Te invito al té de las cinco

Los que nos conocen de sobra es conocido que mi hija es una fanática de lo “ingles”, da igual  sobre que hablemos,  si está rico o no, si es horroroso o no… Si ella sabe que es ingles no dudará en decir que es fantástico.

Comentario de mamá: Vamos,  que no es nada objetiva, solo es una…  como la llamamos en casa, una “English fanatic”  y solo nos toca vivir con ello esperando a que pase rápido. 🙂

Ya sabéis que con la pubertad estas cosas pasan, unos se obsesionan con un grupo de música (que también), con un actor (no tanto) y otros sacan su amor “exagerado” a algo como una manera de vestir, un color o una filosofía.

Tengo que decir que nuestro caso particular  llegó  bastante antes del momento “pavo”, supongo que en parte gracias a que  una  parte de nuestra familia en un poco particular a la hora de nacionalidades  y porque su cole es británico y su día a día allí es inglés, pero como le decimos en casa…”Lucia, por mucho que sea inglés, el príncipe Carlos no es guapo, tienes que reconocerlo”.

En fin, lo llevamos como podemos.  🙂

Pero si mi hija es una “English fanatic” yo soy “Dulce fanática,   por lo que no me resisto a probar esos sitios nuevos que me llegan por las redes sociales que implican un sitio nuevo para desayunar o merendar y si encima las probabilidades que tiene de éxito son del al menos el  50% (25% por el género y 25% por lo de ingles)  no lo dudo un segundo, voy de cabeza el primer día que tenemos libre.

Sabía que con Manu y Jorge no iba a tener problema. Con Lucia en principio tampoco, pero con las hormonas revolucionadas como las tiene, la contestación podía ser “Lucia, he encontrado un sitio para merendar que se llama Living in London, ¿te parece que vayamos a merendar algún día?”. Os podéis imaginar la cara… 😉

Fuimos un sábado por la tarde, el día era uno de los últimos de Septiembre y en el que aún se podia ir sin paraguas por Madrid.  Estaba lleno pero tuvimos la suerte de que dejaban una mesa de cuatro en ese mismo momento.

Lo primero que pensé es que el nombre era todo un acierto. Cuando entras lo que ves es un salón de té de lo más british, convenciéndote de estar uno de esos locales de la capital inglesa y en vez de en  Madrid.

El espacio está dividido en dos zonas.

La tea room: con una decoración vitoriana maravillosa y acogedora, que no puede dejar  de sorprender al que entra con su vajilla de porcelana  retro y el olor de la bollería recién horneada.

 

La tienda: llena de estanterías con mermeladas, galletas, tés y demás productos ingleses; con platos y tazas de porcelana idénticas a las que usan en su salón de té, manteles, bandejas de melanina, bolsas como las que hay en Harrods, peluches, delantales y mil detalles más, ideales para regalar.

 

Confesión de mamá: No puedo decir otra cosa que la decoración es maravillosa, han conseguido convertir el espacio en un sitio muy acogedor y agradable, Sus sillones tapizados con exquisito gusto inglés, sus adornos y espejos colgados en  paredes empapeladas con unos originales papeles. Un sitio que llama a sentarte y pasar largas horas hablando mientras tomas un té.

No podíamos esperar más, no sabíamos que pedir, todo lo que veíamos a nuestro alrededor tenía una pinta estupenda. Las Tartas caseras que había…  de chocolate, zanahoria o red velvet nos estaban llamando todas al unisonó, tentándonos a pedir todas a la vez.  Pero hicimos un acto de constricción y esperamos a que nos dieran la carta.

 

La oferta es muy variada, pero a la vez sencilla, cafés, tés de todos los colores, infusiones, zumos de fruta, batidos, sándwiches ingleses, bollería caliente y tartas.

¡No sabíamos que elegir!

Los peques fueron los menos atrevidos, fueron a una opción muy segura, al sándwich mixto, pero los padres…. uy los padres, los padres dijeron que si estábamos en Londres tomaríamos el típico té inglés, así que nos pedimos un completo.

Dos tés, surtido de sándwiches ingleses, pastas y hasta dos scones. ¡Uno para cada uno!

Aclaración de mamá: ¡Mira que he lo había comido veces, pero nunca he sabido el nombre! El scone es un dulce inglés, entre un bollo y una galleta que se sirve con mermelada con una especie de mantequilla, que por lo que me dijeron se llama algo así como… “clotted cream”.

Estábamos expectantes a que llegara todo a la mesa y cuando lo hizo… ¡Madre mía!, que maravilla, cada detalle cuidado al máximo. Los platos y las tazas preciosas y cada uno con un diseño, de esos que se venden en tiendas como Laura Ashley que denotan su tono inglés, las teteras, dos grandes teteras plateadas igualitas seguro a las que usan los Windsor. Y que decir de la bandeja de tres pisos en los que venían los sándwiches, las pastas y los scones.

 

Ya solo podíamos comenzar con la “Ceremonia del Té de las cinco”. Como nos íbamos a poner. 😊

Y llegó la pregunta del millón de Jorge… “mamá, ¿Quién inventó la hora del Té?”.

Ay madre… Esta ansia de curiosidad no pude saciarlo en el momento al 100%, la historia me sonaba de haberla escuchado en alguna ocasión, pero tengo que reconocer que cuando llegué a casa la busqué para cerciorarme de que no me había colado.

La explicación que di fue a grandes rasgos similar a la real, pero como ya se me la verdadera, a vosotros os doy la buena, para que cuando os pregunten vuestros peques o surja en alguna conversación, quedéis como unos campeones. 😉

Hay pocas referencias sobre el origen del “Té de las cinco” pero la mayoría de los historiadores afirman que fue Ladi Anna María Stanhope (7ª Duquesa de Bedford) que una tarde cualquiera de 1840 y tras despertarse de una pequeña siesta tras el almuerzo, sintió una sensación de vacío en el estómago que no le gustó nada.

Aclaración de mamá: En esa época en Inglaterra era costumbre no comer nada desde la comida hasta la cena.

Como esa tarde tenia una visita en casa, decidió pedir al servicio que preparasen unas tazas de te con pastas y sándwiches. La idea le gustó tanto que decidió imponerla como costumbre en su día a día.

Una de las invitadas a ese “Tea party” era la mismísima reina Victoria y como la idea le gustó tanto o más que a la anfitriona, el “afternoon tea” se convirtió en costumbre generalizada en la aristocracia. burguesía y no tardando en llegar a la clase obrera, siendo hoy una de las costumbres más características de los británicos.

Madre mía, que merendola nos dimos, No dejamos ni las migas, estaba todo TAAAAAAN RICOOOOOOO.  Eso sí, creo que hoy aún no he bajado todas las calorías ingeridas por mucha sesión de boxeo que haya tenido desde entonces. Jajajaja.

Después de hacernos la foto con la reina…

Nos fuimos a casa, no sin antes apuntar en nuestra lista de “sitios a los que repetimos seguro” Living in London ya que además de ser un sitio, hoy por hoy, único en Madrid, se come de maravilla.

De hecho, ya volvimos.

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¿Os animáis?

Si te ha gustado, ¿nos compartes?

Bs

Datos que os pueden interesar.

Dirección: Calle Núñez de Balboa, 76

OJO. En todas las reseñas que aparecen en internet aparece la dirección de Santa Engracia, 4 pero esa creo que ya cerró.

Horario: de 9.30 a 22.00

OJO. Aunque en las R.S.S pone que el domingo cierre, desde hace un mes abre también los domingos.

Recomendación: No es un local demasiado grande y se llena rápido. No se puede reservar así que, si vais en hora punta, id con paciencia 😉

Sitio web: www.livinginlondonshop.es

Mamá Framboise. Un salto de parís a Nueva York

Si, si, lo confieso, soy fanática del chocolate… 🙂 pero en contra de lo que dice mi compi Maria, no solo del chocolate, todo lo dulce me apasiona, da igual que sea la cosa más simple como un suizo o sea la tarta más complicada de hacer del mundo, yo me muero por todo eso. Y si fuera cierto ese dicho que dice “uno es lo que come”, yo sería el mejor ejemplo de la persona más dulce del mundo… pero hablo en condicional porque tengo que reconocer que este dicho no funciona demasiado, a veces tengo un genio… que ni todo el azúcar del mundo me puede llegar a dulcificar :).

Pero esto no es una confesión de mis defectillos como persona, es más, esos prefiero guardármelos para mí ya que no son de esas cosas de las que más me pueda sentir orgullosa, así que vamos a lo que vamos…… jajajaja

Hace casi un año, escribí sobre uno de mis primeros descubrimientos como mamá bloguera y que si tengo que apostar algo, apostaría mi mano izquierda (soy zurda) que es el que más les ha gustado a mi pequeña, gran familia; “Mama Framboise”, una verdadera boulangerie francesa con aire provenzal y con cierto toque vintage que tenemos en la calle Fernando VI en Madrid.

Me enamoró su decoración, su ambiente, su personal, su toque provenzal y como no, cada uno de sus deliciosos pasteles. En poco tiempo se ha convertido en un lugar asiduamente visitado por mi familia, cualquier ocasión es la perfecta para ir, que si una mañana que papá no está en clase, un cumpleaños, la vuelta de un viaje en el que  no tienes nada en la nevera… incluso ya  tenemos  lista de espera por parte de algún familiar que embelesado por las fotos que enviamos por watsapp quiere que le llevemos la próxima vez que venga.

No sé si ya habéis caído en esta dulce tentación, pero el boca a boca ha sido espectacular y o vas a horas tempranas o te  tocar esperar seguro. Mama Framboise es el ejemplo típico de un negocio que ha tenido éxito y que en pocos meses se ha convertido en el local de moda en la capital. Esto, para la familia Naya-Rubio ha sido un pequeño jarro de agua fría ya que no nos deja disfrutar de esta dulce actividad tantas veces como quisiéramos 😦

Pero señores, los fanáticos del dulce hemos tenido suerte y Mama Framboise ha abierto una sucursal :), después del éxito obtenido con su primera pastelería, su creador ha decidido arriesgar y poner el punto dulce al recientemente inaugurado “Platea Madrid”, un antiguo teatro (antiguo cine Carlos III) reconvertido en espacio gastronómico, que se ha diseñado siguiendo la fórmula del Mercado de San Miguel y donde se puede disfrutar a cualquier hora del día de deliciosa gastronomía, nacional e internacional, de hoy y de siempre.

Ya sabéis que soy muy curiosa y desde que descubrimos MF (I) he querido saber un poquito más en la vida del creador de este nuevo tipo de pastelería. Una vez mis expectativas se han visto superadas con creces y he quedado maravillada de como un chico de tan solo 30 años ha conseguido tanto éxito en tan poco tiempo.

Alejandro Montes nació en 1984 en una la localidad de Langreo, Asturias. Su relación con este mundo nació cuando apenas tenía seis años y sus padres le dejaban en una pastelería del pueblo mientras ellos se iban a trabajar. Como dice él “El olor de la bollería conociéndose y ver la vitrina rebosante de pasteles a primera hora de la mañana, quedaron grabados en mi…”

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Imagen del periodico LARAZON

Hace más o menos  tres años decidió, con su socio Angel Sánchez- infantes, recuperar la idea romántica de la pastelería,  que la gente volviera a disfrutar de un buen desayuno, cualquier postre o incluso una merienda sin tener que pagar barbaridades por ella. La idea de Mamá frambiose salió de uno de los libros favoritos de Alejandro, «Cinco cuartos de naranja» de la autora Joanne Harris , donde su personaje principal, Framboise, abre un pequeño restaurante en un pueblo de la Francia ocupada por los nazis y que tiene gran éxito gracias a las recetas que saca de un libro de su madre.

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Los materiales que utilizan son de primera calidad y naturales ya que uno de sus principales objetivos es recuperar los sabores de pastelería de siempre. Todo es artesano y natural, la bollería la hacen en el obrador de la tienda y sobra decir que todo está para chuparse los dedos.

Madre mía, cuando nos lo dijo una de las camareras de Fernando VI, ¡otro Mamá framboise!, no nos lo podíamos creer y podéis imaginar cuanto me costó esperar para estrenarlo (me parecía muy fuerte ir ese mismo díaJ), pero finalmente llegó la ocasión…… elegimos el siguiente domingo, como no sabíamos nada sobre él, fuimos por la mañana prontito.

Nos encontramos un espacio enorme, con aire industrial y urbano, con semáforos y pasos de cebra, con paredes forradas de madera y metal, emulando a una antigua fábrica del Nueva York de principios del siglo pasado.

Aunque tiene dos puertas de acceso nosotros entramos por  la calle Marqués de Zurguena.

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La puerta de entrada  nos lleva a un gran pasillo separa los diferentes ambientes de este dulce paraíso. A la derecha, nos encontramos con una barra de cafetería estilo industrial, con sus taburetes de cuero, un gramófono y hasta una bici vintage en cuyo cesto nos se encuentra la carta de la pastelería impresa en papel imitando periódicos neoyorkinos.

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A la izquierda, una zona de tienda que entre sus exquisiteces de siempre, cuenta con una zona con maquinas y cafés del mundo para los mas cafeteros, sin olvidarse de un rinconcito para los amantes del té.

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Y en el centro se puede ver una zona que parece una redacción de periódico, decorado hasta el mínimo detalle con objetos retro que da un encanto especial al local.

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Todo en su conjunto engloba un mundo acogedor que  invita a sentarte y pasar un buen rato de relax acompañado con un buen café y un trozo de bizcocho de la abuela.

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En seguida vino una camarera y nos preguntó si sabíamos el funcionamiento del local, la verdad es que la pregunta nos sorprendió y preferí pecar de novata más que de listilla ;), nuestra respuesta fue no y ella inmediatamente, sin perder la sonrisa nos explicó que a diferencia del primer MF, aquí se solicitan y pagan las viandas en la barra y los camareros nos la servirían en la mesa lo más rápido posible.

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Pero mamá, dijo Lucia «¿cómo saben que es para nosotros?». La camera enseguida la contestó…. » te voy a contar un secreto, el truco está en que cuando pidas en la barra te van a dar una letra o  número que a nosotros nos ayuda a saber para quien es, pero shhhhhhh, es un secreto» .

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Ahí nos sentamos los cuatro y con el periódico en mano nos pusimos a elegir…. Fue más difícil que poner de acuerdo las agendas de los dirigentes de la ONU.

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Que si un croissant, pero…… ¿de qué? de chocolate, frambuesa o de mantequilla.

Que si un bizcocho de la abuela, pero… ¿de qué? de mantequilla o de chocolate.

Que si una tostada. Pero…. ¿de qué? Normal, de brioche, payesa o cereales

Como veréis la variedad es interminable, lo único que tuvimos claro fueron las bebidas y la tartaleta de frambuesa para Jorge, zumos de naranja natural, cafés para os papis y leche fría para los peques.

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También innovamos un poco y probamos los batidos de fresas y frmabuesas  que habían sacado como producto “estrella” del verano ;). Sin palabras…..

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Tengo que reconocer que tuvimos  un momento de crisis y que me hizo temer que no volveríamos a esta desahogada nueva opción que nos daba nuestra pastelería preferida, NO HACEN CREPPES :(, la cara de Lucia era un poema, lo que más le gusta del mundo y este nuevo MF no lo hacía, menos mal que pudimos sustituir su carencia con un pastel de galleta que quita el hipo.

Y ¿Qué pasa para la gente que no es tan golosa como yo? No os preocupeís, Madame Framboise no es solo una pastelería y salón de té, además de su inmejorable gama de bollería, cuenta también con quiches, sándwiches y ensaladas que pueden acompañarse con un vino o un champagne francés.

Madame Framboise es un ambiente que acoge a todo tipo de gente, desde niños a personas mayores, desde golosos hasta lo que no lo son tantos. MF acoge a toda aquella persona que esté buscando esos sabores perdidos y que recordamos con anhelo.

Desde que lo conocimos, lo hemos visitado varias veces. (siempre que a Lucia no le apetezca un creppe que nos toca ir al hermano mayor en Fernando VI) Incluso en mi baja del mes de junio, junto a mi enfermera particular, mi mami, he aprovechado más de una vez que los niños estaban en el cole para conocer las otras posibilidades que la carta ofrece. De ellas tengo que decir que nada tienen que enviar a las que ya conocíamos… los macarons, para morirse; las tartaletas/tartas, sin palabras y los eclairs de chocolate mmmmmmm…..

POR CIERTO: Gracias mamá por engordar un par de kilos conmigo en estas mañanas gastronómicas 😉

Madrid tiene muchas cosas buenas y una de ellas es que nunca sabes lo que puedes encontrar paseando por sus calles. A mí me encantan los pequeños placeres de la vida y si es como dulce mucho más, me encanta investigar y pasear buscando sitios para poder ir con mis peques a desayunar un domingo por la mañana o merendar una tarde tonta de la semana. Mama Framboise (I y II) es un espacio que hace las delicias para los más golosos de la casa, sean pequeños o grandes. Es cierto que no  hace falta ser tan exagerados como nosotros que repetimos y repetimos, pero si tiene que ser uno de esos sitios de obligada visita, al menos una vez en la vida.

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Besos

www.mamaframboise.com

c/ Goya 5-7 (PLATEA)

28001 Madrid