Te invito al té de las cinco

Los que nos conocen de sobra es conocido que mi hija es una fanática de lo “ingles”, da igual  sobre que hablemos,  si está rico o no, si es horroroso o no… Si ella sabe que es ingles no dudará en decir que es fantástico.

Comentario de mamá: Vamos,  que no es nada objetiva, solo es una…  como la llamamos en casa, una “English fanatic”  y solo nos toca vivir con ello esperando a que pase rápido. 🙂

Ya sabéis que con la pubertad estas cosas pasan, unos se obsesionan con un grupo de música (que también), con un actor (no tanto) y otros sacan su amor “exagerado” a algo como una manera de vestir, un color o una filosofía.

Tengo que decir que nuestro caso particular  llegó  bastante antes del momento “pavo”, supongo que en parte gracias a que  una  parte de nuestra familia en un poco particular a la hora de nacionalidades  y porque su cole es británico y su día a día allí es inglés, pero como le decimos en casa…”Lucia, por mucho que sea inglés, el príncipe Carlos no es guapo, tienes que reconocerlo”.

En fin, lo llevamos como podemos.  🙂

Pero si mi hija es una “English fanatic” yo soy “Dulce fanática,   por lo que no me resisto a probar esos sitios nuevos que me llegan por las redes sociales que implican un sitio nuevo para desayunar o merendar y si encima las probabilidades que tiene de éxito son del al menos el  50% (25% por el género y 25% por lo de ingles)  no lo dudo un segundo, voy de cabeza el primer día que tenemos libre.

Sabía que con Manu y Jorge no iba a tener problema. Con Lucia en principio tampoco, pero con las hormonas revolucionadas como las tiene, la contestación podía ser “Lucia, he encontrado un sitio para merendar que se llama Living in London, ¿te parece que vayamos a merendar algún día?”. Os podéis imaginar la cara… 😉

Fuimos un sábado por la tarde, el día era uno de los últimos de Septiembre y en el que aún se podia ir sin paraguas por Madrid.  Estaba lleno pero tuvimos la suerte de que dejaban una mesa de cuatro en ese mismo momento.

Lo primero que pensé es que el nombre era todo un acierto. Cuando entras lo que ves es un salón de té de lo más british, convenciéndote de estar uno de esos locales de la capital inglesa y en vez de en  Madrid.

El espacio está dividido en dos zonas.

La tea room: con una decoración vitoriana maravillosa y acogedora, que no puede dejar  de sorprender al que entra con su vajilla de porcelana  retro y el olor de la bollería recién horneada.

 

La tienda: llena de estanterías con mermeladas, galletas, tés y demás productos ingleses; con platos y tazas de porcelana idénticas a las que usan en su salón de té, manteles, bandejas de melanina, bolsas como las que hay en Harrods, peluches, delantales y mil detalles más, ideales para regalar.

 

Confesión de mamá: No puedo decir otra cosa que la decoración es maravillosa, han conseguido convertir el espacio en un sitio muy acogedor y agradable, Sus sillones tapizados con exquisito gusto inglés, sus adornos y espejos colgados en  paredes empapeladas con unos originales papeles. Un sitio que llama a sentarte y pasar largas horas hablando mientras tomas un té.

No podíamos esperar más, no sabíamos que pedir, todo lo que veíamos a nuestro alrededor tenía una pinta estupenda. Las Tartas caseras que había…  de chocolate, zanahoria o red velvet nos estaban llamando todas al unisonó, tentándonos a pedir todas a la vez.  Pero hicimos un acto de constricción y esperamos a que nos dieran la carta.

 

La oferta es muy variada, pero a la vez sencilla, cafés, tés de todos los colores, infusiones, zumos de fruta, batidos, sándwiches ingleses, bollería caliente y tartas.

¡No sabíamos que elegir!

Los peques fueron los menos atrevidos, fueron a una opción muy segura, al sándwich mixto, pero los padres…. uy los padres, los padres dijeron que si estábamos en Londres tomaríamos el típico té inglés, así que nos pedimos un completo.

Dos tés, surtido de sándwiches ingleses, pastas y hasta dos scones. ¡Uno para cada uno!

Aclaración de mamá: ¡Mira que he lo había comido veces, pero nunca he sabido el nombre! El scone es un dulce inglés, entre un bollo y una galleta que se sirve con mermelada con una especie de mantequilla, que por lo que me dijeron se llama algo así como… “clotted cream”.

Estábamos expectantes a que llegara todo a la mesa y cuando lo hizo… ¡Madre mía!, que maravilla, cada detalle cuidado al máximo. Los platos y las tazas preciosas y cada uno con un diseño, de esos que se venden en tiendas como Laura Ashley que denotan su tono inglés, las teteras, dos grandes teteras plateadas igualitas seguro a las que usan los Windsor. Y que decir de la bandeja de tres pisos en los que venían los sándwiches, las pastas y los scones.

 

Ya solo podíamos comenzar con la “Ceremonia del Té de las cinco”. Como nos íbamos a poner. 😊

Y llegó la pregunta del millón de Jorge… “mamá, ¿Quién inventó la hora del Té?”.

Ay madre… Esta ansia de curiosidad no pude saciarlo en el momento al 100%, la historia me sonaba de haberla escuchado en alguna ocasión, pero tengo que reconocer que cuando llegué a casa la busqué para cerciorarme de que no me había colado.

La explicación que di fue a grandes rasgos similar a la real, pero como ya se me la verdadera, a vosotros os doy la buena, para que cuando os pregunten vuestros peques o surja en alguna conversación, quedéis como unos campeones. 😉

Hay pocas referencias sobre el origen del “Té de las cinco” pero la mayoría de los historiadores afirman que fue Ladi Anna María Stanhope (7ª Duquesa de Bedford) que una tarde cualquiera de 1840 y tras despertarse de una pequeña siesta tras el almuerzo, sintió una sensación de vacío en el estómago que no le gustó nada.

Aclaración de mamá: En esa época en Inglaterra era costumbre no comer nada desde la comida hasta la cena.

Como esa tarde tenia una visita en casa, decidió pedir al servicio que preparasen unas tazas de te con pastas y sándwiches. La idea le gustó tanto que decidió imponerla como costumbre en su día a día.

Una de las invitadas a ese “Tea party” era la mismísima reina Victoria y como la idea le gustó tanto o más que a la anfitriona, el “afternoon tea” se convirtió en costumbre generalizada en la aristocracia. burguesía y no tardando en llegar a la clase obrera, siendo hoy una de las costumbres más características de los británicos.

Madre mía, que merendola nos dimos, No dejamos ni las migas, estaba todo TAAAAAAN RICOOOOOOO.  Eso sí, creo que hoy aún no he bajado todas las calorías ingeridas por mucha sesión de boxeo que haya tenido desde entonces. Jajajaja.

Después de hacernos la foto con la reina…

Nos fuimos a casa, no sin antes apuntar en nuestra lista de “sitios a los que repetimos seguro” Living in London ya que además de ser un sitio, hoy por hoy, único en Madrid, se come de maravilla.

De hecho, ya volvimos.

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¿Os animáis?

Si te ha gustado, ¿nos compartes?

Bs

Datos que os pueden interesar.

Dirección: Calle Núñez de Balboa, 76

OJO. En todas las reseñas que aparecen en internet aparece la dirección de Santa Engracia, 4 pero esa creo que ya cerró.

Horario: de 9.30 a 22.00

OJO. Aunque en las R.S.S pone que el domingo cierre, desde hace un mes abre también los domingos.

Recomendación: No es un local demasiado grande y se llena rápido. No se puede reservar así que, si vais en hora punta, id con paciencia 😉

Sitio web: www.livinginlondonshop.es

Estamos de vuelta!

Que nerviosas estamos… mañana sale nuestra primera entrada desde hace algún tiempo!

Antes de nada queríamos pediros PERDÖN por este parón en el blog (no en R.S.S).  Ambas hemos pasado una época un poco caótica con tema de niños, trabajos, obras en casa y alguna piedrita que te pone la vida en el camino, circunstancias que no nos permitían estar al 100% con nuestro proyecto y como a nosotras nos gustan las cosas bien hechas, preferimos frenar un poco y esperar a que todo volviera más o menos a la normalidad para volver a retomarlo con las mismas ganas que antes.

Pero bueno, ya está, mañana comenzamos con nueva temporada, nuevas aventuras, nuevas actividades y nuevas opciones para disfrutar con nuestros hijos.

¿Nos acompañáis?

Bs

Marta y María

 

Alohomora a la magia

Lucia siempre ha sido una niña muy lectora. Le encanta leer y nunca uno solo. A esto ha salido a su padre, los dos son capaces de estar con tres o cuatro libros a la vez sin liarse en los argumentos.

Esa capacidad que tienen los dos la envidio tremendamente. No se vosotros, pero yo soy de esas que me dedico a un libro en exclusiva hasta que lo acabo. Si un libro me gusta, no soy  capaz de  dejarlo aparcado unos días para empezar otro y después, volver a donde lo dejé con el primero sin tener que repasar que es lo que pasaba. Si un libro me interesa lo devoro hasta acabarlo pero si no me interesa o me resulta pesado lo dejo sin más.

Ellos no, ellos los acaban si o si, a su ritmo pero  acaban todos les gusten o no y encima cuando aún no han terminado, ya están rumiando la temática del siguiente  y buceando en «Amazon» para comprarlo.

Por eso  cuando hace casi dos años Lucia nos pidió el primer libro de la saga «Harry Potter» (en inglés) no pude negarme aunque pensé que aún era muy pequeñita para ellos y que en ciertos aspectos le iba a costar entenderlo.

«Lucia, nosotros te los compramos encantados, pero si ves que no lo entiendes o que es muy complicado, no te preocupes, lo compramos en español o lo  dejas y lo volvemos a intentar en un par de años, ¿ok?»

«No hay problema mamá, pero seguro que no me pasa, es en ingles y todo es más fácil en ingles»

Einnn? En un primer momento me hinché de «orgullo de madre», satisfecha al ver que todo el esfuerzo que hacemos para que el inglés no le suponga un problema tiene sus frutos, pero no pasaron ni dos segundos cuando todo ese «orgullo» pasó a «terror» imaginando el posible momento en el que mi inocente niña viniera a preguntar que quería decir algo y no pudiéramos contestar. Me veía leyendo el libro en español para ver por dónde venían los tiros jajaja.

El libro le encantó, después de ese primero llegó el segundo, el tercero, el cuarto…  No sé por cual vamos ya, he perdido la cuenta, pero lo que si se es que en poco tiempo se ha convertido en una doctora «honoris Causa» del tema.

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Libro a libro el mundo de este joven mago ha pasado a formar parte de nuestras vidas. Ella descubre y luego nos cuenta. Hay veces que resulta un poco agobiante la cantidad de información que intenta transmitirnos, pero viendo la emoción y su  brillo en los ojos no podemos negarnos a escuchar  y hasta poner cara de asombrados con cada descubrimiento que hace.

En poco tiempo, entre lo que estudiaba en el cole y estos libros, Londres comenzó a ser un sitio que Lucia quería visitar. Siempre venia  con un sitio chulo de esa ciudad que quería visitar. Cada vez que teníamos un puente, un fin de semana largo o alguna oportunidad, ella proponía Londres como su opción de destino y nunca perdía la sonrisa cuando le decíamos que un poquito más adelante.

En mayo de este año lucia cumplió diez años…

«Mamá, por mi cumpleaños me harás algo especial ¿verdad? Es la primera vez que añado un digito a mi edad y la próxima vez que lo haga no vas a estar conmigo, así que… me harás algo especial ¿verdad?, sé que si lo vas a hacer, tu siempre haces cosas especiales por nosotros «.

Con un condicionante así no podía fallar a mi pequeña y hablándolo con Manu lo tuvimos claro enseguida, el regalo por el decimo cumpleaños de Lucia tenía que ser un viaje a su ciudad.

Durante mi infancia pasé muchos veranos en Inglaterra y todos ellos los recuerdo con mucho cariño. Conocí mucha de gente y lugares, mejoré mi nivel de inglés (era el objetivo), pero sobre todo lo pasé genial.

Preparé el viaje minuciosamente. Hice una lista con cada uno de los sitios que quería que mis peques conocieran, los distribuí por días para que no se cansasen demasiado y como no podía ser de otra manera reservé un día entero para HARRY POTTER.

El viaje fue fantástico, conocimos un montón de sitios, disfrutamos como enanos…

Pero eso ya os lo contaré en otra ocasión, hoy y aprovechando que en unos días se estrena en Madrid la exposición de Harry Potter, nuestra entrada va a ir dedicada exclusivamente al día tan divertido que pasamos en el «Harry Potter Studio Tour».

Tengo que reconocer que yo muy fan de Harry Potter no soy, la publicación del primer libro ya me pilló un poco grande por lo que no me enganché demasiado (aunque el primer libro se publicó en 1997 en el Reino Unido, en España no llego hasta el 99). A pesar de mi ignorancia sabía que con el éxito que tiene la saga existan ciertas atracciones para los fans pero no tenía muy claro dónde y cuáles.  Buceando en internet descubrí que los estudios Warner Bros (productor de la saga en el cine) había creado un tour por los escenarios originales de las pelis en la que se pueden descubrir muchos de los secretos de los decorados, el vestuario, los trucos de los efectos especiales y muchas cosas más que pueden pasar inadvertidas a primera vista. No lo dudamos ni un momento, lo reservamos.

Pero, no podíamos ir al santuario de los fans de Harry Potter sin tener alguna idea del argumento, personajes y autora, ¿no os parece?

Joanne Rowling ideó la historia de este famosísimo aprendiz de mago durante un trayecto en tren entre Manchester y Londres allá por el año 90 del siglo pasado. De esta idea nacieron siete libros traducidos a más de 29 idiomas, nueve películas y una obra de teatro, algo que le ha convertido en la duodécima persona más rica del Reino Unido, por delante de la mismísima reina Isabel II.

La historia cuenta las aventuras de este jovencísimo mago y sus amigos, Hermione y Ron, durante su estancia en el Colegio Hogwarts y su lucha contra el malvado Lord Voldemort, quien asesinó a sus padres cuando éste era pequeño para poder acabar con la profecía que citaba su propia muerte.

Ahora sí, ya podemos entrar en el fantástico mundo de Harry Potter sin sentirnos un pez fuera del agua.

El 1 de mayo amaneció un día típicamente inglés (cielo cubierto y con previsión de alguna lluvia), los dos pequeñajos se levantaron de un salto, olvidando lo agotados que estaban la noche anterior porque mamá nos había hecho recorrer «cientos» de kilómetros andando durante todo el día.

Desayunamos en un «pis pas» y nos dirigimos hacia la estación de Euston donde teníamos el tren a las 11.30 que nos llevaría a los estudios Warner.

Los estudios están situados a unos 30 kilómetros de Londres, allí se filmaron películas como «Goldeneye», «Sherlock Holmes» o «el caballero oscuro», pero tan solo la parte de Harry Potter es la que se ha convertido en Museo.

Sobre las 12.15 llegamos a Leavesden donde ya nos estaba esperando el autobús lanzadera para llevarnos a los estudios de cine.

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El recorrido, de apenas quince minutos, se nos hizo largo, sobre todo a Lucia que no paraba de soltar carcajadas nerviosas y preguntando cada segundo cuanto quedaba o todas las cosas que había investigado que íbamos a ver.

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Finalmente llegamos. Lo primero que se ve es una gran nave (que por lo que nos contó la guía, se usó para construir construyeron aviones  durante la Guerra Mundial) en medio de la nada pero que gracias a sus letras gigantes en la parte superior del edificio «WARNER BROS STUDIOS» supimos que habíamos llegado.

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Una vez que la guía nos repartió los auriculares por los que escucharíamos todas sus explicaciones de la visita y tras un pequeño video introductorio en el cuarto donde dormía Harry en casa de sus tíos, empezamos nuestra aventura….

De la nada aparecieron las puertas de Hogwarts que se abrieron

y de un plumazo estábamos en el impresionante comedor del colegio con los uniformes de cada una de las casas y los de los profesores presidiendo el salón. Simplemente alucinante.

No os podéis imaginar la cara de fascinación de Lucia, no paraba de hacer fotos a un lado y al otro.

La guía nos contó que todo el material expuesto era origina de las películas y que se fueron fabricando a lo largo de diez años.

Curiosidad de mamá: Si le echáis un ratito os podréis fijar que en la mesa están tallados los nombres de los personajes más conocidos de la saga.

Casi sin darnos cuenta entramos en la zona de atrezo, donde pudimos ver los trajes de profesores y alumnos, incluso la cicatriz en forma de rayo que se ponía el actor que encarnaba a Harry.

Miraras a donde miraras veías mil cosas que te hacían estar dentro de cada una de las películas. Los escenarios, la colección de todas las varitas, la sala de estar de Gryffindor, el despacho de Dumbledore donde si te fijas encontraras al sombrero seleccionador y los retratos de sus antecesores, la cabaña de Hagrid, la habitación de Harry y Ron

Pasamos un rato en la cocina de los Weasley donde Lucia y Jorge descubrieron que había objetos que se movían como si estuvieran encantados….

Nos gustó mucho la sala de pociones, donde el detalle está cuidado al máximo. Cada uno de los tarros están escritos a mano e incluso si tienes la suerte que uno de los guías te abra uno de los libros. ¡Verás que están completos de fórmulas mágicas! Por eso Lucia cree que la silueta de Snape está allí para vigilar que todo está en orden.  😉

Pero la que tuvo más éxito fue la zona de las escobas.

Allí aprendimos a levantarlas y a ¡volar con ellas!

¡Ah!  y el famoso anden 9 y ¾ donde el Hogwarts expréss nos esperaba para que subiéramos a bordo y descubrir cómo se grabaron escenas como la de la rana de chocolate.

¡OJO! No desperdiciéis la posibilidad de empujar el carrito cargado de maletas y atravesar la pared que conecta el mundo «muggle» con la estación de magos.

Confesión de mamá: No hagáis como yo, que estuve esperando una hora y cuarto la cola de la estación Kings Cross de Londres para hacer lo mismo jajajajaja.  (todo por mis peques) aunque la foto salió chula. 🙂

Justo a la mitad del camino pudimos parar a descansar y como no, a probar la famosa ¡cerveza de mantequilla!

Conocer la casa de Harry en el número 4 de la Calle Privet Drive y la casa de sus padres en Godric’s Hollow

El famoso autobús noctambulo.

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O el  coche del  padre de Ron y la moto voladora de Hagrid.

No te olvides de cruzar el puente.

Tras el descanso fotográfico volvimos a entrar a la parte cerrada del recinto donde pudimos conocer de primera mano cómo se crearon las criaturas y animatrónicos de la película como Dobby  el elfo doméstico.

Después paseamos por el famoso «Callejón Diagón», una de las calles más animadas del mundo de Hogwarts y que era la parada obligada para todo mago que necesitara algún material mágico.

Todo era alucinante, los peques no paraban de ir de un lado para el otro descubriendo cosas nuevas… sin imaginar que se nos reservaba para el final de la visita, una maqueta de Hogwarts que se utilizó para grabar algunos de los planos en las diferentes películas.

Si alguien tenía dudas hasta el momento de si la magia existía, en este punto de la visita se le disiparon.  ALUCINANTE la sensación que da esta sala.

La aventura acaba en este punto, bueno no, como en todo parque temático que se tercie, nada acaba sin pasar por la tienda de souvenirs y tengo que decir que de todas las que he visitado, ésta merece la pena……

No quiero contaros nada más para no acabar con la magia, el resto lo tenéis que descubrir vosotros solos…… ¿vale?

¡Pero ya sabéis como soy y no puedo acabar mi sentradas sin una lista de consejos para que vuestra visita sea perfecta!

Consejo 1. LAS ENTRADAS. ¡OJO! solo pueden comprarse online y por anticipado. No se os ocurra ir hasta allí sin ellas porque os quedareis en la puerta. ☹

El precio variaría en función del paquete que compréis, yo os recomiendo que al menos compréis el que viene con el desplazamiento incluido (tren o bus), así os evitareis temas de cuadre de horarios.

El shuttle bus no suele estar incluido, tiene un coste de aprox 2.50 libras y para el cálculo de horarios tienes que calcular que su duración es de 20 minutos, además, para poder subir a él tienes que enseñar tu ticket de reserva de tour.

Hay packs familiares con los que se obtiene un descuento bastante chulo y los niños menores de 5 años son gratis, pero hay que incluirlos en la reserva.

Las entradas no se imprimen, se recogen el mismo día de la visita, por eso tenéis que llegar 30 minutos antes de la hora reservada para ir a recogerlas en la taquilla.

Consejo 2. EL IDIOMA. Desgraciadamente para los que no controléis demasiado el idioma, tanto las visitas como los carteles son en inglés, pero no todo está perdido, está la opción de alquilar una audioguia en español, eso sí, hay que reservarla junto con las entradas. (5 libras aprox)

Consejo 3. ACCESIBILIDAD. El recinto está perfectamente adaptado para sillitas, no hay escaleras en ninguna parte del recorrido.

Consejo 4. COMIDA. Aunque hay un par de restaurantes dentro, está permitido llevar la comida, pero solo lo podrás comer en la zona exterior.

Consejo 5. CALCULO DEL TIEMPO. Para no llevarte disgustos, calcula bien el tiempo entre la duración del trayecto entre Londres y Leavesden (dependiendo del medio, la estación de partida es diferente), la del shuttle bus y el horario de entrada al parque.

El tiempo que se usa de media en la visita oscila entre las 3 y 5 horas.

OTRAS COSAS A TENER EN CUENTA….

Hay guardarropa gratuito.

Hay wi-fi en todo el recinto.

Existe préstamo de silla de ruedas.

El aparcamiento, en caso de ir en coche, es gratuito.

«Mamá, este regalo es el mejor que he podido tener en mi décimo cumpleaños, tardaré en olvidarlo y estoy deseando llegar a los 20 para ver que me tiene preparado»

Yo creo que va a ser difícil superarlo…. Ains….

Solo me queda por decir, que soy consciente de que no es una visita económica, pero si a vuestros peques les gusta Harry Potter merece la pena.

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Y aprovechando que en unos días comienza la exposición de Harry Potter en Madrid (de la que por supuesto tenemos ya las entradas 😉 y  os contaremos que tal) que os parece si vais, ¿la conocéis y si os gusta… os animáis a dar el salto a la ciudad del Big ben?

Para más información…. https://www.wbstudiotour.co.uk/

Bs

P.D. Si os ha gustado… ¿Podéis compartir?

 

 

 

 

El desierto de Madrid

Yo trabajo en impuestos y para mi, hay ciertos periodos en el año que tengo que hacer verdaderos malabares para conseguir cuadrar mi vida familiar con el trabajo.

Octubre es uno de esos meses y éste en especial, Jorge se ha apuntado al equipo de baloncesto del cole y aunque estoy encantada con ello, es algo que ha complicado un poquito más si cabe mi horario laboral. Si a esto le sumamos las maravillosas innovaciones de nuestro Ministro de Hacienda que suponen más obligaciones fiscales para los contribuyentes…  mi conciliación es casi un encaje de bolillos jajaja.

En fin, todo esto para decir que Octubre no es un mes muy activo a la hora de hacer cosas en familia, algo que me da mucha rabia, sobre todo en estos días que aun contamos con el buen tiempo y que ya echaremos de menos cuando llegue el frio y la lluvia. Pero ya sabéis que una no es capaz de estar quieta, siempre tengo un as escondido en la manga y aunque sean planes cortitos, alguno se está haciendo.  😉

El año pasado Jorge estudió los climas del mundo y le sorprendió bastante el tema del desierto, de como un sitio tan árido y con tan poca agua como ese podía tener árboles, plantas e incluso esas cosas llamadas “Oasis”.

Ya sabéis que soy de esas personas que cree que todo se aprende mejor de una manera divertida y experimentándolo uno mismo, por eso comencé a buscar (sin prisa alguna) alguna actividad que me ayudara a explicar esto del desierto. Refresqué la idea de visitar con los peques el “Jardín Botánico de Madrid, (destino que desde hace mucho tiempo está en mi lista de pendientes, pero que aún no he conseguido ir) pero rápidamente se  volvió a colocar en el cajón de ciencias de mi memoria al descubrir  un plan que se adecuaba al 100% en  mi búsqueda  y que se encontraba a tan solo 25 kilómetros de casa.

DESERT CITY….es un alucinante jardín botánico de cactus y plantas xerofíticas.

Inciso de mamá ignorante: ¿y qué es eso de “plantas xerofíticas”? Reconoced que la mayoría se ha quedado igual que yo a leer esta palabra un poco complicada de pronunciar….

“Mamá, mamá. que es eso de plantas Xerofíticas?

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(foto: http://thecreativejunkie.com)

Pues para  que vayáis con la lección aprendida y quedéis como unos campeones delante de vuestros peques os diré que no son más que aquellas plantas que han conseguido evolucionar de tal manera que son capaces de adaptarse a condiciones de aridez y sequía, absorbiendo, reteniendo o impidiendo la pérdida del agua. (Toma ya jajaja)

Desert City. Es un espacio dedicado al culto del cactus, (de las 400 variedades de especies xerofíticas que hay, 250 son cactus) en el que merece la pena perderse un rato y pasear sin prisa, enseñando a grandes y pequeños un proyecto tan bonito y a la vez ecológico.

Pero que es una entrada de Marta sin un poquito de historia… 🙂

Desert City es mucho más que un jardín botánico. Tal y como ellos cuentan en su web, son un vivero especializado en Xeropaisajismo, en el que cultivan, exponen, investigan y venden plantas con estas características.

La creadora de este sueño es Mercedes García, farmacéutica de profesión y enamorada de este tipo de plantas desde siempre. Las estudió minuciosamente durante años, viajando por los cinco continentes y de los que siempre traía una planta nueva.

Su pasión la llevó a estudiar ingeniería agrónoma a los 45 años y aunque siempre ha estado ligada a su profesión de farmacéutica decidió empezar con esta aventura, un proyecto en el que se crean paisajes con plantas que necesitasen poca agua, buscando siempre la sostenibilidad del planeta.

Curiosidad de mamá: ¿Sabías que un jardín de este tipo puede llegar a ahorra un 80% de agua? Por eso a este tipo de plantas se les llaman los “camellos” del reino vegetal.

Ahora sí, ahora ya estáis preparados para comenzar la visita…

Hace un par de domingos, mientras mi compi Maria estaba recogiendo castañas… (creo que os contará su experiencia próximamente) decidimos llevar a los peques a desayunar fuera de casa. Han abierto un nuevo “Mamá framboise” cerca de mi oficina (pastelería fetiche de mis peques y de la que ya hemos hablado aquí un par de veces 😊 …. 1 y 2) y desde que se enteraron insistían en ir.

Después del desayuno no querían volver a casa y la verdad es que yo tampoco, así que encontré la excusa perfecta para visitar este Oasis de Madrid.

A pesar de que está en la vía de servicio de la carretera de Burgos, nos sorprendió que al aparcar no se oía ni un ruido y parecía que entrabamos en un verdadero desierto.

Nada más cruzar la puerta de entrada nos encontramos «el vivero», un espacio super luminoso y amplio en el que pudimos descubrir multitud de cactus y otras especies divididos en función del continente de donde eran originarios.

Norte América, África, Sudamérica, Oceanía y Asia.

Aquí conocimos a unos “tipos” super chulos….

*La pata de Elefante.

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*El “Echinopsis pasacana”. El cactus más longevo del centro, un cactus que mide más de 6 metros, de más de 90 años y que pesa cuatro toneladas.

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*El” Ferocactus” o “cactus salvaje” que es el favorito de Mercedes.

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*El “cephalocereus” o “cabeza de viejo”, que crece muy lentamente, que puede llegar a medir hasta 10 metros de altura y que puede vivir hasta 200 años.

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*El cactus que puede soportar hasta los -22 grados centígrados.

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*EL cactus que más piensa.

*La planta del incienso. (¡Realmente huele a incienso!)

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Y descubrimos cosas tan interesantes como…

*Que los cactus pueden llegar a vivir entre 300 y 400 años.

*Que a los cactus solo hay que regarlos desde primavera a otoño, nunca en invierno.  Hay que regarlos en función de la temperatura que haga y haciéndole “creer” que sigue en su lugar de origen.

*Que muchas de las plantas que viven en zonas áridas y secas del planeta se adaptan perfectamente al clima de Madrid.

*Que los cactus han desarrollado sus espinas por protección.

Nos quedamos con ganas de más, así que junto a “Pincho Rancho” nos dirigimos al Jardín botánico, toda una aventura que tardaremos en olvidar por sus caminos, que nos llevaron desde la Toscana, pasando por Sonora (México), Guajira, el desierto de Tabernas o Arizona, terminando en un Oasis y por las cosas curiosas que aprendimos en cada uno de ellos.

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Comenzamos en ARIZONA. Una zona donde vimos cactus de diferentes colores y formas y que está compuesto por tres colinas separadas por lo que parece el Gran Cañón del Colorado.

Curiosidad de mamá: En este paisaje descubrimos que unos cactus que tienen forma esférica se llaman “asientos de suegra”, pero ya os decimos desde aquí que uno, no se puede sentar en ellos… ¿Quién les habrá puesto este nombre? Jajaja.

 

Casi sin darnos cuenta cruzamos al OASIS. Tal y como nos lo imaginábamos este espacio emanaba tranquilidad, con palmeras, colores verdes y agua resbalando entre las piedras. Nosotros no tuvimos suerte ya que había mucha gente, pero si vais un día que haya poca y os concentráis, podéis llegar a percibir un cierto olor a menta o melisa.

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TABERNAS. A diferencia del resto de zonas, es un espacio minimalista, con poca vegetación y en el que su punto de interés es una lámina de agua en la que, según a la hora a la que vayas, se puede ver reflejadas cada una de las plantas que la bordean.

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Curiosidad de mamá: En este paisaje volvimos a coincidir con “cabeza de viejo” o viejito” que lo llaman así por el pelo blanco que le cubre.

TOSACANA. Un jardín italiano en el que vimos olivos, granados y lavanda.

Curiosidad de mamá: En este paisaje hemos descubierto que en España tocamos a 6 olivos por persona, esto quiere decir que ¿en España tenemos unos  300.000.000?

GUAJIRA. Un paisaje que atraviesa el jardín y que cuenta con plantas del mediterráneo. Es una zona con sombras en la que crecen diferentes especies adaptadas a este entorno.

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Una zona que cuenta con el «SHOOT POINT»,  punto estratégico para cualquier «instagramer»  o amante de las redes sociales que se tercie, ya que  según dice el cartel.. «está comprobado que las personas que comparten fotos desde este lugar, consiguen más likes».

Y si en el invernadero descubrimos cosas super curiosas aquí también….

*¿Habíais oído alguna vez que, si colocas un cactus cerca del ordenador, éste te defiende de las radiaciones malignas que el aparato emana? Yo no lo había oído, pero tengo que deciros que solo es una leyenda urbana. 😦

*¿Sabíais que hay plantas xerofíticas que purifican el aire?

*¿Sabíais que, a diferencia del resto de plantas, con el cactus si puedes dormir en la habitación?

*¿Sabíais que hay algún cactus que puede llegar a absorber más de una tonelada de agua?

*¿Sabíais que al Aloe vera es una planta xerofita?

Nos lo pasamos genial y no puedo decir otra cosa que fue un rato super divertido, con los enanos corriendo de un lado a otro buscando las pistas “Pincho Rancho”.

Aunque fue una visita corta, Desert City en un sitio que merece la pena conocer. Al estar cerca de Madrid cualquier momento es perfecto para acercarse hasta allí, una mañana de domingo que quieras salir un rato con los peques, un viernes por la tarde que no os apetezca meteros en casa después del cole o incluso un sábado por la tarde después de una merienda fuera de casa.

Jorge ya tiene mucho más claro cómo es posible que haya plantas en la arena del desierto gracias a esta visita y de la manera que a mí me gusta… divirtiéndose y viéndolo en primera persona.

Ahora os toca a vosotros,  ¿os animáis a conocer un poquito más sobre el cactus y sus amigos?

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Bs.

Algunos datos que os pueden interesar…

*La visita al centro es gratuita.

*Abre todos los días de 10.00 a 20.30.

*Se aceptan mascotas.

*El parking es gratuito.

*Durante el fin de semana hay visitas guiadas (11,12,13 y 17.30)

*Realizan talleres y actividades para niños muy divertidas (consultar en su página web)

*Para cualquier consulta adicional… www.desertcitiy.es

¡Un pueblo con casas vivas!

Desde que María publicó su entrada del Museo Lunar teníamos ganas de conocerlo, pero la verdad es que no habíamos encontrado ni el momento ni la excusa ideal para acercarnos hasta allí. Finalmente y después de tres años los encontramos.

Como mamá “culo inquieto” que soy, estoy apuntada a miles de blogs y paginas que me ayudan a elegir algunos de los planes que hago con los peques. SI vosotros también, sabréis que septiembre es el mes en llegan miles de mails con infinitas opciones que hacer con o sin ellos. Temas como “parques imprescindibles que visitar en Otoño”, “restaurantes donde ir con niños en otoño”, “ciudades que visitar en otoño”, “excursiones que hacer en otoño”…  vamos, algo parecido a lo que ocurre en los kioscos con las mil y una colecciones que cuelgan en sus paredes y con las peques se encaprichan y tenemos que pelear con ellos para no caer.

Confesión de mama: Ojo que yo sucumbí a una de traje de modistos famosos para Nancy y ahí seguimos un año después. Jajajaja.

Bueno, a lo que vamos, que a una no le gusta reconocer sus debilidades, jajajaja. En algunos de esos mails titulados “excusiones con niños imprescindibles en otoño” encontré una que me llamó la atención, “Casas con vida”.

Me puse a investigar y descubrí que era la iniciativa de un pueblo de la sierra para rehabilitar sus zonas degradadas. Buscaban recuperar de una manera original las casas abandonas que habían ido quedando vacías, de las que  solo quedaban sus fachadas y a través de la puntura, conseguir enseñar a la gente como se vivía allí antes.

Buscando un poco más descubrí que fue en el 2014  cuando al ayuntamiento, buscando un aumento del turismo, se le ocurrió esta forma tan original de dar vida al pueblo, pintando a modo de grafiti las fachadas y las ventanas de esas casas y convocaron un concurso para que los artistas que quisieran presentasen sus proyectos.

La ganadora entre los 15 aspirantes fue Elena Parlange, una licenciada en bellas artes, diseñadora grafica desde hace más de 20 años y una apasionada de su trabajo.

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(foto: http://www.casasconvida.com)

Durante más de un año, Elena pintó más de 86 cuadros que recubren puertas y ventanas con imágenes de la historia pasada, llenando al paisaje del pueblo con mil colores que consiguen dar más vida si cabe a este pueblo de la sierra Madrileña.

Cada palabra que leía sobre el tema me animaba cada vez más a llevar a los peques a conocer un sitio así, pero fue cuando descubrí dónde era lo que me hizo decidir del todo. Las “casas con vida” están en Fresnedillas de la Oliva pensé… “ya está, con esta excursión mato dos pájaros de un tiro. Tacho de mi lista de pendientes el “Museo Lunar” y conocemos este museo al aire libre tan original”

El domingo pasado salió un sol radiante y la temperatura no era excesivamente caliente por lo que era el día perfecto para reanudar nuestra temporada 2017-2018 de excusiones con mamá”.

Mientras íbamos en el coche iba contándoles a los enanos que era lo que íbamos a visitar….

Que el pueblo que íbamos a visitar estaba a unos 50 km de la capital y que aunque es poco conocido está lleno del encanto de un pueblo de rural.

A medida que nos íbamos acercando al destino empezamos a divisar unas gigantes antenas que levantaron la curiosidad de los enanos… “mamá, ¿Qué son esas antenas?“ Y fue el momento perfecto para contarles que en ese sitio, hace muchos años, se habló con los primeros astronautas que llegaron a la Luna en el Apolo 11 y que en unos minutos íbamos a conocer un museo donde cuentan toda la historia.

En esta entrada no me voy a entretener en el Museo, ya lo hizo mi compi perfectamente en su entrada (que podéis leer si pincháis aquí) pero si os voy a escribir algunas pinceladas sobre la historia de este pueblo y el por qué de una estación de la NASA aquí, en España, sobre todo porque es una pena que tanta historia vivida en nuestro país no se conozca y no se ayude a promover por los organismos oficiales, el museo y su colección está compuesto íntegramente de las piezas que ha ido guardando los protagonistas a lo largo de su vida y algún coleccionista que donó sus piezas al museo.

En los años 60, EEUU estaba obsesionado con dejar a tras a los rusos en la, estos últimos habían conseguido llevar un hombre y a Laika (la famosa perra de la canción de Mecano) al espacio. Por eso, el presidente Kennedy decidió destinar 40 millones de dólares a llevar a un hombre hasta la luna y traerlo sano y salvo.

Los NASA se puso manos a la obra y lo primero que tuvieron que hacer fue construir una red de seguimiento y comunicación por todo el mundo que permitieran mantener el contacto constante con las misiones que fueran a viajar hasta el famoso satélite de la tierra. Y junto a la española de Fresnedillas se construyeron dos más, una en california y otra en Australia, así se tenían los 360 grados de la esfera terrestre conectada a pesar de las rotaciones de la tierra y la luna.

La estación se terminó de construir en 1964 y fue testigo de situaciones y frases tan famosas como….

Misión Apolo 10: Desde España se vivió en primera persona cuando  por primera vez se consiguió acercar la nave a 16 km de la luna. Los astronautas quisieron bajar diciendo por radio: “Ya que estamos aquí, bajamos. Pero la NASA que ya lo había previsto les comunicó que no había combustible suficiente afirmando: «si bajáis no volvéis».

Misión Apolo 11: Desde España se avisó que tras varios minutos buscando un sitio para aterrizar, tan solo les quedaban 30 segundos entonces Amstrong  quitó el piloto automático y busco un sitio para alunizar. Lo consiguió en 12.

La pena fue que como tuvieron que descansar después de la tensión del viaje, en el histórico momento  que todos conocemos en el que se pronuncio «un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad», Fresnedillas no fue uno de los puntos de conexión ya que en ese momento la luna estaba en la otra parte de la tierra y no teníamos conexión.

Misión Apolo 13: Desde España participo en un momento angustioso de la historia, cuando por culpa de una fuga de combustible los astronautas tuvieron que apagar todo y lo único que iban oyendo era  a los que estaban en  tierra. Fue ese momento que la película explica con bastante realismo de intentar volver a la tierra aprovechando la gravedad de la luna.  Con todos a salvo, Houston dio las gracias a los trabajadores de Fresnedillas y termino diciendo. ‘”MADRID, estáis liberados”.

Tras la visita obligada a este museo, que por cierto nos encantó y en el que los enanos aprendieron muchas cosas.

Nos fuimos a comer a la casa de comidas Amador, uno de los pocos restaurantes del pueblo pero en el que se come genial y a buen precio. (Tienen tres menús a precios diferentes, entre 22 y 29 euros, además del menú infantil)

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Consejo de mamá previsora: Si apostáis por este restaurante no olivéis llamar el día anterior para reservar, no es muy grande y siempre está lleno.

Ya estábamos listos para la segunda parte de la aventura….

Ojo que las pinturas no están solo por la calle principal, hay muchas escondidas que hay que descubrir, por lo para no perderos ni una es importante que os hagáis con un tríptico de la ruta.

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Podéis conseguirlo en la oficina de turismo que está en el propio museo lunar o imprimiéndolo en casa a través de este link.

http://media.wix.com/ugd/51a505_89e19ab9b29643c29c1140a31c782378.pdf

La ruta consta de 15 puntos de interés en los que se muestran el pasado de Fresnedillas con la gente que habitaron esas casas, sus oficios y animales que les acompañaron.

Con un par de planos en mano comenzamos…

1*La vaquilla.

Representación de la fiesta del pueblo (20 de Enero) y en la que el animal es el personaje principal. Un joven que porta sobre los hombros a la Vaquilla adornada con cintas de raso multicolor. También aparece el alcalde que junto el alguacil visten trajes con sombreros bien vistosos, acompañado  con un cetro de mando y una banda respectivamente.

No se nos pasó por alto una pareja de hombres con vestidos extravagantes que parecen ser el escribano y la hilandera; una mujer que creemos representa a todas aquellas que preparan la fiesta cosiendo los diferentes atuendos o los el tumulto de gente que representa al resto del pueblo.

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2*La matanza.

Donde se representa una costumbre muy popular, el sacrificio de un cerdo para aprovechar su carne haciendo embutidos para alimentar a la familia durante el año.

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A Jorge le gustó el cerdo y nos costó cinco minutos hacerle olvidar el tema de la muerte al cerdo.

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3*EL pajar.

Un homenaje a un par de burritas que hay en el pueblo, Letizia y Leonor.

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4*La barbería.

En este Cuadro en el que se ve a Isabel (hija del barbero) que se asoma mientras su madre prepara la comida  y su padre esta afeitando a un hombre, merece la pena pararse unos minutos a observar un par curiosidades….

Una cámara que nos hace fotos mientras observamos y un canario  que se ha escapado de su jaula perseguido por un gato.

5*La casa de la música.

Casa de tres fachadas dedicadas a la música.

Consejo de mama: OJO, dedicad un ratito a observar esta casa, podréis encontrar algún secreto en ella.

6*El café y el baile.

7*EL corralito de las aves.

Aquí se pueden ver dos pájaros que creo que me dijeron que eran “carboneros”, con cabeza negra y un amarillo muy chillón en su vientre.

Según la gente del pueblo nunca faltaba uno en los buzones de las casas de Fresnedillas.

8*La casa de los gatos.

Lugar donde se ha representado a un abuelo sentado en la puerta de su casa dando leche a un pequeño gatito.

Sé que es una pintura, pero os puedo asegurar que la imagen  genera una ternura infinita-.

9*La bodega.

​Este punto es el preferido de los peques, el perrito del bodeguero asoma por una puerta en la que en parte de debajo está escrita una frase que dice…. «¿Crees es las hadas? ¡Búscame!.

10*La casa del amor.

Esta casa está situada en una equina con un bonito bando al que le de sombra.

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11*La hospedería.

En esta casa encontramos a dos personajes de nuestra tele muy famosos.. Sancho Gracia (Curro Jiménez) y Alvaro de Luna (El algarrobo) se alojaron en esta Hospedería durante el rodaje de algunos capítulos de la famosa serie de televisión «Curro Jiménez» emitida entre 1976 y 1978 y por eso no podían faltar en este escenario urbano.

Como a los peques no les sonaban de nada estos dos personajes le contamos que Curro jimenez era un bandolero que existió en España,  que por culpa de algún lio con la justicia se vio obligado a abandonar su pueblo e huir al monte.

12*La casa de la lechuza.

13*La casa de la luna.

No podía faltar un homenaje al Museo lunar y a la luna.

En una de sus ventanas aparece escrita una frase que me encantó…. “Que no te digan que el cielo es el límite cuando hay huellas en la luna”.

14*La panadería.

Es donde estaba el antiguo horno de pan del pueblo, justo detrás del ayuntamiento y en frente la cuadra. Aquí vivía el panadero al que se representa junto a sus hijas que preparan la masa. Antiguo horno de pan.

15*La cuadra.

Ultima casa de la exposición. Un callejón entre dos casas ha sido el lugar donde la artista quiso pintar al caballo que nunca tuvo.

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Casi sin darnos cuenta habíamos acabado. “Mama, ¿ya hemos acabado?, ¿podemos volver a empezar? La verdad es que nos gustó tanto el ratito que estuvimos descubriendo sitios que se nos hizo corto.

Los niños se hicieron los amos del mapa y no sabéis cuanto disfrutaron indicándonos por donde teníamos que ir y buscando las contestaciones a cada una de las preguntas que hacen en tríptico.

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Aclaración de mami: En el mapa de las “casas con vida” hay 10 preguntar que contestar sobre algunos de los cuadros y un juego que consiste en encontrar alguna que otra hada escondida.

Confesión de mamá: Tengo que reconocer que un mapa en manos de un niño es bastante peligroso. Nos salimos de la senda alguna vez que otra, pero gracias a que la exposición está en un recorrido de 400 metros, encontrarnos, fue sencillo.

Fresnedillas de la Oliva, un pueblo de 1500 habitantes que ofrece a quien quiera visitarlo una mirada atrás en la historia. Un plan apto para gente desde los 3  años hasta los 100 en el que se podrán ver con todo lujo de detalles a una niña mirando a su abuela haciendo calceta, al panadero del pueblo, a una pareja de enamorados, al barbero, a diferentes animales, al bodeguero y hasta algún personaje famoso que otro.

Un plan perfecto para hacer en familia. ¿Qué más se puede pedir?

Comentario de mamá: No está aquí todos lo que hay, quiero que los que faltan los descubráis vosotros y así entenderéis todo el encanto que tiene esta visita, pero  y recordad.. . ¡Fijaos mucho en los pequeños detalles, podríais encontrar a la haidta de Fresnedillas donde menos os lo esperáis!

Bs

Pd. Si os ha gustado esta entrada, ¿la compartís para que llegue a mucha más gente? 😉

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cheese cake como le gusta a papá

Dentro de mi lista de cualidades no está la de ser una “cocinillas”. No me cuesta reconocer que hasta que fui madre, mis incursiones en la cocina no eran muy abundantes. Aún me cuesta hacer un huevo frito rompiendo la cascara directamente encima de la sartén y me lancé a hacer mi primera tortilla de patata como hace tres o cuatro años.

Inciso de mamá: Eso sí, al Cesar lo que es del Cesar y tengo que decir que desde que hice mi primera tortilla ya no me dejan dejar de hacerla. 😉

Pero desde que fui madre y sobre todo, desde que mis peques han empezado a tener una edad con la que pueden hacer “cosas de mayores”, me he aficionado a esa sala de la casa que apenas pisaba.

Cocinar con ellos es un verdadero placer, nunca rechistan cuando les propongo cocinar algo (dulce o salado) y me encanta ver como se organizan para sacar, uno a uno, los  ingredientes que vamos a necesitar. Les divierte y encima aprenden sobre los alimentos y cómo hay que comer, algo primordial en esta sociedad que cada vez hay más obesidad infantil.

Sé que puedo pecar un poco de mamá histérica pero me da la impresión que el mundo está perdiendo muchos de los valores con los todos hemos crecido  y que a veces delegamos en el colegio la responsabilidad de enseñar a nuestros pequeños monstruos cosas que fácilmente podemos hacer en casa. Una de éstas es el aprender a comer bien, a valorar la comida y a no desperdiciarla, algo que simplemente con el día a día en casa y dejándoles participar activamente en la cocina  sería más que  suficiente.

No os descubro nada si os digo que los peques aprenden mucho más cuando se divierten. Muchas veces hablo con gente que me afirma que con las edades que he hecho ciertas  cosas con los peques,  voy a tener que repetirlas cuando sean un poco más mayores ya que no se acordarán.  Y yo siempre respondo con el pecho hinchado como un pavo (de lo orgullosa que estoy jajaja) que puede que tenga que repetir alguna de nuestras aventuras, pero no porque no se acuerden, si no por qué les apetezca hacerla.

Mil veces me he sorprendido cuando en una situación cotidiana los peques me dicen… “mamá, mira este cuadro es como el de Sorolla que vimos “,  “mamá, mira ese pastorcillo del belén está arando la tierra como en las fotos del bisabuelo”. Tambien me ha pasado que algún adulto se sorprenda de los comentarios o conocimientos que tienen los niños, preguntándoles a ellos como saben esas cosas si no han vivido en esa época. Pues muchas de esas cosas señores, mis peques lo han aprendido divirtiéndose.

Pues con la cocina pasa lo mismo. Seguro que no os habéis parado a pensarlo, pero cocinando los niños aprenden cosas tan importantes como….

A desarrollar cada uno de sus sentidos. El olor de una pizza recién horneada, a manipular la masa de las galletas, a probar si el punto de sal esta ok, o a mirar si el bizcocho esta hecho o le falta un poquito.

A trabajar en equipo. Mamá corta, Lucia lo echa y Jorge lo mezcla.

A aumentar su autoestima. Que orgullosos están cuando el pastel sale rico y la vecina les pide la receta.

A organizarse. No se puede meter la masa en el horno sin haberlo precalentado antes. No saldría bien.

A desarrollar la motricidad fina. Algo que oímos decir mucho a los profesores en su etapa infantil, que por lo menos a mi me sonaba a chino y que al final descubrí que a grandes rasgos no es otra cosa que la destreza manual. En la cocina, también la usan.

A tener más conocimientos de matemáticas. Hay que saber pesar bien los gramos de harina que necesitamos para el bizcocho y contar el número de huevos que vamos a necesitar para una tortilla de ocho personas.

Vamos, que en una tarde de cocinillas con mamá ¡aprendemos un montón de cosas!

Aunque nos gusta cocinar recetas de todo tipo (dulces o saladas) hoy vamos a enseñaros una, que es la especialidad de la casa. Una receta que el papá de las criaturas llevaba tiempo pidiéndonos y, que como pasaba con el tatín de manzana, no nos atrevíamos a hacer porque nos parecía súper complicada, pero que después de hacerla, recibir críticas tan maravillosas y que incluso algún vecino nos ha dicho que es clavadita a la de su madre… no podíamos dejar de compartirla con vosotros, ¿no os parece?

Pues allá vamos…. A hacer una maravillosa  tarta de queso estilo New york.

Ingredientes que vamos a necesitar para 6 personas.

Para la base de la tarta…

*Medio paquete de galletas Marbú dorada.

Comentario de mamá: El tipo de galleta depende sobre todo de las que más os gusten a vosotros, puede ser también galletas digestive o Maria. Nosotros hemos probado con Digestive y Marbú y por unanimidad preferimos las segundas, que no matan el sabor de la tarta. Sobre la cantidad a utilizar también depende si os gusta que la base sea gordita o finita… con medio paquete queda en un término medio. 😉

*50 gramos de mantequilla de repostería o margarina.

Para el relleno de la tarta…

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*450 gramos de queso filadelfia.

Consejo (1) de mamá sobre el queso: las tarrinas suelen ser de 200 gramos y necesitareis tres, pero si encontráis los famosos pack ahorro de los supermercados, estos, vienen en formato de 250, así que con un normal y otro del pack ahorro os librareis de tener que pesarlo.

Consejo (2)  de mamá sobre el queso: si os gusta mucho el queso…  podéis echarle hasta los 500 gramos y así el sabor será un poco más intenso.

*100 gramos de crema fresca.

Comentario de mamá (1) sobre crema fresca: También se puede usar yogurt griego en la misma cantidad pero no sale igual de cremoso. 🙂

Comentario de mama (2) Sobre  crema fresca: Os vais a encontrar muchas opciones de crema fresca, pero quiero recomendaros la de “Pastoret”. Espectacular……

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*125 gramos de azúcar.

*1 huevo y medio.

Aclaración de mamá: Lo sé, es un poco complicado, pero con dos queda un poco más liquido. Lo que yo hago es abrirlo sobre un plato y con una cuchara sopera parto la yema y la termino de colmarla con la clara. jajajaja

*Zumo de ¼ de limón.

*1 cucharada y media sopera de harina de repostería.

*1 chorrito de vainilla. (Como tres cuartos de una cucharita de café)

Utensilios que vamos a usar.

*Bol grande.

*Bol mediano.

*Espátula.

*Batidora con varillas.

*Papel de hornear.

*Molde desmontable de 18 a 22 cm.

Y con  todo esto…. Nos ponemos manos a la masa.

¡OJO! Antes de nada precalentamos el horno a 200 grados, con la opción de arriba-abajo y nos ponemos con la base de la tarta.

PASO 1: Trituramos las galletas hasta dejarlas en polvo  fino.

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Comentario de mamá: Como nos van a ayudar los peques podemos hacerlo, o bien con un robot de cocina, o bien metiéndolas en una bolsa para que las golpeen con un rodillo. Lo del robot les va  a gustar, pero machacarlas con un rodillo… les va a encantar 🙂

PASO 2: Derretimos la mantequilla en el microondas.

PASO 3: Mezclamos la mantequilla con el polvo de galleta hasta dejar una masa parecida a como es la arena mojada del mar.

PASO 4: Desmontamos el molde, ponemos un trozo de papel de  hornear encima de la base y lo volvemos a montar.

PASO 5: Cubrimos la base del molde con la mezcla de galletas y mantequilla, la esparcimos bien con una cuchara o con las manos (esta opción es la favorita de los peques) hasta que quede una base homogénea.

PASO 6: Metemos el molde en el congelador.

PASO 7: Ponemos el queso fresco dentro del bol y lo batimos con la batidora de varilla para deshacerlo un poco.

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PASO 8: Añadimos la crema fresca (créme fraiche, como dirían los expertos cocineros jejeje), el azúcar, el zumo de limón, la harina y volvemos a batir.

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PASO 9: Echamos la vainilla y volvemos a batir.

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PASO 10: Echamos los huevos y batimos un poquito más, no muy fuerte y lo justo hasta ver que la masa se vuelve un poquito amarillenta.

Consejo de mamá: No debemos de batir demasiado fuerte ni durante mucho tiempo, por qué así entra mucho aire a la masa y durante el horneado se hinchará y quebrará.  

PASO 11: Sacamos el molde del congelador y lo rellenamos de la mezcla que acabamos de hacer.

Mientras  intentamos evitar que los peques no se la coman por el camino. 🙂

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¡OJO! que aquí viene el punto lás importante para que la receta nos quede exquisita… ñam, ñam….

PASO 12: Metemos el molde en el horno y durante los primeros 10-13 minutos lo hacemos a una temperatura de 200 grados.

PASO 13: Sin abrir el horno bajamos la temperatura a 90 grados  y lo dejamos durante otros 35- 38 minutos.

Consejo de mamá: ¡No abráis el horno hasta que ya esté la tarta totalmente hecha, si no, el centro se hundirá!

Lo sé, igual que yo en mis primeras veces os estaréis preguntando cómo se puede saber si está hecha o no…. Yo hasta que le pillé el truco me agobiaba un poco que se pasase, pero he descubierto que el punto está cuando veo los lados de la tarta un pelín separados del molde y sobre todo , estará lista cuando movéis el molde y la masa se parece a la de un flan.

PASO 14: Cuando pase ese tiempo, no sacamos la tarta, la dejamos dentro del horno apagado durante algunas horas,  hasta que el horno y la tarta lleguen a la temperatura ambiente.

PASO 15: después, Metemos la tarta en la nevera hasta que esté totalmente fría, incluso y mucho mejor si la dejamos hasta el día siguiente.

Et voila…. Nuestra tarta de queso estilo New york ya está lista

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Ahora, para rematar la faena y solo dependiendo del gusto del consumidor, podemos aderezarla con mermelada de frambuesa por encima. Aunque tengo que decir que nosotros en casa la comemos sola y está  de muerte….. 🙂

Por favor, intentad hacerla vosotros en casa,  sabéis que yo no soy nada cocinillas y ha sido un éxito total desde el principio.  Solo deciros que de las cuatro veces que la hemos hecho en casa  (desde el descubrimiento de la receta), no he conseguido hacer una foto con ella entera casi nunca. Jajajaja.

¿Os animáis?, ¿nos lo contáis?

Bs

 

Full inmersion en «handmade»

Yo nunca he sido una “manitas”. Siempre me ha gustado mucho el tema del “handmade”, me encanta regalar detalles hechos a mano,  me parecen mucho más personales y sobre todo desde que he sido mamá.

A medida que han aumentado las ocasiones en las que había que regalar, me he hecho toda una experta en la búsqueda de cosas bonitas y originales, de hecho, cada vez que encuentro algo que me gusta me lo apunto en mi “agenda mamá” y busco la ocasión especial en la que sorprender con mi descubrimiento.

Cualquier ocasión es buena…. Bautizos, comuniones, regalos a profes, amigos invisibles ☺
Esta actividad que tanto me gusta me ha funcionado perfectamente hasta que mi hija mayor ha ido creciendo… está tan acostumbrada a que su mamá encuentre cosas bonitas que le ha picado el gusanillo de hacerlas nosotras. ¡HORROR!

“Mamá, siempre regalamos cosas únicas y originales. Si todas esas personas a las que seguimos en las redes sociales o encargamos algo lo hacen, ¿por qué nosotras no lo internamos?”

“Hija mía, no todo el mundo tiene esas habilidades”

“Pero mamá, si no lo intentamos no lo sabremos nunca y tú siempre tienes unas ideas súper originales cuando tengo que hacer una presentación  o trabajo de clase».

Inciso de mamá: y quien es capaz de negarse a su hija con cara de pucheros……. Jajajaja

“Está bien Lucia, podremos ir intentándolo… ¿te parece?”

Consejo de mamá: ¡OJO! Cuando hagáis este tipo de afirmación, sed conscientes de que los niños van teniendo más memoria a  medida que crecen. 

Así que en este curso nos hemos estrenado con  esto del “Handmade”.

Empezamos por algo sencillito…

“Mamá, tengo un concurso de maracas en clase. Lo intentamos ¿verdad? «

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La cosa se complicó un poco en Navidad….

“Mamá, tenemos que llevar al cole un adorno de navidad para clase hecho por nosotros”. 

Pues ahí que nos pusimos a hacerlo.

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“Mamá, este año podíamos hacer nosotros el regalo a los profes”.

Y nos pusimos a ello, saliendo bastante decente la cosa.

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No contenta con todo el esfuerzo hecho…

“Mamá, tengo que hacer un trabajo para el cole sobre la iguana y la tengo que dibujar en 3D e intentar hacerla en arcilla”. 

Mira que había animalitos en el mundo que nos tocó este tan feo, pero bueno, salió bastante decente, ¿no os parece?

Así, a lo tonto hemos llegado a Carnaval y os podéis imaginar lo que me dijo Lucia…..

“Mami, este año quiero llevar un disfraz hecho por nosotras, así puedo participar en el concurso del cole, ¿Qué te parece?”

Os podéis imaginar  mi cara de susto… “Lucia cariño, que yo no soy muy ducha en estas cosas… hemos ido saliendo airosas de las pruebas que me has ido poniendo estos meses, pero un disfraz ya son palabras mayores”.

“Que si mami, ya verás que nos va a salir genial, solo tienes que buscar una idea original y ya verás que chuli te queda”

Pues nada, ahí fue la madre abnegada a buscar opciones en “pintrest” y demás redes sociales. A los tres días le enseñé todas mis opciones.

“Mami que chulo, ¡me encanta éste!”

¡HORROR! No podía haber elegido uno más sencillito.. ☺ ☺, pero que puedo esperar, es digna hija de su madre jajajaja.

Soy una persona con muchos defectos, pero en esa larga lista no se encuentra el de la cobardía, así acepté el reto, solo puse una condición.

“Lucia, lo voy a intentar, pero hacemos un trato, lo hacemos las dos juntas, ¿vale? «

“Perfecto mami, que ilusión” .

Casi sin darme cuenta ya me había liado la manta a la cabeza y estábamos en pleno proceso de confección.

 La experiencia ha sido tan divertida y tan bonita que no he querido perder la oportunidad de enseñaros el paso a paso por si os animáis que aún estáis a tiempo. 😉

El pasito a pasito de un disfraz de bol de palomitas.

¿Qué vamos a necesitar?

4 láminas rojas de goma EVA.
2 láminas blanca de goma EVA.
1 lámina negra de goma EVA.
Dos fuentes de diferente tamaño. (una más grande que la otra)
Regla larga.
Lápiz.
Tijeras.
Pistola de calor.
Pegamento de calor.
Un par de moldes redondos para hacer galletas (uno más grande que otro)
Grapadora.
Lazo gordo blanco.

Opcional…
Algodón.
Palomitas de verdad.
Máquina de coser.

Aclaración de mamá. El disfraz se puede hacer perfectamente sin la máquina de coser pero  nosotros hemos pensado que así podría resistir mejor a un día de cole. 😉

¡Ala! Con todo esto ya estamos preparados para empezar….

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PASO 1: Marcamos tres de las láminas de goma EVA rojas con grapadora, ellas  serán el cuerpo del disfraz. (El número de láminas dependerá del tamaño del niño).

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Consejo de mamá: No grapéis en el extremo de cada lámina, hacedlo dejando un par de dedos de margen, así, luego podremos terminar de unirlas con la máquina de coser o con el pegamento térmico. 

PASO  2: Cortamos una tira de una de las laminas blancas de goma EVA, de unos 5 cm de ancho.

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PASO 3: Vamos a usar la franja blanca cortada como guía, así que la ponemos en el extremo de una de las tres laminas rojas unidas y vamos marcándola hasta el final.

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Comentario de mamá: Esto lo hacemos para saber cuántas franjas blancas vamos a necesitar, intercalándolas con una roja del cuerpo. 

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PASO 4: Tomando como guía la que ya tenemos, cortamos las franjas blancas que nos faltan.

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PASO 5: Las vamos marcando con grapas.

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PASO 6:  Cogemos el  molde más grande de galletas y haciendo un poco de fuerza marcamos su forma sobre  la cuarta lamina de goma EVA roja.

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Comentario de mamá: Si usáis como nosotras, tres láminas rojas para el cuerpo, tendréis que hacer aproximadamente trece circulitos con el molde.

PASO 7: Repetimos el paso 6 con el molde más pequeño de galletas en el trozo de lamina blanca que nos ha sobrado antes.

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PASO 8: Cortamos y unimos con el pegamento  un círculo blanco sobre uno rojo.

PASO 9: una vez hecho, los pegamos a su vez  al cuerpo del futuro bol.

PASO 10: Como os habrá sobrado goma EVA roja, cortamos cuatro franjas de aproximadamente 3 cm cada una.

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PASO 11: Y las  pegamos en los extremos (parte posterior e inferior del bol) para que haga tope y quede más bonito.

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PASO 12: Aprovechamos y rematamos con el pegamento térmico las franjas blancas marcadas con las grapas.

PASO 13: Ahora nos ponemos con el cartelito. Dibujamos en la cartulina negra y con el lápiz la forma de la fuente de mayor tamaño.

PASO 14: Repetimos el paso 13 con la fuente más pequeña.

PASO 15: Cortamos  y unimos con pegamento térmico las dos plantillas.

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PASO 16:  En un trozo de la goma EVA negra que haya sobrado, escribimos con el lápiz  “POPCORN” .

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PASO 17: Las recortamos y  pegamos en la plantilla que acabamos de hacer.

PASO 18: Al igual que hemos hecho con las franjas blancas, sellamos  con el pegamento térmico las láminas rojas iniciales. eso si,  dejando pendientes  los dos extremos.

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PASO 19: Es hora de probar el modelito al peque, así podremos saber hasta donde tenemos que ajustar los extremos para cerrar el cilindro.

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PASO 20: Una vez marcado, grapamos para luego pegar con pegamento térmico o pasar por la maquina.

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PASO 21: Ahora que ya tenemos el bol montado y sabemos que parte va a ir hacia delante y que parte va a ir hacia detrás, pegamos el súper  cartel de “POPCORN”.

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PASO 22: Cortamos dos tiras del lazo blanco de aproximadamente 20 cm (depende de la altura del niño)  y las grapamos en la parte delantera del bol.

PASO 23: Hacemos lo mismo en la parte trasera.

Recomendación de mamá: Antes de grapar la parte trasera, prueba de nuevo el disfraz al peque para ver que altura le resulta más cómoda.

PASO 24: Unimos con grapa o pegamento  el algodón blanco en la parte interior del bol de palomitas. (Esto hará el efecto de relleno del recipiente 😉 ) .

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PASO 25  y opcional:  Aprovechamos y pegamos algunas palomitas de verdad encima del algodón, incluso por fuera del bol para que el efecto sea un poco más real.  (Si se prefiere, se puede pintar con algo de amarillo el algodón buscando el mismo efecto).

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Et voila…  ¡Nuestro disfraz está terminado!

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Puede que viéndolo escrito parezca una actividad larga e incluso tediosa, pero os aseguro que ha sido todo lo contrario. Nosotras le hemos dedicado una hora  y poquito durante  solo tres días, que incluso nos  han parecido menos ya que nos lo hemos pasado en grande y riéndonos todo el rato.

Y viendo el resultado podríamos afirmar que lejos de ser un fracaso, nuestro disfraz ha quedado resultón, ¿verdad?

Pero sea como sea yo estoy muy contenta, el objetivo que buscaba, que Lucia estuviera feliz,  lo he conseguido. He disfrutado tanto viendo cómo ha ido enviando las fotos del resultado de lo que va a ser su disfraz de carnaval 2017 a toda la familia/amigos, que si el año que viene me pide otro repetiría encantada, eso sí, muerta de miedo de pensar cuál puede ser su próximo proyecto  jajaja.

¿Os animáis?

Bs

Una escalera en el agua.

Ramón, mi profesor de tenis llevaba tiempo  diciéndome que a mí, que me gusta salir de Madrid y conocer cosas bonitas, no podía perder la oportunidad de conocer uno de los pueblos más escondidos de la provincia de Guadalajara  y a la vez, uno de los más bonitos de España. Así que aprovechando uno de esos fines de semana de Diciembre  en el que un sol radiante invitaba a estar fuera de casa no lo dudados y nos fuimos a la aventura.

Salimos prontito por la mañana, nuestro destino está a unos 130 kilómetros de Madrid y algunos de ellos pasan por carreteras comarcales, así que aquí va el primer consejo de mamá precavida: Tomaos el viaje con calma, no hay prisa y el paisaje bien merece la pena disfrutar.

Pero este primer consejo se tiene que completar con el segundo: El pueblito al que vamos es uno de los más visitados en la zona, sobre todo en primavera, así que no os retraséis en salir ya que en el pueblo está prohibido pasar en coche (algo que se agradece) y aunque habilitan un parking gratuito durante los fines de semana, se llena rápido.

Sobre las 11.30 y después de alguna curva que otra comenzamos a ver nuestro destino al fondo del paisaje. Un cartel que ponía  “Valverde de los Arroyos, uno de los pueblos más bonitos de España” nos recibió en la entrada y la verdad, es que solo habiendo echado un vistazo general ya nos dijimos que no se equivocaba.

Este pequeño municipio que apenas llega a los 100 habitantes censados, se encuentra en las faldas del Pico Ocejón en la sierra de Ayllón y a medida que te vas acercando sientes como, a pesar de no estar lejos de Guadalajara o incluso de Madrid, es un pueblo que gracias a su situación entre montañas parece en cierta manera oculto al resto, algo que creo le ayudado a mantener su identidad y esencia a lo largo de los años.

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(Foto: Wikipedia)

Valverde de los Arroyos al igual que Patones, (del que ya os hablamos aquí)  pertenece a esos pueblos denominados de “Arquitectura negra” que se caracterizan sobre todo por  la pizarra usada en sus construcciones.

casas con habitaciones pequeñas, grandes chimeneas y  paredes gruesas  cubiertas de ese material de color negruzco  surgen por la necesidad de los habitantes de estos pueblos para protegerse del clima tan extremo que tienen durante los inviernos.

Curiosidad de mamá: ¿Sabíais que este tipo de pueblos que se encuentran en la sierra de Guadalajara están en proceso de declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO?

Una vez aparcado el coche nos pusimos a caminar y a escasos metros ya nos topamos con la Plaza mayor del pueblo, plaza muy cuidada con una gran fuente en el centro que me recordó a los típicos pueblitos de montaña suizos.

Valverde es un pueblo chiquito que no se tarda en recorrer.  Rodeado de naturaleza,  envuelto en silencio que solo se rompe con el sonido de algún pájaro o ráfaga de viento, con sus chimeneas humeantes para calentarse del frio y dentro de un escenario de pequeñas casitas de de piedra y madera que  ayudan a que los peques se vean paseando dentro de un cuento de hadas, por ejemplo y como me dijo Lucia, por las calles de “la bella y la Bestia” 🙂

Pero no se puede venir a Valverde de los Arroyos y quedarse en el mero turismo «urbanita». Todo el que venga hasta aquí tiene la obligación de conocer la parte  “natural” de la zona y que mejor manera de hacerlo que con   una pequeña excursión hasta la  Cascada o chorrera  de Despeñalagua.

¡No os asustéis! ya sabéis que yo no soy mucho de campo y  puedo asegurar que la experiencia  me encantó y los enanos se divirtieron de lo lindo.

Fijaos si la ruta es sencillita que  casi todo el mundo que viene a descubrir Valverde aprovecha la ocasión y la hace, de aquí que haya ciertas épocas del año que la ruta puede estar bastante concurrida o incluso parecer la Gran vía en época navideña jajajaja.

Por eso y antes de empezar con nuestra experiencia con la aventura os doy  mi primer consejo de mamá aventurera: Esta ruta no es apta para gente claustrofóbica o que no le guste la multitud.

Si,  la mejor época para ir es primavera que es cuando mayor caudal de agua cae, pero no busquéis el fin de semana idóneo con un solazo tremendo y unas temperaturas ideales, esa idea la tendrán  muchos más y aunque el  inicio del camino es amplio, a media que se acerca a la cascada se va estrechando y si en algún punto queréis dar la vuelta… con  mucha gente será difícil hacerlo de manera sencilla.

Ojo que nosotros hemos ido en Diciembre y la vista era espectacular.

Segundo consejo de mamá aventurera: Hay que llevar calzado apropiado, incluso me atrevería a decir que llevéis uno de repuesto con un par de calcetines de más. , es fácil sí, pero no dejas de estar caminando en un paisaje rocoso con tramos al lado de arroyos y creo que a todos os pasará eso de que cuando un niño ve agua….. la toca, ¿no? jajajaja

¿Empezamos?

El inicio de la ruta no tiene perdida. Dejamos la fuente de la Plaza Mayor a nuestras espaldas y subimos el camino que llevaba a los campos de futbol. Aquí nos encontramos un cartel que nos indicaba las posibilidades de rutas que hay en esa zona y seguimos  hacia la chorrera.

Al principio el recorrido era prácticamente llano, los cuatro íbamos paseando y saludando a los que nos cruzábamos que ya venían de vuelta. Tras unos 15 minutos el sendero se va metiendo en caminos más rocosos, estrechos y con un poco más de pendiente.

En cierto punto nos encontramos una especie de bifurcación, pero tomando la cascada como guía, tiramos a la izquierda y empezamos a ser  conscientes de la grandiosidad de la Chorrera.

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Yo como siempre, antes de hacer cualquier cosa ya había explicado a los enanos y al padre de las criaturas que es lo que íbamos a ver, nos apetecía un montón pero no esperábamos  sorprendernos después de lo que habíamos visto en una de nuestras excursiones en Alemania (aquí), pero  cuando vimos al fondo del paisaje toda esa agua cayendo a esa altura se nos abrió la boca involuntariamente. Si se veía así a nuestra distancia, ¡como tenía que ser desde alli!

En fila india íbamos subiendo poco a poco por el caminito. Cruzamos riachuelillos, seguimos saludando, dejando pasar a aquellas personas que iban más rápidas que nosotros mientras nos contábamos historias o escuchábamos las de otros que nos ayudaban a conocer un poco más este tesoro Natural.

Confesión de mamá: Tengo que reconocer que la que escuchaba a los demás era sobre todo yo pues desde muy pequeñita tengo fama de cotilla…. Mi madre siempre cuenta la vergüenza que pasó un día en una terraza cuando la mandé callar muy enfadada ya que no oía a la mesa de al lado.  Cosas de niños  pensareis, esto no de vergüenza, pero la cosa cambia cuando termina el relato diciendo que ella no fue la única que escuchó mi reprimenda, fue ella y el resto de mesas de la terraza (incluida la que me interesaba a mi 😉  ) .

Esta habilidad fue creciendo con los años hasta conseguir atender dos conversaciones a la vez, además de mantener una yo coherentemente. ¿Cotilla? no lo sé, quizás un poco.  No lo hago a todas horas, solo en momentos puntuales y sobre todo cuando tengo que estar atenta con lo que me pueden liar los enanos mientras creen que estoy a otra cosa jajaja, además  como se aprovechan los demás cuando me preguntan (que también son cotillas sin admitirlo) y lo que se aprende escuchando….

En fin, a lo que vamos…. De todas estas historias me quedé con una en especial,  no sé si será verdad pero me cayó tan bien el personaje de la historia y el narrador parecía experto en la materia así que os la voy a contar.

Contó el experto a su grupo  que este camino no tiene un origen natural sino que fue una idea de un tal Agapito, un habitante de Valverde que a finales del siglo XIX empezó sin ayuda de nadie, con su pico y su pala, a cavar para llevar el agua a las huertas de pueblo. Eso sí, cuando la gente vio que la cosa funcionaba y que no quedaba casi nada para terminar decidieron participar.  Os podéis imaginar que supuso eso para el pueblo, ¿verdad?

“Claro, cuando ya no quedaba nada (me dijo Lucia cuando se lo conté) que cara tenían en esa época”.

Inciso de mamá: ¿veis como escuchando se aprende mucho? 🙂

Tras aproximadamente 35 minutos llegamos al destino. Justo a los pies de un gran nogal se encuentra la cascada a la que nos podemos acercar junto hasta sus pies por un pequeño senderito. Las cabezas de los niños miraban al cielo viendo con que fuerza caía el agua a escasos metros de ellos. La página oficial del pueblo indicaba que la caída vertical del agua es de unos 80 metros aunque a nosotros,  desde ahí abajo, nos perecieron  muchos más.

Estuvimos  un buen rato allí… era un gusto ver correr el agua y escuchar el rumor de la cascada. El sitio es precioso, respiras una tranquilidad que incluso llega a ser un poco abrumadora si estas acostumbrada, como yo, al ruido de la ciudad.  El agua es totalmente cristalina y te permite ver lo que hay en el fondo.

Además, si el nivel del agua os lo permite os podréis acercar a la cascada a sacaros una foto, incluso podréis cruzar al otro lado, pero cuidado, nunca lo hagáis por las piedras que estén mojadas, resbalan mucho.

Comentario de mamá: Nosotros optamos por comer en uno de los restaurantes del pueblo, pero justo debajo de la cascada hay varias zonas donde se puede descansar e incluso hacer un picnic si os lleváis la comida.

Pero todo lo bueno llega a su fin y nuestro amigo el hambre ya llamaba a la puerta de los enanos, un hecho que no nos permitió demorar la vuelta ni un minuto más.  Como ya sabíamos a dónde íbamos el regreso fue más divertido, saludamos  a los que iban subiendo o ayudamos a los que iban un poco perdidos.  Teníais que ver a los enanos dando indicaciones como verdades boyscouts. 🙂

Si tengo que poner un punto negativo a nuestra experiencia diría que al ser Valverde de los arroyos un pueblo pequeñito tiene poca oferta de restaurantes y  si a eso le súmanos que fuimos un fin de semana en el que había un encuentro familiar con más de 50 personas y que se nos olvidó reservar…….. Pues eso, que acabamos picoteando algo rápido  en uno de los bares.

Así que… OJO, consejo súper importante de mamá escarmentada: Si decidís venir a Valverde de los Arroyos sin idea de hacer un picnic.. RESERVAD el día anterior. 😉

A pesar de eso, tenemos que decir que nuestra excursión fue  todo un éxito. Nos encantó el pueblo, nos encantó el paseo, la cascada y lo más importante…. pasamos un día  fantástico en familia.

Ya nos enamoró Patones en su día y con Valverde de los Arroyos  hemos comprobado una vez más  que la fama que tienen estos rincones de la arquitectura negra es de sobra merecida, así que seguiremos descubriéndola. ¿Nos acompañáis?

Bs

Bem-vindo a Lisboa (Parte 1)

Llevaba una temporada queriendo ir a Lisboa. Además de bonito, no excesivamente lejos de Madrid, (bueno unos 625 kilómetros 🙂 , pero acostumbrados a subir a Galicia podríamos decir que no está excesivamente lejos) y siempre  había oído que era perfecto para ir con los peques.

La verdad es que desde que tomé la decisión hasta que lo llevamos a cabo ha pasado tiempo, siempre surgía otro plan que hacia retroceder a Lisboa en el escalón de las preferencias. Pero aprovechando los días de vacaciones de los enanos por “culpa” de Halloween y que nosotros en el trabajo no teníamos mucho follón  me lancé a organizarlo.

Tengo que reconocer que aunque el planing estaba muy calculado, la puesta en práctica fue un poco a “mata caballo”.  Manu como buen gallego me decía que en esas fechas nos podíamos encontrar con cuatro días horribles de lluvia y parte de razón tenía pues no dejaba de ser finales de Octubre, pero a medida que avanzaba la semana las previsiones de tiempo  parecían buenas y  mi compañera Inma (extremeña) me  decía que por en ese puente nunca llovía, así que en un ataque de “me lanzo a la piscina” me puse a buscar hotel.

Aquí es donde mi nube de algodón se deshizo, haciéndome caer de golpe a la realidad… la feliz idea de viajar a Lisboa no era solo  mía, otros tropecientos turistas la habían tenido igual y  gracias a mi indecisión la oferta de habitaciones en la ciudad no era demasiado amplia. Pero a toro pasado tengo que decir que la elección de hotel que tomé (eso sí, por eliminación) no fue para nada mala, aunque me sigue dando un poco de rabia no haberlo hecho con más tiempo ya que había oído que  las opciones que la ciudad lusa ofrece al hospedaje en familia son magnificas.  (Habrá que repetir jajajajaja).

Hice las maletas el jueves y el viernes por la mañana las cargamos en el coche, así que cuando salimos de trabajar solo tuvimos que recoger  a los peques y nos pusimos rumbo a la A5 que prometía estar colapsada.

Si, la A5 estaba hasta arriba, pero no fue tan trágico como me lo imaginaba y  el viaje no se hizo demasiado largo con siestas del papá y  peques, sumado con algún receso para repostar.

A las 21.45 hora española, 20.45 hora portuguesa (siiiii tienen una hora menos) estábamos cruzando el puente 25 de abril, ¡alucinante aun siendo de noche! y veinte minutos después (con un par de vueltas de más por eso de perdernos) entrando por la puerta del hotel.

Al día siguiente nos despertamos pronto y no por voluntad propia sino por lo de la hora menos jajaja. Hacia un día precioso que no podíamos desaprovechar así que cogimos fuerzas con el desayuno y a la calle… 🙂

Inciso de mamá: Si sois de los míos que os estudiáis los viajes antes de ir genial, pero si no os recomiendo que en Lisboa al menos lo hagáis  por encima,  tiene tantas opciones y cosas que ver que un poquito de organización anticipada  os hará ganar tiempo.

Si os parece…  este viaje os lo voy a contar en dos partes, los tres días de golpe  en un solo post puede llegar a ser hasta un poco pesado, así que en cuando acabe nuestro primer día pondré un “to be continue…“ y la próxima semana publicaré el resto con más visitas y experiencias.

Pero como siempre y antes de nada os quiero dar algún consejo para que vuestra visita sea perfecta.

Consejo 1: Lisboa, al igual que Roma está construida entre colinas, así que os vais a pasar mucho tiempo subiendo y bajando cuestas. Tenedlo en cuenta para llevar un calzado cómodo y un poquito de paciencia con los peques. Diría que el carrito no es buena idea en esta ciudad, pero no os agobiéis, el transporte público es bastante bueno para movernos por la ciudad.

Consejo 2: Lisboa es una ciudad templada. Los otoños y los inviernos en esta zona no son demasiado duros ni con demasiada lluvia. A partir de primavera las temperaturas son muy agradables pero con mucho sol desde Mayo a Septiembre, (y este año hasta noviembre) si vais por estas fechas, no olvidéis crema  y una gorrita para los peques.

Por eso, Lisboa es una ciudad que se puede visitar durante todo el año si adecuamos un poco la ropa con la época.

Consejo 3: Hay que tener mucho cuidado con las carteras y mochilas, las zonas turísticas de Lisboa son de las favoritas para los carteristas.

Consejo 4: Los horarios de Lisboa son algo diferentes a los nuestros. Aprovechando la luz del sol. Las tiendas y los museos suelen abrir a las 9.00 y cerrar sobre las 17.00-18.00, aunque siempre hay excepciones, sobre todo los Centros comerciales que abren de 10.00 a 22.00.

También existen diferencias en los horarios de comidas. Los portugueses suelen comer entre las 12.30-13.30 y cenan de 19.30 a 21.30, así que tenedlo en cuenta si pensáis vómer en algún restaurante que no sea de la zona turística.

Ahora ya,  si podemos empezar….

DIA 1. Centro histórico.

No se puede decir que se  conoce Lisboa sin visitar su casco histórico.

Jorge tenía muchas ganas de conocer «su» Castillo por lo que no podíamos empezar nuestra aventura lisboeta de otra manera que subiendo al Castillo de San Jorge (Castelo de Sao Jorge), así que nos dirigimos al barrio de la Alfama, el barrio más antiguo de Lisboa, con pequeñas callejuelas en las que se puede ver lo más tradicional de la ciudad. En definitiva, una de las zonas más típicas de la ciudad  y en la que circula uno de los iconos de Lisboa, el tranvía, con una de las rutas más famosas, la ruta del 28.

Confesión de mamá: Tengo que reconocer que nuestro primer destino iba a ser en la primera parada de este mítico tranvía, pero cuando llegamos a las 10.00 de la mañana (hora portuguesa) la cola era de 3 horas según el encargado, así que os podéis imaginar que con dos niños pequeños esa opción no se podía ni considerar por lo que tiramos de piernas y la hicimos andando.

Moraleja de mamá: Si queréis montar en este tranvía, tenéis que hacerlo a primerísima hora de la mañana o a ultima, sobre todo en época de primavera- verano y festivos. 😉

Tras un par de cuestas empinadas o quizás tres, llegamos al Castillo de Lisboa, símbolo de la ciudad, un edificio fundamental en la reconquista portuguesa y  desde donde, gracias a su situación privilegiada encima de una de las siete colinas de Lisboa, se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.

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Jorge estaba emocionado paseando encima de sus murallas, sus cañones,  viendo las alacenas y subiendo a cada uno de los torreones.

OJO. Hay que estar atento con los niños, algunas de las zonas tienen poca altura de protección para ellos y puede que lo que es algo divertido se convierta por alguna imprudencia en algo peligroso.

Consejo de mamá: A nosotros no nos tocó una cola excesivamente pesada pero en el hotel nos comentaron que si vais en uno de esos días de turismo total, la cola para comprar las entradas puede ser muuuuuy larga, así que mientras un adulto se queda en la cola (por si acaso… 😉 , el otro se puede acercar con los peques directamente al mostrador y comentar que vais con niños, suelen vender las entradas sin esperar.

Por la tarde, tras reponer fuerzas en un restaurante que aunque original no os voy a recomendar jajaja, nos dirigimos  la zona de la Baixa, otro de los puntos importantes del casco histórico de la ciudad y que sería un pecado no conocer.

La Baixa (barrio Bajo) es la zona llana de la ciudad, con calles rectas en forma de cuadricula y cuya arteria principal es la Rua Augusta que atraviesa el barrio de Norte a Sur.

Aunque esta visita debería empezarse por el Norte, por la plaza de Don Pedro IV más conocida como el Rossio, nosotros lo hicimos al revés… Empezamos por parte más bonita para mi gusto, por la Plaza del comercio, también llamada la terraza de Palacio. Flanqueada por los costados con las colinas de Alfama y el Chiado y por el sur con la orilla del rio Tajo.

Qué bonito…. Cuantas fotos nos hicimos y a pesar de la gente que había cuanta tranquilidad se respiraba con el sonido del rio. Aprovechando que los enanos estaban sentados junto a la orilla les conté que la explanada que teníamos delante era la plaza más importante de la ciudad pues simboliza la apertura de Lisboa al exterior.

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Cotilleo histórico de mamá. Esta plaza era donde se recibían a las autoridades que visitaban la ciudad y era donde, antes del terremoto del siglo XVIII se encontraba el Palacio Real. En la actualidad la plaza está rodeada de edificios porticados entre los que se encuentran muchos de los ministerios de Portugal.

Tras un ratito aquí, nos dirigimos a la Rua Augusta y  mientras cruzamos el imponente arco de la entrada, les explicaba que los que las calles que veíamos no eran así antes, las olas que provocaron el terremoto en el siglo XVIII arrasaron la ciudad y se tuvo que reconstruir casi al completo.

Se notaba que esta calle es la zona turística por excelencia, sus aceras estaban llenas de restaurantes, tiendas de recuerdos y espectáculos callejeros.

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En nuestro paseo descubrimos el “Elevador de Santa Justa”, una imponente construcción en hierro que muchas veces, por su fisionomía se le atribuye a Eiffel pero no es correcto, su constructor fue portugués aunque discípulo del francés.

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Cuando leí sobre él me sorprendió descubrir que aunque su uso en la actualidad es casi en exclusiva para el turismo, tiene uno de los muchos miradores con los que cuenta la ciudad, aún hoy forma parte del sistema de transporte de Lisboa pues une los barrios de Chiado y la Baixa.

Consejo de mamá: Os digo lo mismo que en el tranvía, para subir aquí o venís a deshoras o con mucha carga de paciencia. 🙂

Casi sin darnos cuenta habíamos llegado a la plaza de Don Pedro IV(por la estatua del centro) o del Rossio, antiguo mercado medieval y punto de encuentro de los lisboetas, donde se encuentran la estación central y el Teatro Nacional Maria II.

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(foto: http://www.aboslutportugal.com)

Los enanos estaban cansados y buscamos una cafetería cerca para poder repostar energías, tuvimos la suerte de dar con la Confitería Nacional cuya terraza (en la Plaza da Figueria) tienen unas vistas espectaculares al Castillo de San Jorge.

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Los papis sabemos de sobra que si a un peque o no tan peque se le deja descansar después de un largo paseo será difícil volverlo a encauzar en la excursión y eso nos pasó con nuestros hijos. Menos mal que en esta plaza estaba una de las paradas de los autos turísticos de moda en Lisboa jajajaja. Los TUKTUK.

Yo solo había visto estos elementos de transporte en Italia, me parecían súper curiosos viendo a la gente dentro recorriendo las carreteras a una velocidad media no superior a los 80 kilómetros por hora.

Estos vehículos motorizados de tres ruedas  se inauguraron en  2012 y hoy en día es una de las opciones más usadas por los turistas en la capital. Hay mil opciones, recorridos y precios, a nosotros nos faltaba por conocer la zona del Chiado (barrio Alto) para acabar con el planning del día, así que contratamos una hora por 50 euros.

Cotilleo de mamá: El nombre del barrio procede de un fraile franciscano del siglo XVI que colgó los hábitos para dedicarse al teatro y  que se hizo tan famoso que hasta su nombre le pusieron a una de las zonas más elegantes de la ciudad en esos años.

Como nos reímos, parecía una atracción del parque de atracciones con las cuestas, los adoquines y el tráfico. En alguna ocasión llegué a asustarme un poco, pero lo tienen totalmente controlado. Como pasa en Italia…. “es un casino (lio) controlado”. 😉

Con nuestro TUKTUK paseamos por las callejuelas del barrio más intelectual y bohemio del casco histórico.

Cotilleo de mamá. Según nos comentó nuestro guía, este barrio también se ha tenido que reconstruir tras un incendio de 1988 y la pena es que con ella se perdió un poco el estilo tradicional, convirtiéndolo en más comercial.

Conocimos el Teatro Trinidade, la plaza “Largo de Camöes y la Iglesia dos Mártires. Llegamos incluso al Parlamento portugués y la Basílica da Estrala que la Princesa María Francisca Isabel ordenó construir en pago a su promesa al tener un hijo varón.

Pero lo que más nos gustó y me es imposible pasar por alto…

El mirador del jardín de San Pedro de Alcántara, que está al final de la Rua del mismo nombre , justo al lado del Funicular de la Gloria,  es un balcón perfecto para ver la imagen típica de Lisboa… fachadas de colores y tejados rojos.

Inciso de mamá: Los enanos se quedaron tan alucinados con el «funivía» que tuvimos que volver un par de veces para experimentarlo en persona….

A Brasileira, uno de los cafés más populares de Lisboa y que, aunque se fundó como tienda especializada en la venta de café de Brasil, en los años 30 se convirtió en el punto de encuentro de los artistas de la época.

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No pudimos evitar hacernos una foto con la estatua de Fernando Pessoa sentado en una de las mesas junto a la puerta.

El día acabó cenando en la Cervecería Trinidade, uno de los restaurantes más típicos del barrio Alto. Perteneció a un antiguo convento y está decorado con el típico azulejo portugués.

Consejo de mamá practica: Si os decidís a probarlo os recomiendo reservar antes, es muy conocido y siempre está lleno, en muchas ocasiones hay que guardar cola.

Ahora sí, no podemos más, nos vamos a la cama que mañana nos espera un día igual de intenso que el que estamos dejamos atrás…. “Sweet dreams”

Bs

To be continue……

Ahora que estamos todos…

Sé que a muchos no se os ha pasado por alto que desde verano Maria está un poco desaparecida y que las entradas que ha habido desde entonces han sido todas mías.

Más de uno me ha preguntado por privado si esto es porque a partir de ahora solo yo me voy a encargar del blog, si nos ha pasado algo o estamos enfadas… Así que creo que ha llegado el momento de contaros la razón.

Este blog no podría seguir funcionando sin ella así que no, TRANQUILOS, Maria sigue formando parte de esta pequeña familia y seguirá siéndolo por siempre. Pero lo que sí es cierto es que le han surgido un par de “proyectos” que no puede desperdiciar y que exigen el 100% de ella durante una temporada para poder salir adelante.

Todo nuevo proyecto  llevan consigo un esfuerzo adicional y María además es una persona súper exigente con ella misma, no le gusta estar a medio gas en nada y menos en esta aventura que nació con el objetivo de disfrutar de la vida con nuestros peques. Por eso y hasta que todo vuelva a la normalidad decidimos que se apartara un poco del blog, no abandonarlo, simplemente estar un poco en la sombra como «reserva» hasta que todo se encauzara y ella estuviera de nuevo lista para su vuelta a la “rutina”.

Mientras tanto, una servidora intentará suplirla de la mejor manera que sabe, deseando que, aunque sea difícil sustituir a una persona como ella, al menos, no se note demasiado la diferencia.

Lo que si os pido, ahora que ya nos concomemos y tenemos confianza ;), es que tengáis un poquito de paciencia con nosotras… si con dos en el equipo íbamos siempre con prisas, no os podéis imaginar con la mitad 😦 . Entre el trabajo, los deberes, las extraescolares y los líos en los que me meto a veces me resulta muy difícil tener la entrada a tiempo. Por eso, si alguna vez no llegara perdonadme, os prometo que  estará lista en la siguiente semana.

Compi… te queremos un montón, sabes que te echamos mucho de menos… a ti, a tu sonrisa, a  tus ocurrencias, a  tus locuras 🙂…  así que trabaja muy duro, que tus «proyectos» salgan adelante teniendo ese éxito que te mereces, pero no tardes en volver que todos esperamos con los brazos abiertos tus entradas con nuevas aventuras.

Te quiero amiguita. 😉

Bs

¡Por cierto! Para los que acabáis de llegar a esta  familia de «mamás peques y super planes» y no habéis tenido la oportunidad de conocer a María, podéis hacerlo pinchando aquí….. 😉