a nosotros,  desde ahí abajo, nos perecieron  muchos más.

Estuvimos  un buen rato allí… era un gusto ver correr el agua y escuchar el rumor de la cascada. El sitio es precioso, respiras una tranquilidad que incluso llega a ser un poco abrumadora si estas acostumbrada, como yo, al ruido de la ciudad.  El agua es totalmente cristalina y te permite ver lo que hay en el fondo.

Además, si el nivel del agua os lo permite os podréis acercar a la cascada a sacaros una foto, incluso podréis cruzar al otro lado, pero cuidado, nunca lo hagáis por las piedras que estén mojadas, resbalan mucho.

Comentario de mamá: Nosotros optamos por comer en uno de los restaurantes del pueblo, pero justo debajo de la cascada hay varias zonas donde se puede descansar e incluso hacer un picnic si os lleváis la comida.

Pero todo lo bueno llega a su fin y nuestro amigo el hambre ya llamaba a la puerta de los enanos, un hecho que no nos permitió demorar la vuelta ni un minuto más.  Como ya sabíamos a dónde íbamos el regreso fue más divertido, saludamos  a los que iban subiendo o ayudamos a los que iban un poco perdidos.  Teníais que ver a los enanos dando indicaciones como verdades boyscouts. 🙂

Si tengo que poner un punto negativo a nuestra experiencia diría que al ser Valverde de los arroyos un pueblo pequeñito tiene poca oferta de restaurantes y  si a eso le súmanos que fuimos un fin de semana en el que había un encuentro familiar con más de 50 personas y que se nos olvidó reservar…….. Pues eso, que acabamos picoteando algo rápido  en uno de los bares.

Así que… OJO, consejo súper importante de mamá escarmentada: Si decidís venir a Valverde de los Arroyos sin idea de hacer un picnic.. RESERVAD el día anterior. 😉

A pesar de eso, tenemos que decir que nuestra excursión fue  todo un éxito. Nos encantó el pueblo, nos encantó el paseo, la cascada y lo más importante…. pasamos un día  fantástico en familia.

Ya nos enamoró Patones en su día y con Valverde de los Arroyos  hemos comprobado una vez más  que la fama que tienen estos rincones de la arquitectura negra es de sobra merecida, así que seguiremos descubriéndola. ¿Nos acompañáis?

Bs

Bodegueros por un día

Pues sí, ya estamos en otoño y como ya os adelantamos en la entrada de la semana pasada es la época de vendimia, la guinda al esfuerzo y al trabajo de todo un año.  Cuando viajas en esta época por zonas de vino se puede ver desde la carretera enormes extensiones de tierra que con sus colores nos muestran s que sus frutos ya están preparados para ser recogidos.

Hace unos años ni me lo había planteado, la idea de conocer una bodega siempre había rondado en nuestros planes de ocio, pero era de esos planes que nunca encontrábamos el momento, lo fuimos dejando y casi sin darnos cuenta llegaron los peques a nuestras vidas.  El plan seguía en nuestra cabeza, pero no nos parecía que fuese el mejor para hacer con niños, no por nada, sino porque probamente les aburriría. Y cuando “San internet” me ayudó a descubrir que algunas bodegas hacían jornadas en familia no lo dudé ni un segundo.

El año pasado visitamos la zona de Ribera del Duero y tanto nos gustó la experiencia en las bodegas del grupo Pesquera que a mí me entró el gusanillo de conocer un poquito más sobre esta manera de vida y las diferentes Denominaciones de Origen que tenemos en España.

Así que este año, decidí ampliar mi campo de búsqueda y el dedito en el mapa me llevó a la Rioja y así conocer de primera mano la Denominación de Origen Rioja, esa que no ha hecho famosos por todo el mundo.

De las opciones que vi, una bodega me llamó especialmente la atención, las “Bodegas Franco- Españolas”, que definían su actividad de la siguiente manera: Vendimia en Familia es una enoexperiencia diseñada para que disfrute toda la familia. En este día niños y mayores aprenden a vendimiar, recogen la uva que después convierten en mosto... ¡¡¡pisándola!!!  ¿divertido, ¿no?

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Me pareció una combinación perfecta…una de las bodegas más importantes de nuestro país nos daba la oportunidad de compartir con ellos uno de los momentos más importantes de su vida, vendimiar y encima en familia. Aprender y divertirse, mayores y pequeños… ¿Quién puede pedir más?

No lo dudé ni un momento, envié un mail preguntando si era posible reservar cuatro plazas para la jornada del 24 de septiembre y en el mismo día ya tenía la contestación.

Inciso de mama: Tengo que reconocer que Bodegas Franco-españolas está muy bien organizados, para poder visitar la bodega o asistir a una de sus jornadas, es imprescindible reservar antes, además, el pago se hace por adelantado y ellos mismos te envían el enlace para que puedas hacer el pago por PayPal o tarjeta de crédito. Así son capaces de atender a todos sus visitantes de una manera exquisita y encantadora por parte de sus trabajadores. 😉

La cita era a las 11.00, nos pidieron que llegáramos unos diez minutos antes y como la familia Naya es de esas que tiende a perderse en cualquier sitio nuevo al que vamos ya a las 10.30 estábamos en el coche metiendo la dirección en el GPS.

Inciso de mamá: Si, nos perdemos aun usando el GPS, somos como Bustamante que cuando va con su hermano a algún sitio en coche, visitamos a todos los primos y amigos que conocemos por la zona. jajajaja 

Nuestra primera sorpresa fue cuando descubrimos que las bodegas están en pleno Logroño. Nosotros no conocíamos la ciudad de antes y cuando Patricia nos dijo que la Bodega estaba justo al final del puente de hierro, pensamos que era un puente de hierro en medio del campo, ¡pero no!, el puente de hierro (tal y como descubrimos después) está en pleno centro de la ciudad.

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 Nuestra segunda sorpresa fue ves que no éramos los únicos “locos” a los que les gustaba este tipo de actividad, muchas familias estaban en el hall esperando a que la aventura comenzara.

A Las 11.00 en punto y con exacta puntualidad riojana apareció Soledad en el hall y con voz dulce dijo que nos iba a llamar uno a uno para chequear que estamos todos y poder comenzar con la mañana de vendimia.

Tras el recuento Soledad comenzó a hablar de manera pausada, muy agradable y empática, captando la atención de grandes y pequeños mientras nos contaba en cómo iba a desarrollarse la mañana. Íbamos a aprender de primera mano los secretos que un buen bodeguero tenía que saber a la hora de recolectar la uva, vendimiaríamos, pisaríamos la uva como se hacía antiguamente y recuperaríamos las fuerzas con un gran aperitivo bañado con sus vinos más conocidos junto con el mosto que habíamos pisado antes. Después, mientras los peques hacían una eno-actividad con las animadoras, los mayores tendrían la oportunidad de conocer un poco más de la bodega a través de sus instalaciones.

Que nervios…. ¡Que ganas teníamos de empezar!

Ya al aire libre nos llevaron frente a las viñas que al ratillo iban a ser nuestros conejillos de indias a la hora de vendimiar.  Soledad nos explicó un poco los diferentes tipos de uva que se permiten en la Denominación de Origen de Rioja.

Después y aunque los mayores podíamos tener alguna idea, Soledad dedicó un ratito para explicar a algún despistado y sobre todo a los más peques algunas cosas que todo buen bodeguero tiene que saber. Por ejemplo….

¿Qué es la vendimia?

No es otra cosa que cortar las uvas con un “corquete” o tijera, transportándolas en cestos hasta los comportones (vasija de madera de forma alargada, con más ancho en la boca que en el pie y que se usa para transportar las uvas) y de ahí al carro o camino. Cuando éste esté lleno se lleva hasta la bodega para su procesamiento.

Pero no todas las uvas sirven ¿Cómo podemos saber que una uva esta lista para su cosecha?

Hay que saber muy muy bien cuando una uva está lista o cuando no y para eso Soledad nos pidió que cogiéramos una uva verde y otra roja en la mano. ¿Qué mejor manera de aprender que en primera persona e instiu?

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Nos dijo que se podía saber si una uva esta lista por tres cosas.

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La piel.

No sé si os habéis fijado, pero siempre que se toca una uva se nota como una capa cerosa sobre ella, si ponemos un dedo sobre la uva y queda la marca del mismo indica que esta uva está lista.

Si el color de la uva blanca es verde suave, su piel transparente y dura, esa uva está lista.

Si el color de esa piel en la uva roja es negra y dura, esa uva está lista.

Las pepitas.

Si desnudáis a la uva y las pepitas marrones, esa uva está lista.

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El sabor.

Si cuando la probamos tiene un sabor denso y poco acido, esa uva está lista.

Dicho así parece sencillo, pero ni mucho menos, el proceso de saber cuándo una cosecha está lista es bastante complejo, largo y medido al milímetro. A partir del 25 de agosto se hace un muestreo de uvas y cada semana se mira como sube el azúcar y baja la acidez. Así y dependiendo de cómo ha sido el verano y septiembre la fecha de vendimia variará, por ejemplo, este año gracias a la sequía del verano, la vendimia se calcula que empiece hacia el puente del Pilar.

Inciso de mamá: Alguno tuvo que catar un par de veces para estar seguro de que la uva estaba lista… jajajaja

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Terminada la cata de uvas y cerciorarnos que estaban listas para recoger, alguna instrucción de como cortar los racimos (una mano debajo del racimo y lo corta) nos equipamos de cestos, de tijeras los peques y de corquetes los mayores…

 3,2,1… ¡comenzamos!

Alucinante, vaciamos los cestos tres veces de media cada familia, esto parecía el avituallamiento de Baco en una de sus fiestas. Jajajajaja.

Al terminar Soledad nos llevó a la zona del jardín donde cuatro grandes cubos repletos de las uvas recién recolectadas nos esperaban. Os podéis imaginar la cara de los más peques, ¿verdad?

Casi sin darme cuenta tenia a Lucia con el pantalón remangado hasta las rodillas y descalza, esperando en la cola para lavarse los pies antes de pisar la uva.

Confesión de mamá: Yo también me puse en la cola para pisar la uva jijiji. Era una novedad para mí y era una ocasión perfecta para hacer algo así sin que mis hijos me pregunten si estoy bien. 😉

Si tuviera que explicar la sensación que tuve al pisar toda esa uva no sabría cómo hacerlo. En un principio la sensación fue extraña, estas pisando algo donde no ves el fondo, y con lo “Antoñita la fantástica” que soy, podía esperar cualquier bicho o hasta alguna culebrilla arggg.. pero una vez acostumbrada la sensación pasa a ser agradable, relajante y fresquita. 🙂

Mirad como salías… ¿Quién tiene que ir a un balneario a hacerse un tratamiento de vino terapia, pudiendo pisar uvas en Logroño? 🙂

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Aunque éramos muchos la organización fue perfecta, no se tenía que esperar más de cinco minutos y pudimos repetir las veces que quisimos.

Mientras, Soledad iba sacando el mosto que probaríamos un poco más tarde.

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Fue súper divertido, los trabajadores de la bodega nos decían como hacerlo más cómodo (agarrándonos por los hombros y girando como las agujas del reloj) pero con nuestra diferencia de altura la cosa salió como se pudo y como las dos somos un pelín patos, gracias a que no liamos ninguna gorda. Nos reímos un montón, pero tengo que decir que a medida que va pasando el rato la cosa empieza a costar cada vez más, las piernas empiezan a pesar y el ritmo disminuye exponencialmente.

Casi sin darnos cuenta llegó el momento del aperitivo. Qué maravilla de mesas… embutido, tortillas de patatas, chuches, vino, refrescos… Si con eso no se recuperaban las fuerzas nada lo haría.

Los mayores catamos los diferentes vinos de la bodega, sé que no es muy oportuno decir que yo no soy de mucho vino, pero tengo que reconocer que en un par de ocasiones me sorprendí disfrutando de un par de copitas de tinto Rioja.

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Los enanos probaron los mostos que habíamos pisado y hubo que pararlos en varias ocasiones jajajaja.

Y Jorge se atrevió a menos a tocar las uvas pisadas ya que lo hacerlo él no tuvo demasiado éxito.

Tras repartir los diplomas que daban fe que los peques habían vendimiando y pisado la uva, las animadoras se los llevaron a la Enoguarderia.

Y los mayores aprovechamos para conocer un poco las bodegas por dentro.

Aunque había varios grupos visitándolas creo que nosotros tuvimos a la mejor quía que creo tiene la bodega (ojo, sin desmerecer al resto 🙂 que seguro que son fantásticas).  Soledad no es la típica guía aburrida de su trabajo, que suelta el texto desenado acabar, a lo mejor me equivoco, pero a Soledad se le nota que adora su trabajo y cuenta las cosas DISFRUTANDO.

La visita fue alucinante, aparte de lo que se ve tiene miles de metros bajo tierra distribuidos en entre pasillos interminables y cuevas excavadas donde esconden sus tesoros más preciados y de los que Soledad nos contó muchas cosas….

Que la bodega se fundó 1890 gracias al apogeo que tuvo la Rioja cuando los franceses vinieron a España huyendo de la filoxera, llevando a un francés de Burdeos, Frederick Anglade Saurat, a fundar las Bodegas Franco- Españolas por la fusión entre Francia y España.

Que 1901 es el año donde entran socios españoles a la bodega.

Que la bodega ha recibido muchas visitas ilustres como puedes ser el rey Alfonso XII o Hemingway.

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Que la bodega pasa a ser al 100% española en 1920 y que, tras pasar por varias manos, es en 1983 cuando es adquirida por la familia Equizabal que son sus propietarios actuales.

Cotilleo de mamá: Y aunque Soledad no nos lo contó, o al menos yo no lo oí. tengo que decirlo que Bodegas Franco- española cuenta entre sus premios el de “Best of Turismo enológico” 2013 por ofrecer las experiencias más creativas y originales en forma de actividades.

Como disfruté y cuanto aprendí durante la visita.

Aprendí que la primera uva que se recolecta es la blanca.

Aprendí que en vino tinto se deja la piel en contacto con el caldo durante 25 días para que coja ese color tan bonito.

Aprendí que las barricas son de roble americano o francés, que tienen una duración de 6 a 8 años dependiendo del vino que guarden dentro.

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Aprendí que cada cinco meses se cambia de barrica el vino y el enólogo decide si tiene que seguir envejeciendo o cambiar de barrica. A este proceso de le llama “trasegar”.

Aprendí que las barricas se limpian con agua ardiendo y acido sulfuros para evitar que el vino se pique y se convierta en vinagre. (de aquí viene lo de los sulfitos en el vino. ;))

Aprendí que las barricas van perdiendo propiedades con el tiempo, que duran una media de 6 a 8 años, después muchas de ellas se venden para hacer cosas como whisky.

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Aprendí que el dicho “Que no te la den con queso” viene del vino, pues dicen que cuando un vino era malillo, el comercial te lo daba acompañado de una ración de queso, que ayudaba a borrar el sabor del vino.

Aprendí que el corcho es bueno para los vinos de larga duración, les permite respirar de arriba abajo. Mientras que los cochos de silicona son buenos solo para aquellos vinos de consumo inmediato.

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En fin, qué más puedo decir… Que España es una tierra de vinos, un aspecto más de nuestra cultura que nuestros peques deberían conocer. Pero no solo el producto final, creo que es interesante que conozcan el trabajo tan duro que hay que hacer para llegar a ese líquido rojo que tanto le gusta a los mayores y la vendimia es una época perfecta para mostrárselo, ¿no os parece?

No puedo terminar este post sin agradecer a Bodegas Franco- Española esta actividad en familia y que no dejen de hacerla cada año. Nosotros seguro que volvemos, eso es lo que me pidió Lucia nada más salir de las bodegas.

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Soledad, mil gracias por tu pasión, por tu saber estar y por esa capacidad de “enseñar” de manera divertida a los peques y no tan peques. 😉

¡Y a vosotros familia! Que aun estáis a tiempo, este sábado repiten actividad. Animaos y escapaos el fin de semana a la tierra del vino por excelencia.

Os dejos aquí sus datos…

www.francoespañolas.com

C/ Cabo Noval, 2 26009 Logroño (La Rioja)

Teléfono: +34 941 25 13 00

Para más información y reservas «Vendimia en familia» visitas@francoespanolas.com

teléfono: 941 25 12 90

 

Bs

 

 

Un paseo entre las nubes

Queda apenas una semana para que el verano nos deje dando paso al otoño y aunque parece que lo está haciendo por la puerta grande, no olvidemos que el otoño sigue regalándonos esos días con buena temperatura, que, aunque no sean para ir a la playa o a la piscina, si son para hacer alguna escapada que otra.

En casa nos gustan mucho estos días de finales de septiembre e incluso de octubre para conocer algunos de esos sitios que hemos ido apuntando en mi agenda de pendientes. No creáis que solo yo apunta cosas en ella, todos han ido cogiendo la rutina de que, si en alguna ocasión vemos algún lugar o actividad chula en una revista, televisión o que simplemente alguien nos haya  comentado, enseguida avisamos a mamá para que lo apunte en la sección adecuada de la agenda. 🙂

¿No opináis que muchas personas salen fuera de España buscando sitios que los dejen fascinados sin ser conscientes de que los tienen mucho más cerca de lo que jamás podrían haber imaginado? Yo sí… España tiene muchos de esos sitios alucinantes que la gente busca a miles de kilómetros, la diferencia con ellos es que muchos de los nuestros están escondidos y hay que saber descubrirlos….

Hoy os quiero contar uno de esos sitios…. Sé que es de sobra conocido por estos lares que soy una enamorada de Cantabria, que siempre que puedo (no tantas como me gustaría) me escapo a la “tierruca” para pasear por sus pueblitos de calles empedradas y prados verdes. Pero el lugar que os voy a contar hoy es diferente a todos los demás…. Hoy vamos a dar un paseo por las nubes.

Tengo la enorme suerte de tener familia allí, sobre todo a mi prima Pilar, somos de la misma edad y hemos pasado muchos veranos juntas… Ahora que somos mayores nos vemos mucho menos, pero pase el tiempo que pase, cuando lo hacemos es como si no hubiera pasado apenas un segundo. En fin, todo este inicio nostálgico para contaros que con ella redescubrí hace un par de años, dos de los sitios más bonitos de Cantabria, Fuente Dé y  Potes.

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Comienzo con Potes,  un pueblito pequeñito de los que tanto me gustan… con suelos empedrados, callejuelas, puentes medievales y casonas con blasones.  Ella tiene parte de su familia allí, así que hizo de nuestra anfitriona. 😉

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Creo que Potes es uno de los pueblos más curiosos de Cantabria. Está en un llano entre montañas, justo a los pies de los Picos de Europa y en el centro de la comarca de Liébana, donde si no me equivoco se unen los ríos Quiviesa y Deva.

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Fuente: http://www.turismocantabria.es

Su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural desde 1983, está repartido entre las dos orillas del rio y unidos por diferentes puentes, entre los que se encuentran el de San Cayetano y el de la cárcel, de aquí a que se le conozca también como la villa de los puentes y creo que también el de las Torres (por la del infantado y la de Orejón de Lama).

Curiosidad de mamá: Al contrario de lo que muchos puedan pensar, Potes está bastante protegida de los vientos húmedos del norte al estar rodeada por montañas, por lo que su temperatura es un poco más suave y seca de la que muchos puedan imaginar.

No podemos pasar por Potes y no….

Conocer la Torre del infantado.

Construcción de tipo militar que fue testigo de muchas batallas crueles con el único objetivo de conseguir el control de la comarca. Perteneció a familias nobles como la del Marqués de Santillana. A lo largo de la historia ha pasado de ser desde casa de nobles, a cárcel o ayuntamiento de la villa, actualmente una sala de exposiciones.

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Fuente: http://www.turismocantabria.es

Si es época, probar un cocido liebanego, a base de garbanzos pequeños y tiernos, acompañados de cecina o carne, berza y relleno.

Beber orujo, de elaboración artesanal que es tan famoso que tiene hasta su propia fiesta durante el mes de octubre.

Inciso de mamá: Pilar, corrígeme si me equivoco jajaja..

Consejo de mamá: El camino a Potes es entre montañas, un paisaje precioso pero que se hace un poco largo por todas las curvas que tiene, así que si tus peques tienen tendencia a marearse, ¡id preparados!.

Como veis Potes es muy pequeñito así que el mismo día lo podéis  aprovechar para  conocer una de las siete maravillas naturales de España y mi segundo destino redescubierto, Fuente Dé. 🙂

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Después de comer, dar un paseo por la villa  y saludar a la familia decidimos ir hasta el teleférico de Fuente Dé donde se puede visitar la parte cántabra del Parque Nacional de los Picos de Europa. Yo no iba muy convencida.  recordaba que eso estaba muy, muy, muy alto y para una persona que sufre de vértigo agudo no es la mejor actividad, pero esto es una democracia y si de nueve personas, ocho quieren subir, la que queda poco tiene que decir. 🙂

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Cogimos el coche y en apenas 20 minutos estábamos allí. Yo rezaba para que hubiera mucha gente y me padre se echara para atrás (odia la multitud) pero desgraciadamente no fue el caso, así que tocó aparcar en el gran parking que tienen montado y nos dirigimos a las taquillas.

Curiosidad de mamá: ¡Fuente Dé No es un pueblo! Es solo la estación del teleférico pero que a pesar de ello tiene muchos de los servicios que ofrece un núcleo urbano. Un parking, un Parador Nacional, un hotel, algún restaurante que otro, bares, camping y hasta un albergue.

¿Nos ponemos un poquito en antecedentes?

Este teleférico es uno de los sitios más visitados de toda Cantabria. Lleva abierto unos cincuenta años, sube a 20 visitantes a la vez hasta una altura de 1823 metros y en tan solo cuatro minutos. (yo no he querido hacer el cálculo, pero según el conductor de la cabina que nos tocó,  se hace a una velocidad de aproximadamente 10 metros por segundo, dios… solo de pensarlo ahora se me ponen los pelos como escarpias jajajaja)

La idea de montar este enorme teleférico fue entre otros de un ingeniero llamado José Antonio Odrizola, cuya familia era de la comarca e ideó la manera de instalar un teleférico para viajeros en el mismo lugar donde había un cable que utilizaba la Real Compañía Asturiana de Minas para bajar mineral a las minas de Aliva.

Inciso de mamá: Tanto el teleférico como las instalaciones de arriba y abajo están totalmente adaptadas para sillas de ruedas.

Pagamos unos 16 euros por persona ida y vuelta (creo recordar que los niños tenían precios especiales), a mí me pareció un poco caro (que voy a decir yo que no iba a disfrutar nada el paseo :)) pero luego entendí que subir esa montaña andando costaría mucho más, así que nada, sin rechistar.

Después de esperar tres turnos y  superar un par de ataques de subo o no subo, llegó nuestro momento. Entramos en la cabina y al cerrarse las puertas comenzó a moverse. Yo había mirado desde abajo el recorrido que íbamos a hacer, al principio la subida no era muy pronunciada pero después la cosa se volvía más y más vertical. Los peques iban pegados al cristal admirando el paisaje, mientras yo tenía mi cara hundida en el hombro de Manu rezando para que eso no se soltara jajajaja.

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Fuente: Cantur.com

Por el rabillo del ojo comprobé como las cosas de fuera pasaban de pequeñas a diminutas y a medida que nos íbamos acercando a la cima, las paredes de la montaña se aproximaban cada vez más, pero gracias al cielo los cuatro minutos que dijo la encargada (30 para mi) pasaron y el recorrido vertical terminó.

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Fuente: Cantur.com

Yo me puse a buscar tierra firme, mientras que los valientes se dirigieron hacia un pequeño saliente metálico (con una rejilla para sentir toda la inmensidad del vacío a tus pies) para poder observar todo el valle desde esa altura.

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Fuente: Cantur.com

Inciso de mamá: Veréis que alguna foto no es mía.. quiero mucho  a este blog, pero  mi vértigo es más grande.

Dimos un paseo por la zona viendo como las nubes que nos habían acompañado esa tarde quedaban bajo  nuestros pies.

Mientras preparaba esta entrada he gastado mucho tiempo en intentar encontrar la manera de describir los paisajes que vimos, pero sin éxito 😦 , son tan diferentes a todo lo que os podéis imaginar,  que me voy a limitar a usar esa frase tan socorrida y usada en muchas de las guías de viaje que suelo comprar… “el paisaje era de una belleza indescriptible”. 🙂

Dicen los entendidos que la mejor hora para hacer esta subida  en teleférico es la primera de la mañana (porque las nubes suelen quedar debajo del cable) o la última de la tarde (porque las puestas de sol son un espectáculo). Nosotros estuvimos sobre las 19.00, era verano y el sol tardaba más en bajar, pero creo que no me equivoco si digo que, aún no siendo las horas perfectas, poco tenía que envidiar la imagen que nosotros pudimos disfrutar del paisaje.

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Nos encantó y aunque no hicimos ninguna de las rutas porque los peques aun no tenían edad nos lo pasamos en grande….  Hicimos mil fotos, saltamos, corrimos, vimos alguna cabra pastando. Toda una aventura para grandes y pequeños.

Me lo pasé tan bien con los enanos que casi se me olvidó que tenía que volver abajo de la misma manera que había subido, aunque tengo que reconocer que la vuelta fue más llevadera… no se si porque se me había pasado un poco el miedo, o por pensar que si caía bajando la caída podía ser menor. jajajaja.

El caso es que.. ¡Superé el reto!

 

Consejo de una mamá práctica. ¡No olvidéis llevar calzado cómodo!

¿Os animáis? Yo creo que ofrecer la posibilidad a nuestros peques de cruzar las nubes y pasear por encima de ellas es única e inolvidable. ¿No os parece?

Pues ala, si tenéis pensado en escaparos un fin de semana a Cantabria, apuntad esta opción a vuestro itinerario, a los niños les gustará y seguro que querrán repetir.

Bs

Un paseo por la Provenza española

Estos días de calor es difícil sacar a los peques de la piscina, pero yo, desde que me vetaron el sol y me recetaron que solo podía exponerme a él a partir de las 18.00 casi nunca bajo, soy de esas personas “raras” que solo me gusta meterme en el agua cuando estoy achicharrada después de estar como un lagarto bajo “Lorenzo” (sé que es malísimo 😦 , pero que os lo prohíban, ya veréis como se ansía eso)  y a esas horas del día es complicado tener ese nivel de calor, además que odio estar bajo un árbol mientras todos chapotean en la piscina y que cuando me acerco un segundo al bordillo oigo a “Pepito Grillo” (en mi caso es mi marido) decir eso de… “Marta, a la sombra” 😦

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Estas son mis vistas durante el verano. 😦

Con este percal os podéis imaginar que, aunque sea verano me gusta buscar planes alternativos para no pasarme el 80% del día metida en casa y cuando descubrí éste hace un par de años, me propuse que más tarde o más temprano conseguiría convencer a la familia.

No os voy a descubrir nada nuevo, en los últimos días muchos de los blogs parecidos al nuestro han avisado que junio es el mes de la recogida de la “lavanda” y que es una experiencia que merece conocer in-situ, algo que suscribo totalmente después de experimentarlo en primera persona.

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El sábado pasado, aprovechando que se nos habían caído los planes originales le propuse a Manu  hacer una excursión con los peques y pasar el día fuera de Madrid.

Su cara lo decía todo…

“¿A dónde vamos a ir con esta calorina?, ¿no se estará mejor en casa o en la piscina?.

“Venga Manu anímate, vamos por la mañana comemos por allí y a media tarde estamos en Madrid para un baño de última hora”.

Su cara iba mejorando por minutos 😉

“¿Cómo que vamos por la mañana, comemos por allí y volvemos por la tarde?, pero ¿Dónde está ese campo de lavanda?”

“¡Nada! A una horita de Madrid, no pretenderás que una cosa como ésta esté a las afueras de una ciudad, ¿no?, pero ¿no te gusta tanto pasear?, pues esta idea es una opción perfecta para quitarnos este color de flexo de oficina y nos dé un poco el aire.

Inciso de mama: Supongo que pasa en casi todos los trabajos, pero en mi sector el mes de Julio es uno de los peores del año, entre la liquidación del IVA, el impuesto de Sociedades y elaboración de las Cuentas anuales del ejercicio, mis 31 días de este mes los paso sentada delante de un ordenador viendo las horas pasar, agobiada porque un día más no llego a ver a los niños en su último baño de la jornada. 😦

Manu esto lo sabe y aunque es muy gruñón y protestón en un primer momento luego se le convence pronto, así que allí nos fuimos, eso sí, no sería él si durante el rato que duró el trayecto no soltase  algún comentario que otro buscando que yo saltara.  (pero esta vez no lo consiguió 😉 )

A unos 25 kilómetros de Guadalajara, poco más de una hora en coche desde Madrid, se encuentra un pueblito que a día de hoy soy incapaz de pronunciar correctamente, Brihuega, donde se encuentran estas extensiones de Lavanda cuyos colores y olor no tienen nada que envidiar a los de la famosa Provenza.

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Soy consciente de que se me puede tachar de una persona impulsiva,  que me apunto a un bombardeo en cualquier momento y es verdad, pero en este caso tengo que decir que he sido hasta paciente…  pues he sido capaz de esperar al pasado fin de semana y no cuando me surgió la idea porque había leído por ahí que la época ideal para conocer estos campos es a finales junio y  Julio, justo cuando la lavanda ha florecido y los campos se convierten en ese mantón morado que tanto se han visto por las redes sociales en estos días.

Llegamos a media mañana y fuimos directamente al centro de información turística de Brihuega, un pueblito alcarreño bañado por el rio Tajuña que merece la pena conocer cuando se pase por allí.

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Estaba claro que no éramos los únicos que habíamos tenido esta maravillosa idea, más de 20 minutos fue la espera para ser atendidos (tengo que decir que solo había una persona en el mostrador y que se la veía enamorada de su tierra, contó exactamente lo mismo a las 15 personas que tenía delante, con el mismo detallismo y con la misma sonrisa desde el primero hasta el último turista), pero salimos de allí con las indicaciones a los campos de Lavanda y sabiendo el por qué de tanta gente.

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Cotilleo de mamá: todos los años y durante el mes de julio este pueblo celebra el festival de la lavanda con visitas guiadas a los campos de Lavanda y actividades relacionadas con esta famosa flor. El final de fiesta es siempre durante el último fin de semana del mes y desde hace un par de años se organizan conciertos con la opción de un buffet cena al aire libre después del espectáculo.

Requisito: Compra la entrada en www.ticketea.com  e ir vestidos de blanco.

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(foto: http://www.festivaldelalavanda.com)

Después de estas fechas la lavanda se recolectará y empieza la cuenta atrás para el siguiente festival.

Pero nosotros a lo que vamos….

Las visitas organizadas solo son por la tarde, la luz es mejor y los “bichitos” están más relajados, así que nosotros decidimos ir por nuestra cuenta, animados por  la mujer de la oficina de turismo que nos dijo que aunque los campos eran privados, se dejaban visitar y aparcar en los caminos colindantes siempre y cuando se fuera respetuoso.

Hay dos puntos geográficos a los que se puede ir para conocer estos mantos morados…

El que está a la salida del pueblo dirección Cifuentes y tomando dirección a  Sacedón por la carretera CM-2005,  con unos colores más tenues.

Y a la zona donde fuimos nosotros siguiendo las indicaciones de la “experta” (los que más merecen la pena), viniendo de Guadalajara, dirección Villaviciosa, justo al lado de la salida a Brihuega.

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Consejo de mamá: venid con paciencia, puede que deis un par de vueltas, no es algo que se vea inmediatamente y podéis pensar que vais por mal camino. Nosotros rodeamos un par de veces Brihuega, llegando las dos veces al mismo punto de partida, pero al final terminamos llegando jajajaja.

Sé que muchos vais a pensar que exagero, pero viendo las indicaciones que te dan en la propia oficina… no me podéis negar que fácil no lo ponen. 🙂

Palabras textuales…..

«Carretera CM-2005 en dirección a Sigüenza. en el cruce, girar a la derecha hacia Villaviciosa de Tajuña _ hontanares. continuar todo recto 1.5km aproximadamente, hasta llegar a la indicación de Villaviciosa de Tajuña que queda  a la derecha, es la carretera GU-918. A 300 coger el camino que se desvía la izquierda y a unos 200 metros ya pueden ver el campo»

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El lugar es un espectáculo, ya cuando te estás acercando merece la pena abrir la ventana e ir oliendo el rastro de la lavanda. Teníais que ver la cara de los enanos cuando vieron todo ese paisaje…

“Mamá que bonito, tenías razón ¡todo es un mantón morado!”. (menos mal porque iban casi como el padre, preguntándose que hacíamos una tarde de verano en medio de la nada jajajaja)

Aparcamos en uno de los caminos que hay entre los campos y bajamos a explorar el terreno.

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No tardamos ni cinco segundos en corretear, oliendo una y otra flor, escuchando el zumbido de las abejas y como no, haciéndonos fotos con ese marco tan único.

Nos dio tiempo a todo, hasta para descubrir que Lucia es digna hija de su madre y que lo del campo a ella tampoco le va demasiado. Si no nos chafó 10 fotos con cosas como… ¡AHHHH tengo una abeja en mi oído!, ¡qué asco, un saltamontes!, ¡me quiero ir, las hormigas suben por mi pierna!

Y cuando nos percatamos de esta mezcla de ciempiés con… no sabría bien con qué, pudimos ratificar nuestra teoría de que nuestros hijos son como la noche y el día.

¡Lucia casi sin darnos cuenta estaba en la otra punta del campo y Jorge con los dedos a escasos milímetros del bicho para cogerlo y verlo más de cerca!

Pasamos un buen rato allí…

Paseando, oliendo y disfrutando y aunque como os dije la semana pasada no soy mucho de campo hubiese estado un buen rato más, si no hubiera sido porque  mi “pepito grillo” particular despertó y soltó por su boca esas frases que tanto me gustan….

“Marta protégete del sol”.

“Me encantaría Manu, pero estamos en medio del campo”.

“Tienes toda la razón, niños vámonos, a mamá no puede darle tanto el sol y a esta hora está muy fuerte”.

“sabes que lo hago por tu bien”.

En ese momento la gruñona fui yo, pero al igual que a él se me pasó rápido, se que lo hace por mi….

En fin, qué más puedo decir….  visitar un campo de lavanda es un plan ideal para que los niños vean de una manera diferente los cosas bonit que puede crear la naturaleza. Y sobre todo para pasar un rato diferente en familia DISFRUTANDO JUNTOS.

Si os ha gustado la idea, aun estáis a tiempo para ir este fin de semana y si queréis disfrutar del festival, solo tenéis que comprar la entrada en www.ticketea.com

¿Os animáis?

Bs

 

¿Damos un paseo por Wolfsklamm?

A los que hayáis leído mis entradas a lo largo de estos años (si digo años, porque, aunque parece que fue ayer, ya llevamos aquí unos tres añitos 🙂 , ¡Quién no los iba a decir Maria! Jajajaja.. bueno a lo que iba…) no os descubro nada si os digo que soy mujer de poco campo, pocas o casi ninguna entrada mía habréis leído con la temática campo, bosque o naturaleza ¿verdad?

Pues si señores, tengo que reconocerlo, no me gusta demasiado el campo… es superior a mí.  Soy de esas que voy con zapato cerrado por si piso un bicho; soy de esas que voy caminando levantando las rodillas hasta casi las orejas, pensando que así evito tocar demasiado los hierbajos; soy de esas que cuando le roza una hierbita con la que no contaba doy un respingo pensando que es una culebra y me va a picar jajajaja… señores nadie es perfecto y éste es uno de mis innumerables defectos.

Pero que no me guste el campo no quiere decir que  lo evite, cuando hay que ir voy y además me gusta que mis peques lo disfruten. 😉 así que, aunque os sorprenda alguna excusión de estas tengo guardada en mi diario y he decidido que hoy os voy a contar una que hicimos en nuestras vacaciones a Austria.

Hace un par de años los niños ya empezaban a tener la edad ideal para viajar fuera y decidimos organizar un viaje con la familia italiana, el año había sido un poco complicado y queríamos pasar tiempo juntos de una manera diferente.

El destino no fue fácil pues a mi padre no le gusta nada el turismo sol y playa así que los demás cedimos de alguna manera y le dejamos elegir… Alpes italianos, ¡mi madre! una cosa era que no hiciera mucho calor y otra que tuviéramos que ir con forro polar, pero en fin, todo sea por darle el gusto al abuelo.

El desplazamiento era complicado pues lo más fácil era llegar en avión hasta Roma o Múnich y luego pasar alguna hora que otra  en coche hasta llegar al destino, pero nosotros nos lo montamos bastante bien… Manu, los niños y yo decidimos volar hasta Múnich, conocer la ciudad y sus alrededores, cruzar en coche a Austria parándonos en Innsbruck y algún pueblito con encanto cercano y finalmente terminar en nuestro destino en medio de los Apeninos.

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Todo nuestro viaje se merece una entrada aparte, tanto la zona de Múnich como el Tirol es un destino perfecto para hacer turismo en familia, hay un montón de sitios que conocer y mil actividades para que los niños se diviertan, pero hoy os quiero hablar de una maravilla natural que si estáis por la zona no podéis dejar de visitar.

Nuestras ultimas horas en el Tirol las usamos para conocer un sitio de cuento, escondido entre las rocas y que si no lo conoces de antemano nunca lo imaginarias.

La noche que pasamos en Innsbruck, la que escribe, se puso a investigar si había algún sitio cerquita que mereciera la pena conocer antes de ponernos en marcha con el coche, no sabíamos cuando íbamos a volver por aquí y a mí eso me hacía pensar que teníamos que exprimir al máximo los minutos en cada zona que pisáramos. Ya sabéis ese dicho que “quien la busca la consigue” y yo soy un vivo ejemplo de esta frase…. Busqué y busqué hasta que me topé con algo que ya por su nombre me hizo frenar en seco para averiguar que era.

“Wolfsklamm” o lo que es lo mismo, “la garganta de lobo” estaba a tan solo 25 kilómetros de Innsbruck, una distancia perfecta para poder convencer a Manu sobre la idea, que añadida al  concepto de turismo natural y no solo de ladrillo e historia, la cosa estaba hecha. 😉

¿Y que es “la garganta del lobo”

“Wolfsklamm” es un lugar de gran belleza donde el agua es el protagonista principal. Una de las gorgas (garanta natural) más impresionantes de toda Austria y que debe su nombre a una leyenda que cuenta que estos simpáticos animales acostumbran a vivir en esta zona.

Con esta descripción quien se puede resistir a conocerla….

Tras un copioso desayuno, de esos que parecen que no hay un mañana, nos pusimos en marcha dirección a la población de Stans. Tuvimos que dar un par de vueltas, aunque estaba bien señalizado nuestro alemán no es que fuera pésimo, peor, pero al final llegamos… cuando creíamos que nos habíamos equivocado una vez más y estábamos saliendo del pueblo encontramos un parking “cuasi lleno” y algún que otro turista (más equipados que nosotros) merodeando por ahi, aspectos que junto con un cartel indicando con un dibujo árboles y rio, nos hicieron pensar que ya habíamos llegado…

Inciso de mamá: ¡Ojo! el parking es privado y poder aparcar allí (no creáis que es muy grande, creo recordar que tiene como 20 plazas como máximo) cuesta 3 euros que se pagan en la caseta de recepción de visitantes.

Tras pagar los 3€ del parking y los 3.5€ por persona para poder entrar nos pusimos en marcha por el camino.

Cotilleo de mamá: No sé si será cierto, pero se supone (por lo que nos contó la vigilante) que el dinero de la entrada se destinaba únicamente para preservar la garganta y tengo decir que si eso es cierto merece la pena pagar esos 3.5€, pues las vistas que se descubren en el tiempo que dura el paseo son verdaderamente alucinantes.

La primera parte del camino es un poco empinada pero los niños casi ni se percataron porque iban hablando emocionados y un poco pendientes por si veían a un lobo merodear. Casi sin darnos cuenta llegamos a los más de 300 escalones de madera que ascienden por la garganta excavada por el rio de la montaña y que nos dirigieron por un entramado de pasarelas, rocas, estrechos y puentes de madera desde las que se podían apreciar las impresionantes vistas de las caídas de agua en forma de cascada que la atravesaban.

Apunte histórico de mamá: Esta garganta no ha estado así de accesible toda la vida. Fue hacia 1901 cuando se construyeron e inauguraron las pasarelas para que la gente pudiera visitar esta belleza de la naturaleza. Pero las que están actualmente no son las originales y no por qué se hayan caído no os preocupéis, la causa fue una enorme inundación en 1950 que las destruyó por completo.

A medida que la cosa subía yo me ponía un poco más tensa, tengo un vértigo horrible y no podéis imaginar la altura que estaba tomando la marcha, pero viendo la cara de los enanos de alucine, la satisfacción superó al vértigo y aunque a medida que subía escalones yo me hacía más amiga de las paredes (iba pegada a ellas 😉 ), conseguí llegar hasta el final sin ninguna muestra de mi debilidad. 😉

Qué bonito…  en cuantos colores se puede convertir el agua en función de la altura y la luz que el sol proyecta en ella, que sonido emanaban cada una de las cascadas, cada una más fuerte que la anterior, un ruido que incluso a veces nos impedía escuchar al que teníamos al lado pero que a la vez nos producía un sentimiento de relajación y tranquilidad increíble.

El recorrido de subida fue más de una hora, pero a nosotros se nos hizo corto, el ascenso terminó, pero el camino no. un sendero nos llevó en paralelo al cauce del rio hasta la Reserva Natural de Karwendel, donde una orilla de piedras nos esperaba para descansar un rato, nosotros no lo sabíamos, pero en cuanto paramos un segundo nuestras piernas pidieron al unísono sentarnos.

Tras una pausa en la que aprovechamos a poner nuestro granito de arena a la decoración del lugar, (se ha convertido en tradición que cada senderista que llega a ese punto de la excursión, forme un montículo con algunas piedras como señal de que han estado allí), nos pusimos en camino de regreso.

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Aunque no entramos, nos acercamos al convento de St Georgenberg (San Jorge), lugar de oración donde su silencio y calma es capaz de hacerte desconectar del mundo exterior por un rato y que por lo que hemos leído después es uno de los lugares de peregrinación más antiguos del país.

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Aunque nadie lo prohíbe el camino de vuelta por el mismo sitio que habíamos subido era bastante complicado desde nuestro punto de vista, así que decidimos cruzar el rio por un puente natural y bajar por la ladera de la montaña. Un camino silencioso, en el que apenas te cruzabas con gente y  con detalles tan curiosos como el que en cada 500 metros de camino nos encontráramos con una de las estaciones del vía crucis.

«La garganta del lobo» tiene fama por ser uno de los barrancos más bonitos de los Alpes y puedo decir que no sé cómo serán el resto, pero esta es preciosa además de fácil para hacer toda la familia junta.

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Eso sí… con una serie de premisas.

*El camino es relativamente estrecho durante todo el recorrido, por lo que es recomendable ir con niños de a partir de 4- 5 años, sin carritos ni bebes.

*Hay que ir  bien equipados, ropa cómoda y zapato preparado cerrado.

*Hay que ir  con provisiones de comida y bebida, el camino el largo y los peques lo pueden necesitar.

*¡Recordad! No está abierta durante todo el año, tan solo de abril a noviembre.

 Cuando bajamos, nos metimos una comilona en un restaurante cercano, tanto ejercicio nos había dejado hambrientos.

Y de  camino al coche descubrimos que por aquí, pasaba el Camino de Santiago!

¡Y creo que esto es todo! No suelo hacer muchas excusiones de Naturaleza, pero las que hago merecen la pena, ¿verdad? 🙂

¿Os animáis?

Bs

 

Un pedacito de nuestra historia escondido…

Hace unos días toda España  celebraba el  1 de Mayo, (Día del trabajo) y los madrileños  (alguno más por el traslado de la fiesta de domingo al lunes) alargamos un día más el fin de semana porque celebrando el día de nuestra comunidad autónoma, el 2 de Mayo.

Estoy casi segura de que nuestros peques casi nunca se han preguntado el por qué un día es fiesta, si lo pensáis bien es casi mejor así, veo difícil el poder explicar con claridad el por qué de que algunas veces solo sean ellos los que tienen día sin cole y en otras ocasiones somos todos los que disfrutamos un día descanso. Son niños y tampoco hay que liarles demasiado, pero creo que alguna ocasión especial si que hay que pararse y explicar el por qué de ciertas celebraciones y entre ellas está el 2 de Mayo, pues creo que es parte de su educación y tienen el derecho y la obligación de saber el origen y gracias a quien hemos llegado hasta aquí, en definitiva nuestra historia.

Lo sé, es muy complicado hacer entender ciertas cosas a los enanos  y en las que tengan que mantener la atención demasiado tiempo, pero siempre podemos encontrar algo que nos ayude…..  Cuadros  en museos, libros infantiles, series de televisión (de nuestra época porque de ahora no 😦 ), fotos familiares…

En el caso del 2 de Mayo, tenemos un par de opciones conocidas por todos como son las obras del maestro Goya ubicadas en el Museo del Prado o la representación de uno de esos cuadros, “Los fusilamientos del 3 de Mayo” en el Museo de Cera. Pero hay una más, el año pasado descubrimos un pedacito de nuestra historia desconocido para la mayoría de los madrileños.

Pero antes vamos a refrescar un  poco de historia que nunca viene mal…  🙂

El día 2 de Mayo todos los madrileños conmemoramos el levantamiento de los madrileños ante la ocupación de las tropas francesas. ¿Pero qué ocurrió para que los madrileños decidieran levantarse contra el ejército francés?

Nuestros “problemas” con los franceses ya empezaron en 1807 con la entrada en España de las tropas aliadas francesas tras la firma del tratado de Fontainebleau, la cosa no iba muy bien y se produjo el famoso “Motín en Aranjuez” el 17 de Marzo de 1808 (pincha aquí si queréis ver nuestra entrada sobre él) que causó la ocupación de Madrid por el General Murat el día 23 del mismo mes.

El mismo día 24 entran en Madrid Carlos IV (obligado a abdicar en nombre de su hijo) y su hijo Fernando VII a los que obligaron a subir a Bayona para reunirse con Napoleón y ceder el reino al hermano del emperador, Jose Bonaparte.

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(foto: http://www.gentiuno.com)

Mientras en Madrid la Junta de Gobierno creada en representación del nuevo rey Fernando VII quedó en manos de Murat, que solicito el día 27 de abril, (supuestamente en nombre del propio Carlos IV) el traslado de los dos hijos que quedaban aún en Madrid (Maria Luisa y Francisco de Paula) a Bayona. La junta se negó pero en la noche del 1 al 2 de Mayo tuvo que ceder por las instrucciones que llegaron del propio Fernando VII.

La noticia no tardó en conocerse y a primera hora de la mañana del 2 de Mayo la gente comenzó a concentrarse ante el Palacio Real y tras la famosa frase de Jose Blas Molina “¡Que nos lo llevan!” la gente asaltó el palacio. Murat dio órdenes a su ejército de disparar contra el pueblo dando pie una doble lucha, evitar la salida del infante y vengar a sus muertos, la lucha se extendió por todo Madrid.

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(foto: http://www.batallasdeguerra.com)

Este 2 de Mayo de 1808 fue una jornada muy sangrienta, aunque los militares españoles participaron activamente, el levantamiento fue sobre todo popular contra el invasor francés. De aquí nacieron personajes como Manuela Malasaña una bella bordadora que a día de hoy aun recordamos….

Curiosidad de mamá: Sobre esta heroína madrileña he descubierto dos cosas que no sabía… ¿vosotros?

1ª curiosidad: Manuela Malasaña era hija de un panadero francés llamado Jean Malesange y que al llegar a Madrid decidió españolizar su apellido pasándose a apellidar Malasaña.

2ª curiosidad: ¿sabíais que hay dos versiones sobre su muerte?

La primera dice que murió junto a su padre en el Parque de Artillería de Monteleón, pero la segunda afirma que estuvo encerrada cosiendo en el taller donde trabajaba hasta que acabaron los combates que fue cuando regresó a su casa sola, pero en el camino fue detenida por una patrulla francesa que encontraron unas tijeras al registrarla que consideraron como un instrumento peligroso  que provoco su ajusticiamiento.

Desgraciadamente ninguno de los detenidos por las tropas francesas tuvo la suerte de ser juzgado.  Pocas horas después de sus detenciones los fueron sacando de los distintos encierros, los llevaron a diversos puntos de las afueras de la ciudad (sitios por donde los madrileños pasamos día a día sin saberlo…. el Paseo del Prado, donde se encuentra el monumento del Campo de la Lealtad, cerca del Parque del retiro, el Arco de la Victoria en Moncloa) y los fusilaron.

En  uno de esos puntos de Madrid Murat quiso terminar la masacre con un número determinado de ejecutados y para ello eligió por sorteo a los últimos 43 que fueron trasladados a  la “Montaña del Príncipe Pio”  (donde ahora está el templo de Debod) conocido por ese nombre por haber sido propiedad del príncipe Pio de Saboya. Allí les obligó a cavar una fosa y les fusiló.

Curiosidad de mamá: Se dice que Goya se basó en este terrible hecho para pintar “los fusilamientos del 3 de Mayo”  tras haber sido aceptada su solicitud de autorización ante la censura en 1814 y del que escribió esto…..  “ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa”.

También se dice que fue testigo de excepción de estos  hechos desde su residencia  La Quinta del Sordo.

De la primera afirmación no puedo decir si es cierta o no, pero sobre la segunda tengo que decir, igual que me han dicho a mi (Jose Luis, siempre Jose Luis) que no es verdad… Su casa  estaba cerca del Paseo de Extremadura y le pillaba un poco lejos la zona del fusilamiento, además que la casa la  compró en 1817, justo nueve años después del acontecimiento. 🙂

Y aquí entra mi histórico descubrimiento, pues cerca del Paseo Rosales, en el parque del Oeste se encuentra el “Cementerio de los héroes del 2 de Mayo”, lugar donde están los restos de  los 43 fusilados por las tropas francesas ese trágico 3 de Mayo de 1808.

Un lugar muy poco conocido por los madrileños pues se puede visitar en contadas ocasiones, pero ideal para refrescar un poco nuestra historia.

Una mañana de sábado del mes de mayo del año pasado, Manu y yo decidimos dar un paseo por el parque del Oeste, la verdad es que lo han dejado precioso, con un montón de instalaciones para los peques y  mucho  verde por donde pasear y respirar un poco de aire puro.

Dimos una vuelta por el Templo de Debod y me pareció una excusa perfecta para cercarnos hasta allí. Hacia un día precioso, con sol pero sin mucho calor… esos días de Mayo que tanto me gustan… Bajamos por el camino que te lleva a la base del teleférico, pasamos la Escuela de Cerámica de Moncloa y justo al lado nos topamos con una pequeña puerta de forja que si no sabes a dónde vas te la pasas de largo ya que no hay ningún cartel que te indique lo que es, menos mal que nos encontramos a un pequeño grupo de turistas que nos dieron la pista de que habíamos llegado 😉

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Inciso de mamá: Si en algún primer momento se puede llegar a tener la duda si estamos en el sitio correcto, no hay problema, justo al cruzar la puerta, te cercioras que el sitio es el correcto pues te topas con una reproducción de azulejo y cerámica del famoso cuadro de Goya y enseguida ves la cruz de hierro sobre una columna de piedra que te indica hemos entrado en un lugar santo.

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Enseguida nos salió a recibir una persona encantadora, se presentó, “soy Jose Luis, responsable de este cementerio y si queréis puedo ser vuestro guía de este pequeño trozo de nuestra historia”. Como podéis imaginar no dudamos ni un segundo la oportunidad y nos pusimos en sus manos con las orejas bien abiertas.

Jose Luis  nos llevó hacia una lapida de mármol que es un placa conmemorativa del hecho histórico y comenzó la explicación poniéndonos un poco al día. (Tengo que reconocer que lo hizo con sumo cuidado y evitando los detalles escabrosos (son niños 😉 )   Nos contó que en un primer momento los 43 fusilados fueron dejados en el mismo sitio donde les habían matado, para eso habían cavado la fosa, pero un sacerdote llamado Julián Lopez Navarro los trasladó a la ermita de San Antonio y tras celebrar una misa por sus almas les dio sepultura en este cementerio que estaba cerca y casi sin usar pues se había construido hacia 1798 para los empleados de la Casa Real.

Aclaración  de Jose Luis: ¡Ojo! En esta placa indica que ese fue el lugar en el que fue excavada la fosa en la que se enterraron los cuerpos, pero esto no es cierto, por un error a la hora esculpir el texto  se pone que eso paso el mismo día 3 y por apuntes históricos se sabe que el traslado de los cadáveres no fue hasta el día 12.

Hacia 1851 se decidió clausurar el cementerio aunque conservarlo como monumento histórico en recuerdo del levantamiento contra los franceses del Dos de Mayo de 1808 e incluso se siguió sepultando cuerpos hasta el año 1874.

Hasta 1917 y por cesión de Isabel II, el cementerio estuvo a cargo de la Cofradía de la Buena Dicha ya que se sabía que al menos dos de los fusilados eran de esa cofradía. La cofradía desapareció pero uno de sus miembros lo era a la vez de la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos y ésta pasó a gestionarlo.

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Curiosidad de mamá: Uno de los presidentes de la Sociedad fue el General Espartero. Una lápida en la entrada de la cripta le recuerda.

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La historia de este cementerio ha tenido altos y bajos….

Ha sufrido mucho durante años pues era mantenido gracias a las cuotas de los miembros de la Sociedad sin ayuda alguna de organismos públicos y había veces que no se llegaba a todo.

Se tuvo que luchar con el Ayuntamiento pues quería cerrarlo y trasladar los restos al Monumento a los Héroes del 2 de Mayo.

Tuvo que cerrar sus puertas entre 1931 hasta que el día 2 de Mayo de 1981 y tras unas obras de restauración sufragadas por el ayuntamiento, Tierno Galván lo reabrió, aunque no tardó en cerrarse otra vez debido a diversos actos vandálicos.

En el 2008, año del bicentenario de 2 de Mayo fue de nuevo restaurado e inaugurado por Alberto Ruiz- Gallardón el día 24 de Abril.

El cementerio en sí es muy pequeñito, está rodeado por un muro de mampostería en aparejo toledano (esto me lo sopló Jose Luis jajaja), con una decoración muy sencilla y con un corto paseo arbolado adornado con flores y arbustos. Justo al final del mismo hay una capilla.

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Al entrar en la austera capilla al final del camino, Jose Luis nos contó que todos los años se celebra  una misa en honor y recuerdo de los héroes.

Siguiendo a nuestro guía bajamos unas estrechas escaleras que nos llevaron a la cripta, un espacio con un silencio sobrecogedor que te  por una estrecha escalera se llega a la cripta donde están las cenizas de los 43 fusilados.

Aquí se encuentran los dos cofres de plomo y cinc en donde se encuentran depositados los restos de los 43 fusilados junto con sus efectos personales. Encima de ellas está la lapida con sus nombres.

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Curiosidad de mamá, contada por Jose Luis: Todo el mundo recuerda la cifra de 43 fusilados, pero no todo el mundo sabe que inicialmente eran 44, pero Juan Suarez consiguió desatarse y salir corriendo a la primera descarga de balas. Malherido se fue a refugiar en la Ermita de la Virgen del puerto donde dicen la malas lenguas que no le prestaron ayuda y tuvo que seguir huyendo hasta la de San Antonio de la florida si le ayudaron a salvar la vida.

Curiosidad de mamá, contada por Jose Luis: se sabían que eran 43 fusilados pero hasta 2008 solo se conocían con seguridad el nombre de 19 de ellos, pero gracias al historiador Luis Miguel Aparisi se consiguieron reunir el resto gracias una lista elaborada en 1816 y a las reclamaciones que sus familiares hicieron para reclamar la una pensión.

Jose Luis nos contó que entre estos 43 hombres (no hay mujeres) había de todo… albañiles, canteros, carpinteros, cerrajeros, comerciantes, empleados de hacienda, escribanos, guarnicionero, jardinero, maestros de coches, palafreneros, plateros, sacerdotes, soldados,  y hasta un ayuda de cámara del propio rey Carlos IV. Siento no saber el número exacto de cada uno, pero mi mano no daba para más el  momento que me apuntaba la chuleta, para luego enterarme que había un panfleto en el propio cementerio con nombre incluidos jajaja.

Los enanos miraban alucinados la lapida,  les sorprendía esa cantidad de nombres en  un sitio tan pequeño… hasta que Lucia paró en seco y grito,… “¡mamá, hay un familiar nuestro aquí!”. Podéis imaginar mi cara cual era pero era relativamente cierto, entre la lista de nombres había un tal Manuel Rubio que según nos contó Jose Luis era uno de los albañiles que trabajaba en la restauración de la Iglesia de Santiago y que se enfrentó a un batallón de soldados polacos con ladrillos y piedras hasta que le capturaron. (lo que no supo decirnos si fue uno de los dos que murieron en el acto o que luego fue fusilado.. :))

Una manera diferente de conocer de dónde venimos… Una buena idea para que los niños aprendan que la historia está más cerca de lo que creemos, que no es algo que se cuenta en los libros o en una película, es algo que ha pasado de verdad con gente de carne y hueso.  Una buena idea para que los niños aprendan, qué es lo que se celebramos y  su por qué.

Un plan diferente para una mañana de fin de semana de Mayo  en la que además de aprender un poquito más,  podemos aprovechar para pasear por el Parque del Oeste, montarnos en el  teleférico o  visitar el Templo de Debod.

¿No os parece un plan súper completo?

Si os animáis os dejo aquí unos datos de interés: ya que solo permanece abierto al público ciertas fechas al año.

Cementerio de la florida

C/ Francisco Y Jacinto de Alcántara s/n (Parque del Oeste, junto a la Escuela de Cerámica de Madrid)

Abierto los sábados de los  meses de Mayo y Junio de 10:00 a 13:00 horas.

Para organizar una visita grupal, podéis escribir a la siguiente dirección.

cementerioflorida@hotmail.com

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Bs

P.d. No puedo despedirme sin dar las gracias a José Luis, que luego nos enteramos que era el presidente de la Sociedad filantrópica de Milicianos.. No pudimos tener un guía mejor! 🙂

Visita a «Granxa O Cancelo»

Post by María.

Como sabéis, Marta y yo nos encontramos en Semana Santa en Galicia, en esa maravillosa tierra meiga que hace ya muuuuuuchooooosssss años me vio nacer y a la que siempre vuelvo a la menor oportunidad que se me presenta.

La verdad, es que una buena amiga nos propuso una actividad para hacer con los niños: una visita a la “Granxa O Cancelo”, situada en Miño (Ferrol). Y allí nos juntamos con nuestras familias.

Esta amiga es María, del blog “Cosas de Niños en Ferrol Terra”…. que por cierto, os animo a que le echéis un vistazo, porque tiene una interminable agenda para nuestros peques si andamos por la zona.

https://cosasdeninosdeferrolterra.wordpress.com

(también en Facebook).

“Granxa O Cancelo”, nació de un proyecto para trabajar a favor del sector lácteo gallego. Producen leche aprovechando los recursos de esa tierra gallega, ofertando un producto diferente, local y diferenciado, donde se pretende conectar directamente a productores con consumidores, sin intermediarios. Se trabaja en forma de cooperativa, en régimen de alquiler de la explotación.

Esta granja utiliza técnicas de producción que les permiten optimizar resultados garantizando un uso responsable y sostenible de los recursos, el bienestar de sus vacas y las buenas condiciones de trabajo de sus empleados. También realizan tareas de formación técnica, en colaboración con otras empresas, centros de investigación y universidades, dando a conocer la importancia del sector lácteo en nuestro país.

La mayor parte de la cabaña, son vacas frisonas, vamos para que las identifiquéis, son las de color blanco y negro y caracterizan por su alta producción de leche, aunque también hay alguna roja sueca debido al aporte de proteínas que dan a la leche resultante, y que son fundamentales para dar un buen sabor a la leche fresca y a sus helados (sí!,…. aquí también tienen su propia elaboración de helados artesanos: “Bico de Xeado”).

Aquí las vacas tienen sus camas de arena (que hacen tres veces al día y renuevan dos veces por semana), su propio sistema de aire acondicionado para prevenirles el estrés por calor (se lo que estáis pensando, pero en Galicia además de llover, hay días verdaderamente calurosos… palabrita), se trata de un combinado de aspersión de agua con ventiladores; los chorros de agua se activan en función de la temperatura y humedad existente en cada zona del establo, y a continuación de activan los ventiladores para secar. También tienen dos cepillos en forma de rodillo con los cuales se les proporciona a estas vacas un buen cepillado y masaje. ¿Qué os parece?, que bien viven estas vacas!.

El ordeño se hace tres veces al día, a las 5:30 de la mañana, a la 13:00h del mediodía y a las 21:00h de la noche.

Los terneros recién nacidos permanecen en boxes individuales en el interior del establo hasta que se venden si son machos o hasta que son enviados a un centro de recría en el caso de las hembras, donde quedan hasta que son preñadas y regresan a la granja ya como vacas productoras (vacas lecheras).

El principal rasgo diferenciador de esta granja, es que comercializan directamente una parte de su producción a través de máquinas expendedoras y la elaboración de helados artesanos. Ambos tuvimos el gusto de probar con los niños durante la tarde que pasamos en la granja.

Todas estas cosas nos explicaron las chicas de “Parchís Centro de Ocio Infantil”, que fueron nuestras anfitrionas en la visita a la granja, y que amenizaron todas estas explicaciones que os estoy dando.

Como éramos muchos niños y papis, nos dividieron en dos grupos. Así que nuestra primera parte de la actividad consistió en elaborar unos batidos naturales de plátano y fresa. Previamente nos dieron a probar la estupenda y sabrosa leche fresca, y sí…. acabamos todos con unos lindos «bigotes blancos». Después ya añadieron la fruta.

Cierto es que los niños no participaron mucho en la elaboración de los batidos, solo tenían un par de licuadoras y los niños no tuvieron acceso a su realización, solo a su degustación. Y nuestros peques que están acostumbrados a “la acción” se aburrieron un poco. Sería interesante que hicieran el taller más participativo, más manipulativo…. si no, los niños pierden la atención y hacen cosas como estas…..

Después de los batidos comenzó la visita a las instalaciones de la granja, lo cual ya fue más interesante para pequeños y mayores. Aquí vimos todo lo que os he señalado anteriormente: los establos, sus camas, la sala de ordeño, los boxes de los terneritos…. esto último fue la visita estrella para los peques, que pudieron tocarlos, hablarles, hasta fueron rechupeteados (los niños por los terneros…. no al revés!!…. ja, ja, ja….)

Nos hicimos selfies de todo tipo!…..

Seguidamente, llegó la parte más rica de la visita!….. los mejores helados que he probado en toda mi vida…. la lástima es que solo os los podéis comer allí, en Ferrol, La Coruña, o en Santiago de Compostela. Son los helados “Bico de Xeado”. No sabría decir que sabor es el mejor…….. Solo se que repetimos, repetimos y…. repetimos…. Ah!, y luego repetimos en casa, porque María nos regaló sendos tuppers con helado a Marta y a mí. Graciñas María!!!!. Los niños llenaron de sabor su paladar, sus caritas de gusto lo decían todo… y yo creo haber visto algunos papás haciendo cola varias veces!….. ja,ja,ja….. Nacho!!

Os vais de veraneo a Galicia???,…. visitad, y sobretodo probad los productos de “Granxa O Cancelo”, degustad esos maravillosos helados…. Yo lo haré en agosto!!!.

María de Ferrol, desde aquí Marta y yo te agrademos el tiempo pasado juntas, y que por supuesto primero de muchos encuentros. Encantadas de haberte conocido en persona.

Carta a las vacas:

«Queridas amigas vacas:

Si, a veces los humanos, en este caso nuestras familias alocadas, somos así…. Espero hayáis disfrutado de nuestras poses a lo bruja, de las caras de asombro de nuestros hijos, de las conversaciones cara a cara que hemos mantenido, y que no se si habéis entendido, bueno, mi marido Nacho, Alex y Jorge…. ya visteis que hasta comprobaron la calidad de vuestra comida!…. pero fundamentalmente: gracias por vuestra «buena leche»…. porque «mala leche» solo  la tiene el ser humano.

Hasta la próxima!

María.»