El desierto de Madrid

Yo trabajo en impuestos y para mi, hay ciertos periodos en el año que tengo que hacer verdaderos malabares para conseguir cuadrar mi vida familiar con el trabajo.

Octubre es uno de esos meses y éste en especial, Jorge se ha apuntado al equipo de baloncesto del cole y aunque estoy encantada con ello, es algo que ha complicado un poquito más si cabe mi horario laboral. Si a esto le sumamos las maravillosas innovaciones de nuestro Ministro de Hacienda que suponen más obligaciones fiscales para los contribuyentes…  mi conciliación es casi un encaje de bolillos jajaja.

En fin, todo esto para decir que Octubre no es un mes muy activo a la hora de hacer cosas en familia, algo que me da mucha rabia, sobre todo en estos días que aun contamos con el buen tiempo y que ya echaremos de menos cuando llegue el frio y la lluvia. Pero ya sabéis que una no es capaz de estar quieta, siempre tengo un as escondido en la manga y aunque sean planes cortitos, alguno se está haciendo.  😉

El año pasado Jorge estudió los climas del mundo y le sorprendió bastante el tema del desierto, de como un sitio tan árido y con tan poca agua como ese podía tener árboles, plantas e incluso esas cosas llamadas “Oasis”.

Ya sabéis que soy de esas personas que cree que todo se aprende mejor de una manera divertida y experimentándolo uno mismo, por eso comencé a buscar (sin prisa alguna) alguna actividad que me ayudara a explicar esto del desierto. Refresqué la idea de visitar con los peques el “Jardín Botánico de Madrid, (destino que desde hace mucho tiempo está en mi lista de pendientes, pero que aún no he conseguido ir) pero rápidamente se  volvió a colocar en el cajón de ciencias de mi memoria al descubrir  un plan que se adecuaba al 100% en  mi búsqueda  y que se encontraba a tan solo 25 kilómetros de casa.

DESERT CITY….es un alucinante jardín botánico de cactus y plantas xerofíticas.

Inciso de mamá ignorante: ¿y qué es eso de “plantas xerofíticas”? Reconoced que la mayoría se ha quedado igual que yo a leer esta palabra un poco complicada de pronunciar….

“Mamá, mamá. que es eso de plantas Xerofíticas?

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(foto: http://thecreativejunkie.com)

Pues para  que vayáis con la lección aprendida y quedéis como unos campeones delante de vuestros peques os diré que no son más que aquellas plantas que han conseguido evolucionar de tal manera que son capaces de adaptarse a condiciones de aridez y sequía, absorbiendo, reteniendo o impidiendo la pérdida del agua. (Toma ya jajaja)

Desert City. Es un espacio dedicado al culto del cactus, (de las 400 variedades de especies xerofíticas que hay, 250 son cactus) en el que merece la pena perderse un rato y pasear sin prisa, enseñando a grandes y pequeños un proyecto tan bonito y a la vez ecológico.

Pero que es una entrada de Marta sin un poquito de historia… 🙂

Desert City es mucho más que un jardín botánico. Tal y como ellos cuentan en su web, son un vivero especializado en Xeropaisajismo, en el que cultivan, exponen, investigan y venden plantas con estas características.

La creadora de este sueño es Mercedes García, farmacéutica de profesión y enamorada de este tipo de plantas desde siempre. Las estudió minuciosamente durante años, viajando por los cinco continentes y de los que siempre traía una planta nueva.

Su pasión la llevó a estudiar ingeniería agrónoma a los 45 años y aunque siempre ha estado ligada a su profesión de farmacéutica decidió empezar con esta aventura, un proyecto en el que se crean paisajes con plantas que necesitasen poca agua, buscando siempre la sostenibilidad del planeta.

Curiosidad de mamá: ¿Sabías que un jardín de este tipo puede llegar a ahorra un 80% de agua? Por eso a este tipo de plantas se les llaman los “camellos” del reino vegetal.

Ahora sí, ahora ya estáis preparados para comenzar la visita…

Hace un par de domingos, mientras mi compi Maria estaba recogiendo castañas… (creo que os contará su experiencia próximamente) decidimos llevar a los peques a desayunar fuera de casa. Han abierto un nuevo “Mamá framboise” cerca de mi oficina (pastelería fetiche de mis peques y de la que ya hemos hablado aquí un par de veces 😊 …. 1 y 2) y desde que se enteraron insistían en ir.

Después del desayuno no querían volver a casa y la verdad es que yo tampoco, así que encontré la excusa perfecta para visitar este Oasis de Madrid.

A pesar de que está en la vía de servicio de la carretera de Burgos, nos sorprendió que al aparcar no se oía ni un ruido y parecía que entrabamos en un verdadero desierto.

Nada más cruzar la puerta de entrada nos encontramos «el vivero», un espacio super luminoso y amplio en el que pudimos descubrir multitud de cactus y otras especies divididos en función del continente de donde eran originarios.

Norte América, África, Sudamérica, Oceanía y Asia.

Aquí conocimos a unos “tipos” super chulos….

*La pata de Elefante.

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*El “Echinopsis pasacana”. El cactus más longevo del centro, un cactus que mide más de 6 metros, de más de 90 años y que pesa cuatro toneladas.

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*El” Ferocactus” o “cactus salvaje” que es el favorito de Mercedes.

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*El “cephalocereus” o “cabeza de viejo”, que crece muy lentamente, que puede llegar a medir hasta 10 metros de altura y que puede vivir hasta 200 años.

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*El cactus que puede soportar hasta los -22 grados centígrados.

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*EL cactus que más piensa.

*La planta del incienso. (¡Realmente huele a incienso!)

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Y descubrimos cosas tan interesantes como…

*Que los cactus pueden llegar a vivir entre 300 y 400 años.

*Que a los cactus solo hay que regarlos desde primavera a otoño, nunca en invierno.  Hay que regarlos en función de la temperatura que haga y haciéndole “creer” que sigue en su lugar de origen.

*Que muchas de las plantas que viven en zonas áridas y secas del planeta se adaptan perfectamente al clima de Madrid.

*Que los cactus han desarrollado sus espinas por protección.

Nos quedamos con ganas de más, así que junto a “Pincho Rancho” nos dirigimos al Jardín botánico, toda una aventura que tardaremos en olvidar por sus caminos, que nos llevaron desde la Toscana, pasando por Sonora (México), Guajira, el desierto de Tabernas o Arizona, terminando en un Oasis y por las cosas curiosas que aprendimos en cada uno de ellos.

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Comenzamos en ARIZONA. Una zona donde vimos cactus de diferentes colores y formas y que está compuesto por tres colinas separadas por lo que parece el Gran Cañón del Colorado.

Curiosidad de mamá: En este paisaje descubrimos que unos cactus que tienen forma esférica se llaman “asientos de suegra”, pero ya os decimos desde aquí que uno, no se puede sentar en ellos… ¿Quién les habrá puesto este nombre? Jajaja.

 

Casi sin darnos cuenta cruzamos al OASIS. Tal y como nos lo imaginábamos este espacio emanaba tranquilidad, con palmeras, colores verdes y agua resbalando entre las piedras. Nosotros no tuvimos suerte ya que había mucha gente, pero si vais un día que haya poca y os concentráis, podéis llegar a percibir un cierto olor a menta o melisa.

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TABERNAS. A diferencia del resto de zonas, es un espacio minimalista, con poca vegetación y en el que su punto de interés es una lámina de agua en la que, según a la hora a la que vayas, se puede ver reflejadas cada una de las plantas que la bordean.

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Curiosidad de mamá: En este paisaje volvimos a coincidir con “cabeza de viejo” o viejito” que lo llaman así por el pelo blanco que le cubre.

TOSACANA. Un jardín italiano en el que vimos olivos, granados y lavanda.

Curiosidad de mamá: En este paisaje hemos descubierto que en España tocamos a 6 olivos por persona, esto quiere decir que ¿en España tenemos unos  300.000.000?

GUAJIRA. Un paisaje que atraviesa el jardín y que cuenta con plantas del mediterráneo. Es una zona con sombras en la que crecen diferentes especies adaptadas a este entorno.

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Una zona que cuenta con el «SHOOT POINT»,  punto estratégico para cualquier «instagramer»  o amante de las redes sociales que se tercie, ya que  según dice el cartel.. «está comprobado que las personas que comparten fotos desde este lugar, consiguen más likes».

Y si en el invernadero descubrimos cosas super curiosas aquí también….

*¿Habíais oído alguna vez que, si colocas un cactus cerca del ordenador, éste te defiende de las radiaciones malignas que el aparato emana? Yo no lo había oído, pero tengo que deciros que solo es una leyenda urbana. 😦

*¿Sabíais que hay plantas xerofíticas que purifican el aire?

*¿Sabíais que, a diferencia del resto de plantas, con el cactus si puedes dormir en la habitación?

*¿Sabíais que hay algún cactus que puede llegar a absorber más de una tonelada de agua?

*¿Sabíais que al Aloe vera es una planta xerofita?

Nos lo pasamos genial y no puedo decir otra cosa que fue un rato super divertido, con los enanos corriendo de un lado a otro buscando las pistas “Pincho Rancho”.

Aunque fue una visita corta, Desert City en un sitio que merece la pena conocer. Al estar cerca de Madrid cualquier momento es perfecto para acercarse hasta allí, una mañana de domingo que quieras salir un rato con los peques, un viernes por la tarde que no os apetezca meteros en casa después del cole o incluso un sábado por la tarde después de una merienda fuera de casa.

Jorge ya tiene mucho más claro cómo es posible que haya plantas en la arena del desierto gracias a esta visita y de la manera que a mí me gusta… divirtiéndose y viéndolo en primera persona.

Ahora os toca a vosotros,  ¿os animáis a conocer un poquito más sobre el cactus y sus amigos?

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Bs.

Algunos datos que os pueden interesar…

*La visita al centro es gratuita.

*Abre todos los días de 10.00 a 20.30.

*Se aceptan mascotas.

*El parking es gratuito.

*Durante el fin de semana hay visitas guiadas (11,12,13 y 17.30)

*Realizan talleres y actividades para niños muy divertidas (consultar en su página web)

*Para cualquier consulta adicional… www.desertcitiy.es

Centro de Fauna José Peña

Post by María.

Hoy os voy a hablar del Centro de Fauna José Peña, situado en Navas del Rey.

Para llegar, saliendo de Madrid por M-501, salida Navas del Rey y en la rotonda, primera derecha. Facilito, no?… además hay un gran cartel justo antes de la rotonda que te lo indica, para torpes como yo.

Este centro inició su actividad a finales de los noventa, cuando la primera escuela taller comenzó con la recuperación de la zona conocida como “Las Canteras”, antiguo vertedero municipal. Empezaron recuperando un par de lagunillas que repoblaron con vegetación autóctona típica de humedales. Poco a poco, conjuntamente con escuelas taller de la Comunidad de Madrid, construyeron las infraestructuras para albergar a las más de 40 especies que hoy viven ahí.

Los animales que aquí han encontrado su hogar, son irrecuperables, es decir, animales que en libertad no se pueden valer por sí solos, necesitan cuidados. Algunos proceden de entidades como GREFA (grupo de rehabilitación de la fauna y flora autóctona y su hábitat) el CRAS (centro de recuperación de animales silvestres) o recogidos por agentes del SEPRONA (servicio de protección de la naturales de la Guardia Civil).

El sitio es similar al que ya visitamos ya hace un tiempo, “Cañada Real Open Center” en Peralejo (al lado de El Escorial)

Estuve buscando quien era José Peña, y lo correcto es decir quién es….. Este hombre ha dedicado su vida a la recuperación de la flora y fauna autóctona, residente en Navas del Rey, hoy en día jubilado (pero sigue pasándose por el centro), persona autodidacta que comenzó su labor en una escuela taller de Chapinería (el pueblo antes de llegar a Navas) llamada “El Palomar”, y que también colaboró en la escuela taller de este centro que antes era conocido como Centro de Fauna Navas, o incluso el Vivero de Animales (como llamaba a este lugar la gente del pueblo). Que en momentos bajos en los cuales faltaba personal y medios económicos, él seguía pasando por allí para alimentar a los animales. Así que, qué mejor nombre en homenaje a este buen señor, que además ha colaborado en programas de televisión dedicados al mundo salvaje.

Hoy en día, en centro consta de más de 8 hectáreas de terreno donde se da cabida a esas más de 40 especies de animales que os he comentado anteriormente. Con educadores que hacen de guías a grupos escolares y grupos de particulares. Aquí podemos aprender un poco más de todo el espacio natural que nos rodea.

En nuestro caso, llamé el día antes para reservar un taller, el de interacción con animales, que en teoría se debe hacer 48 horas antes, pero no hubo problema alguno.

Nuestra visita fue “autoguiada”, es decir, llegamos, adquirimos nuestras entradas con las cuales te dan un mapita de las instalaciones y a patear y descubrir. Eso si, si te encuentras con personal de las instalaciones y les haces preguntas, son super amables y te dan detalladas explicaciones, de hecho, supimos que uno de los lobos no se encontraba en su recinto porque al pobre le habían detectado un pequeño tumor que por supuesto necesitaba cura.

En la taquilla, adquirimos una bolsita de comida, ya que a algunos animales les podemos dar de comer; ellos ya te especifican qué animales y cómo darles de comer (si tirársela en el suelo o si se puede dar en la mano).

Alejandro fue el encargado del mapa, así pues, será nuestro guía y nos diría por dónde dirigirnos (tranquilos, es un recorrido circular siguiendo una senda…. Jeje,…., pero él se sentía superbien!).

Con lo que no contaban mis hijos, ni nosotros, era con encontrarnos con una surtida “banda” de gansos a poco de comenzar el recorrido; los cuales nos asaltaron en busca de comida…. Alejandro y Gabriela dieron rápidamente marcha atrás y me dejaron sola “ante el peligro”. Cierto es que era yo la que llevaba la bolsa de la comida, y se abalanzaron sobre mi…. Me sentí “mamá pato” total!!.

Después del “susto”, Alejandro se animó a darles de comer a mi lado; Gabriela prefirió mantener las distancias.

Enseguida encontramos la primera de las lagunillas, con un pequeño observatorio donde nos metimos, allí se pudieron ver patos sobretodo, que competían por la comida con peces. Estoy segura que descubriríamos más “cosas” si nos hubiésemos quedado un ratito observando, pero mis hijos no se caracterizan por la paciencia, imagino que como la mayoría de los niños. Tenían prisa por seguir con la visita.

Alejandro había visto un castillo en el mapa, yo le dije que era un palomar que allí había, pero él tenía razón: había un castillo, más bien los restos del Castillo de Navas del Rey, construido en el 1306 y conocido como  Castillete de los Moros, pero que la reina Isabel II ordenó volar, porque las ruinas de este castillete, servia de refugio a ladrones y maleantes… así que no queda mucho de el.

 

Enseguida vimos los hábitats de los lobos, ciervos, vamos, muflones, jabalí…

Después llegamos a la zona de animales de granja, donde las cabras eran las auténticas estrellas,  todos los niños estaban encantados con ellas…. Pero también estaban los cerdos, conejos y cobayas…

Ya estaba llegando la hora de inicio de nuestro taller (las 13:00 h), así que nos dirigimos hacia la carpa donde se desarrollaría, y una vez reunidos todos los participantes, iniciamos la actividad dando de comer a conejillos y cobayas, todas ellas muy simpáticas. A los niños les habían dado diferentes alimentos: pimientos, fruta, lechuga,… y ellas se dirigían a las manos de los niños que tenían lo más apetitoso en ese momento para ellas…. Jaja…

 

Después, ya todos sentados en bancos corridos por los laterales de la carpa, nos presentaron a una mofeta. Os podéis imaginar que de las explicaciones que nos dieron sobre este animal, los niños se quedaron con aquello de “suben la cola y se tiran un pedete de olor espantoso”…

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A la mofeta no la tocamos, por lo que pudiese pasar, aunque la monitora que nos acompañaba, nos dijo que nunca llegó a oler uno de sus pedetes, por suerte!.

El siguiente en presentarse fue un erizo, a los niños les sorprendió el tacto áspero de la púas. Pensaban que se pincharían con ellas, pero les explicaron que eso pasa si se sienten amenazados o tienen miedo. Así que todos nosotros fuimos muy cuidadosos con él.

La siguiente en hacer acto de presencia fue una atlética hurona, la cual nos demostró su agilidad. Las monitoras nos pidieron que, sentados, levantásemos los brazos y con mucha rapidez pasó sobre nuestras piernas cual rayo…. Perseguía la comida que llevaba en la mano su cuidadora!… les encantó a los niños.

Ahora les toca a los reptiles, empezamos conociendo a una salamanquesa “bebé”, la cual no tocamos porque estaba mudando la piel. Después le llegó el turno al gecco, que por cierto, todos deberíamos tener uno en nuestra habitación para librarnos de insectos no deseables… jaja…

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Como no, una pitón, la cual su tacto también sorprendió por su suavidad.

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A las aves, las representó un cernícalo el cual lo hicieron volar de un lado a otro de la carpa, y una lechuza que, puesto un guante especial los niños, se posaba en los brazos de los peques.

También vimos como se alimentaba la lechuza, a la que ofrecieron un ratón muerto y engulló por completo. Nos explicaron que más tarde expulsaría una bola de pelo, y que si abríamos esa “bola” encontraríamos el esqueleto completo del animalillo. De hecho, nos mostraron varias que habían recogido de sus hábitats. Teníais que ver los ojipláticos niños (y algún que otro mayor)

Así se dio por finalizado el taller. La verdad es que estuvo genial y vale la pena.

Hora de comer!….

Podéis llevaros el picnic (lo que queráis, menos la bebida que se compra dentro del centro) ya que tienen una zona habilitada para ello. Si no lo lleváis, podéis encargarlo allí (decirlo cuando reservéis) y ellos os proporcionaran uno. Nosotros nos llevamos en nuestro.

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Por supuesto hay baños, y también decir que no hay ningún problema en llevar a los más peques en su cochecito, totalmente transitable.

Cuando acabamos de comer, visitamos la parte dedicada a las aves, vimos búhos, lechuzas, águilas, cernícalos, periquitos, cotorras…. Y buitres, a los cuales vimos como eran alimentados.

Los peques quedaron embobados con los ratones, … si, si… ratoncillos que a través de un cristal, veían como recorrían su madriguera; quedaron hipnotizados por ellos.

En un momento dado, una persona del centro, pidió niños voluntarios para dar de comer a las gallinas dentro del gallinero, y por supuesto, se apuntaron todos los que en aquel momento estaban en la zona. Allí se atrevieron a darles de comer en la mano, eso sí, a las que consideraron más pequeñas, en cuanto se les acercaba alguna gallina de más envergadura o gallo,… se iban en dirección contraria, o lanzando al suelo el pienso…. Ja, ja, ja….

Sitio 100% recomendable para visitar con vuestros hijos, se llevarán una buena experiencia y saldrán de allí sabiendo un montón de cosas nuevas sobre la vida de los animales.

Encontraréis toda la info en su web: http://www.naturanavas.com , precios, horarios y todas aquellas actividades que vayan desarrollando. Por ejemplo, este mes el día  24 “Cetreros por un día” y el 29 “Berrea en familia”…. No les perdáis ojo!

Si os apetece podéis ver nuestra entrada donde os contábamos nuestra visita a «Cañada Real Open Center»

Mamá, ¡un bicho!

Con el buen tiempo, durante los fines de semana que me quedo en Madrid, me gusta  hacer alguna excursión en familia por algún sitio cerca.

Algunas nos han gustado tanto o hemos comido tan bien que solemos repetir y El Escorial es una de ellas. No os preocupéis, no os voy a remitir a la entrada que hicimos en su día, esta vez os vamos a contar un motivo más  por el qué tenéis que acercaros a este sitio mágico y que tanto a mi familia como a mi nos gusta tanto.

En alguna ocasión cotilleando por “San google” leí, que justo a la entrada de San Lorenzo del Escorial habían abierto un museo de insectos, un museo de esos que apetece ir con los peques, en los que se descubre cosas y se aprende de una manera divertida.

Insectpark, que es así como se llama, no es el típico museo en el que se ven miles de «bichos» en urnas con un alfiler con su nombre, todo lo contrario, es un espacio en el que sus creadores, han querido buscar el atraer la atención de grandes y pequeños, contándonos su lado más divertido y curioso.

Pero… ¿Qué es insectpark?

Insectpark es un centro de Naturaleza donde se puede descubrir los secretos mejor guardados de la fauna más “pequeña” en cuanto a su tamaño que vive en los diferentes ecosistemas del planeta.

Y… ¿Quiénes son sus creadores?

Insectpark es una idea de Pedro y Paloma, que tras recorrer el planeta durante años en busca de todo tipo de insectos y arácnidos, quieren compartir sus conocimientos con todo los que quieran visitar su centro.

Ya sabéis que soy muy “cotilla”,  he intentado conocer un poco más sobre la vida de estas dos personas y tengo que decir que he descubierto más sobre él que sobre ella. Pedro comenzó con su curiosidad por estos pequeños “bichitos” gracias a su abuelo, que le llevaba de paseo durante los veranos de su niñez y con el que se pasaba las horas persiguiendo mariposas.

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(foto: http://www.todoescorial.com)

Se puede decir que el origen de su colección comenzó ya durante esos años, cuando comenzó a guardar  los bichitos que le resultaban más curiosos. Esta  afición nunca cesó y ya de más mayor se dedicó a realizar expediciones científicas en busca de nuevos tesoros. Así, hasta conseguir la extensa colección que se puede ver aquí.

En cuanto a Paloma he descubierto que se ha dedicado durante años al estudio y a la reproducción de reptiles, participando también en expediciones científicas en lugares tan remotos como Borneo o Mauricio.

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(foto: http://www.insectpark.es)

¿Dónde se encuentra Insectpark?

Este centro está ubicado en un sitio precioso de la sierra, en el kilometro 5.800 de la carretera M-600 entre Guadarrama y San Lorenzo del Escorial. No tiene perdida ya que esta justo en el área recreativa del Tomillar.

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(foto: http://www.onsectopark.es)

Y ahora que tenéis todos los datos importantes… ¿Nos acompañáis a esta nueva aventura?

Salió un sábado con sol, de esos en los que aún no hacía demasiado calor pero en los que apetece salir de casa.

Ya habíamos comprado las entradas por internet, así que en cuanto entramos ya nos estaban esperando… 🙂 también esta enorme mantis de la que necesitamos unos segundos para recuperarnos del susto jajajaja.

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La chica de recepción era un encanto y nos explicó que Insectpark cuenta con cinco salas.

*Dos de ellas están dedicadas a especies vivas.

*Otra dedicada a una extensa colección de mariposas.

*Otra que está reservada para insectos naturalizados, distribuidos de una manera especial para que se pueda aprender sobre biodiversidad del planeta un poco más científica

*La última, con una colección de insectos de todo el mundo agrupados por temáticas.

Y allí que fuimos……

1 SALA. Veo, veo…

No era un sala muy grande pero si divertida. 🙂 En ella pasamos un buen rato descubriendo donde estaba un insecto palo o uno corteza.

En esta sala se quiere enseñar la capacidad de integración de ciertos insectos con el medio ambiente y en ella aprendimos que ese camuflaje y la inmovilidad son técnicas que muchos de estos bichitos usan para hacerse invisibles frente a sus depredadores.

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Aquí aprendimos un montón de cosas… sobre todo de las  diferentes clases de estos bellos insectos que viven en nuestro país.

Mis peques pasaron un buen rato en este pasillo  leyendo cada uno de los carteles explicativos con el que se cruzaban.

Observación de mamá: Me pareció una idea súper práctica el separar la información de cada comunidad autónoma por paneles, hacen la visita más atractiva para los peques y sin avasallarles con demasiada información.

Aunque es cortita esta sección, aprendimos un montón…

*Que Las mariposas tienen una vida muy corta pero muy activa. Comienzan en un huevo, después pasan a oruga, luego a crisálida y finalmente llega a adulta.

*Que las mariposas son uno de los indicadores con el que se demuestra la buena salud de un entorno y que desgraciadamente en los últimos 20 años ha disminuido tanto que hasta es difícil encontrarlas.

*Que las mariposas necesitan su carnet de identidad para poder viajar.

*Que las mariposas necesitan también un espacio silvestre en el que desarrollarse y que con nuestro progreso les estamos privando de él.

*Que los políticos ya han comenzando a elaborar programas de conservación alarmados por los innumerables avisos que los científicos están dando.

3 SALA. Curiosidades de los insectos.

Una sala muy divertida en la que han clasificado los insectos según sus categorías y en la que los peques lo pasaron en grande descubriendo los que parecían joyas, los barrenderos, los transparentes, los que pueden picar, los que se asemejan a guerreros medievales, las mariposas bañadas de colores metalizados o incluso algunos que con sus lanzas pican y son venenosos.

4 SALA. Bichos espeluznantes.

Tengo que reconocer que al 50% de la familia nos costó entrar en esta sala. Lucia tiene fobia a las arañas y tuvimos que arrastrarla casi literalmente para seguir con la expedición.

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En esta sala solo hay arácnidos, peludos y muy, muy, muy grandes. Ellas también se escondían como en la sala Veo, veo y pasamos un buen rato descubriendo sus escondrijos.

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3 SALA Biodiversidad inmensa.

Una sala  un poco más científica en la que se explica por qué son como son debido a su evolución  y adaptación al medio.

Las vitrinas están con cristales “lupa” que permiten ver a los bichitos más “GRANDES”  y con todo lujo de detalles. 🙂

Pero desgraciadamente, como toda actividad divertida, ésta, también llegó a su fin. Salimos encantados, fue una visita corta pero intensa, divertida y educativa a la vez. El plan perfecto para un domingo por la mañana que os apetezca salir de Madrid, pero sin necesidad de hacer demasiados kilómetros…. Un día en el que pasear por San Lorenzo del Escorial, El Valle de los caídos y conociendo Insect park… Ala, que os he hecho una ruta sin quererlo jajajaja.

Por cierto… justo delante de Insectpark hay un merendero fantástico con juegos para niños, ideal para hacer un picnic en familia. Pero si sois un poco tiquismiquis como yo, no os preocupes, también hay un restaurante llamado “Tomillar” al lado.

En resumen. Después de lo que hemos aprendido en esta visita tengo que decir que casi es una actividad obligada para ir con nuestros peques. Estamos hartos de ver campañas de protección del oso pardo o del lince ibérico, pero no somos conscientes de que también tenemos que intentar salvar a estos bichitos, sin ellos ninguno podríamos sobrevivir.

Dicen las estadísticas que los insectos suponen un 77% de los animales que están con nosotros en el mundo pero que solo se conocen la quinta parte y visto el ritmo que llevamos, nuestros peques no llegarán a conocer de la existencia de muchos de ellos.

Así que…. ¿Qué mejor excusa, para enseñárselos ahora que siguen entre nosotros?

No puedo terminar este post sin decir… “Gracias Insectpark por permitirnos conocer este pequeño gran mundo”

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Bs

Datos de interés

Página web. http://insectpark.es/

Horarios de apertura.

Lunes a viernes de 10:30 a 14:30

Sábados de 10:30 a 14:00 y 16:30 a 19:30

Domingos de 10:30 a 14:30

Lunes cerrado.

Se pueden concertar visitas guiadas para grupos

Tienes talleres y actividades para niños que se anuncia en la web.

Y ahora que llega el verano hacen salidas nocturnas para conocer a la estrella del museo, la mariposa isabelina.

 

Bodegueros por un día

Pues sí, ya estamos en otoño y como ya os adelantamos en la entrada de la semana pasada es la época de vendimia, la guinda al esfuerzo y al trabajo de todo un año.  Cuando viajas en esta época por zonas de vino se puede ver desde la carretera enormes extensiones de tierra que con sus colores nos muestran s que sus frutos ya están preparados para ser recogidos.

Hace unos años ni me lo había planteado, la idea de conocer una bodega siempre había rondado en nuestros planes de ocio, pero era de esos planes que nunca encontrábamos el momento, lo fuimos dejando y casi sin darnos cuenta llegaron los peques a nuestras vidas.  El plan seguía en nuestra cabeza, pero no nos parecía que fuese el mejor para hacer con niños, no por nada, sino porque probamente les aburriría. Y cuando “San internet” me ayudó a descubrir que algunas bodegas hacían jornadas en familia no lo dudé ni un segundo.

El año pasado visitamos la zona de Ribera del Duero y tanto nos gustó la experiencia en las bodegas del grupo Pesquera que a mí me entró el gusanillo de conocer un poquito más sobre esta manera de vida y las diferentes Denominaciones de Origen que tenemos en España.

Así que este año, decidí ampliar mi campo de búsqueda y el dedito en el mapa me llevó a la Rioja y así conocer de primera mano la Denominación de Origen Rioja, esa que no ha hecho famosos por todo el mundo.

De las opciones que vi, una bodega me llamó especialmente la atención, las “Bodegas Franco- Españolas”, que definían su actividad de la siguiente manera: Vendimia en Familia es una enoexperiencia diseñada para que disfrute toda la familia. En este día niños y mayores aprenden a vendimiar, recogen la uva que después convierten en mosto... ¡¡¡pisándola!!!  ¿divertido, ¿no?

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Me pareció una combinación perfecta…una de las bodegas más importantes de nuestro país nos daba la oportunidad de compartir con ellos uno de los momentos más importantes de su vida, vendimiar y encima en familia. Aprender y divertirse, mayores y pequeños… ¿Quién puede pedir más?

No lo dudé ni un momento, envié un mail preguntando si era posible reservar cuatro plazas para la jornada del 24 de septiembre y en el mismo día ya tenía la contestación.

Inciso de mama: Tengo que reconocer que Bodegas Franco-españolas está muy bien organizados, para poder visitar la bodega o asistir a una de sus jornadas, es imprescindible reservar antes, además, el pago se hace por adelantado y ellos mismos te envían el enlace para que puedas hacer el pago por PayPal o tarjeta de crédito. Así son capaces de atender a todos sus visitantes de una manera exquisita y encantadora por parte de sus trabajadores. 😉

La cita era a las 11.00, nos pidieron que llegáramos unos diez minutos antes y como la familia Naya es de esas que tiende a perderse en cualquier sitio nuevo al que vamos ya a las 10.30 estábamos en el coche metiendo la dirección en el GPS.

Inciso de mamá: Si, nos perdemos aun usando el GPS, somos como Bustamante que cuando va con su hermano a algún sitio en coche, visitamos a todos los primos y amigos que conocemos por la zona. jajajaja 

Nuestra primera sorpresa fue cuando descubrimos que las bodegas están en pleno Logroño. Nosotros no conocíamos la ciudad de antes y cuando Patricia nos dijo que la Bodega estaba justo al final del puente de hierro, pensamos que era un puente de hierro en medio del campo, ¡pero no!, el puente de hierro (tal y como descubrimos después) está en pleno centro de la ciudad.

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 Nuestra segunda sorpresa fue ves que no éramos los únicos “locos” a los que les gustaba este tipo de actividad, muchas familias estaban en el hall esperando a que la aventura comenzara.

A Las 11.00 en punto y con exacta puntualidad riojana apareció Soledad en el hall y con voz dulce dijo que nos iba a llamar uno a uno para chequear que estamos todos y poder comenzar con la mañana de vendimia.

Tras el recuento Soledad comenzó a hablar de manera pausada, muy agradable y empática, captando la atención de grandes y pequeños mientras nos contaba en cómo iba a desarrollarse la mañana. Íbamos a aprender de primera mano los secretos que un buen bodeguero tenía que saber a la hora de recolectar la uva, vendimiaríamos, pisaríamos la uva como se hacía antiguamente y recuperaríamos las fuerzas con un gran aperitivo bañado con sus vinos más conocidos junto con el mosto que habíamos pisado antes. Después, mientras los peques hacían una eno-actividad con las animadoras, los mayores tendrían la oportunidad de conocer un poco más de la bodega a través de sus instalaciones.

Que nervios…. ¡Que ganas teníamos de empezar!

Ya al aire libre nos llevaron frente a las viñas que al ratillo iban a ser nuestros conejillos de indias a la hora de vendimiar.  Soledad nos explicó un poco los diferentes tipos de uva que se permiten en la Denominación de Origen de Rioja.

Después y aunque los mayores podíamos tener alguna idea, Soledad dedicó un ratito para explicar a algún despistado y sobre todo a los más peques algunas cosas que todo buen bodeguero tiene que saber. Por ejemplo….

¿Qué es la vendimia?

No es otra cosa que cortar las uvas con un “corquete” o tijera, transportándolas en cestos hasta los comportones (vasija de madera de forma alargada, con más ancho en la boca que en el pie y que se usa para transportar las uvas) y de ahí al carro o camino. Cuando éste esté lleno se lleva hasta la bodega para su procesamiento.

Pero no todas las uvas sirven ¿Cómo podemos saber que una uva esta lista para su cosecha?

Hay que saber muy muy bien cuando una uva está lista o cuando no y para eso Soledad nos pidió que cogiéramos una uva verde y otra roja en la mano. ¿Qué mejor manera de aprender que en primera persona e instiu?

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Nos dijo que se podía saber si una uva esta lista por tres cosas.

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La piel.

No sé si os habéis fijado, pero siempre que se toca una uva se nota como una capa cerosa sobre ella, si ponemos un dedo sobre la uva y queda la marca del mismo indica que esta uva está lista.

Si el color de la uva blanca es verde suave, su piel transparente y dura, esa uva está lista.

Si el color de esa piel en la uva roja es negra y dura, esa uva está lista.

Las pepitas.

Si desnudáis a la uva y las pepitas marrones, esa uva está lista.

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El sabor.

Si cuando la probamos tiene un sabor denso y poco acido, esa uva está lista.

Dicho así parece sencillo, pero ni mucho menos, el proceso de saber cuándo una cosecha está lista es bastante complejo, largo y medido al milímetro. A partir del 25 de agosto se hace un muestreo de uvas y cada semana se mira como sube el azúcar y baja la acidez. Así y dependiendo de cómo ha sido el verano y septiembre la fecha de vendimia variará, por ejemplo, este año gracias a la sequía del verano, la vendimia se calcula que empiece hacia el puente del Pilar.

Inciso de mamá: Alguno tuvo que catar un par de veces para estar seguro de que la uva estaba lista… jajajaja

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Terminada la cata de uvas y cerciorarnos que estaban listas para recoger, alguna instrucción de como cortar los racimos (una mano debajo del racimo y lo corta) nos equipamos de cestos, de tijeras los peques y de corquetes los mayores…

 3,2,1… ¡comenzamos!

Alucinante, vaciamos los cestos tres veces de media cada familia, esto parecía el avituallamiento de Baco en una de sus fiestas. Jajajajaja.

Al terminar Soledad nos llevó a la zona del jardín donde cuatro grandes cubos repletos de las uvas recién recolectadas nos esperaban. Os podéis imaginar la cara de los más peques, ¿verdad?

Casi sin darme cuenta tenia a Lucia con el pantalón remangado hasta las rodillas y descalza, esperando en la cola para lavarse los pies antes de pisar la uva.

Confesión de mamá: Yo también me puse en la cola para pisar la uva jijiji. Era una novedad para mí y era una ocasión perfecta para hacer algo así sin que mis hijos me pregunten si estoy bien. 😉

Si tuviera que explicar la sensación que tuve al pisar toda esa uva no sabría cómo hacerlo. En un principio la sensación fue extraña, estas pisando algo donde no ves el fondo, y con lo “Antoñita la fantástica” que soy, podía esperar cualquier bicho o hasta alguna culebrilla arggg.. pero una vez acostumbrada la sensación pasa a ser agradable, relajante y fresquita. 🙂

Mirad como salías… ¿Quién tiene que ir a un balneario a hacerse un tratamiento de vino terapia, pudiendo pisar uvas en Logroño? 🙂

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Aunque éramos muchos la organización fue perfecta, no se tenía que esperar más de cinco minutos y pudimos repetir las veces que quisimos.

Mientras, Soledad iba sacando el mosto que probaríamos un poco más tarde.

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Fue súper divertido, los trabajadores de la bodega nos decían como hacerlo más cómodo (agarrándonos por los hombros y girando como las agujas del reloj) pero con nuestra diferencia de altura la cosa salió como se pudo y como las dos somos un pelín patos, gracias a que no liamos ninguna gorda. Nos reímos un montón, pero tengo que decir que a medida que va pasando el rato la cosa empieza a costar cada vez más, las piernas empiezan a pesar y el ritmo disminuye exponencialmente.

Casi sin darnos cuenta llegó el momento del aperitivo. Qué maravilla de mesas… embutido, tortillas de patatas, chuches, vino, refrescos… Si con eso no se recuperaban las fuerzas nada lo haría.

Los mayores catamos los diferentes vinos de la bodega, sé que no es muy oportuno decir que yo no soy de mucho vino, pero tengo que reconocer que en un par de ocasiones me sorprendí disfrutando de un par de copitas de tinto Rioja.

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Los enanos probaron los mostos que habíamos pisado y hubo que pararlos en varias ocasiones jajajaja.

Y Jorge se atrevió a menos a tocar las uvas pisadas ya que lo hacerlo él no tuvo demasiado éxito.

Tras repartir los diplomas que daban fe que los peques habían vendimiando y pisado la uva, las animadoras se los llevaron a la Enoguarderia.

Y los mayores aprovechamos para conocer un poco las bodegas por dentro.

Aunque había varios grupos visitándolas creo que nosotros tuvimos a la mejor quía que creo tiene la bodega (ojo, sin desmerecer al resto 🙂 que seguro que son fantásticas).  Soledad no es la típica guía aburrida de su trabajo, que suelta el texto desenado acabar, a lo mejor me equivoco, pero a Soledad se le nota que adora su trabajo y cuenta las cosas DISFRUTANDO.

La visita fue alucinante, aparte de lo que se ve tiene miles de metros bajo tierra distribuidos en entre pasillos interminables y cuevas excavadas donde esconden sus tesoros más preciados y de los que Soledad nos contó muchas cosas….

Que la bodega se fundó 1890 gracias al apogeo que tuvo la Rioja cuando los franceses vinieron a España huyendo de la filoxera, llevando a un francés de Burdeos, Frederick Anglade Saurat, a fundar las Bodegas Franco- Españolas por la fusión entre Francia y España.

Que 1901 es el año donde entran socios españoles a la bodega.

Que la bodega ha recibido muchas visitas ilustres como puedes ser el rey Alfonso XII o Hemingway.

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Que la bodega pasa a ser al 100% española en 1920 y que, tras pasar por varias manos, es en 1983 cuando es adquirida por la familia Equizabal que son sus propietarios actuales.

Cotilleo de mamá: Y aunque Soledad no nos lo contó, o al menos yo no lo oí. tengo que decirlo que Bodegas Franco- española cuenta entre sus premios el de “Best of Turismo enológico” 2013 por ofrecer las experiencias más creativas y originales en forma de actividades.

Como disfruté y cuanto aprendí durante la visita.

Aprendí que la primera uva que se recolecta es la blanca.

Aprendí que en vino tinto se deja la piel en contacto con el caldo durante 25 días para que coja ese color tan bonito.

Aprendí que las barricas son de roble americano o francés, que tienen una duración de 6 a 8 años dependiendo del vino que guarden dentro.

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Aprendí que cada cinco meses se cambia de barrica el vino y el enólogo decide si tiene que seguir envejeciendo o cambiar de barrica. A este proceso de le llama “trasegar”.

Aprendí que las barricas se limpian con agua ardiendo y acido sulfuros para evitar que el vino se pique y se convierta en vinagre. (de aquí viene lo de los sulfitos en el vino. ;))

Aprendí que las barricas van perdiendo propiedades con el tiempo, que duran una media de 6 a 8 años, después muchas de ellas se venden para hacer cosas como whisky.

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Aprendí que el dicho “Que no te la den con queso” viene del vino, pues dicen que cuando un vino era malillo, el comercial te lo daba acompañado de una ración de queso, que ayudaba a borrar el sabor del vino.

Aprendí que el corcho es bueno para los vinos de larga duración, les permite respirar de arriba abajo. Mientras que los cochos de silicona son buenos solo para aquellos vinos de consumo inmediato.

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En fin, qué más puedo decir… Que España es una tierra de vinos, un aspecto más de nuestra cultura que nuestros peques deberían conocer. Pero no solo el producto final, creo que es interesante que conozcan el trabajo tan duro que hay que hacer para llegar a ese líquido rojo que tanto le gusta a los mayores y la vendimia es una época perfecta para mostrárselo, ¿no os parece?

No puedo terminar este post sin agradecer a Bodegas Franco- Española esta actividad en familia y que no dejen de hacerla cada año. Nosotros seguro que volvemos, eso es lo que me pidió Lucia nada más salir de las bodegas.

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Soledad, mil gracias por tu pasión, por tu saber estar y por esa capacidad de “enseñar” de manera divertida a los peques y no tan peques. 😉

¡Y a vosotros familia! Que aun estáis a tiempo, este sábado repiten actividad. Animaos y escapaos el fin de semana a la tierra del vino por excelencia.

Os dejos aquí sus datos…

www.francoespañolas.com

C/ Cabo Noval, 2 26009 Logroño (La Rioja)

Teléfono: +34 941 25 13 00

Para más información y reservas «Vendimia en familia» visitas@francoespanolas.com

teléfono: 941 25 12 90

 

Bs

 

 

¿Damos un paseo por Wolfsklamm?

A los que hayáis leído mis entradas a lo largo de estos años (si digo años, porque, aunque parece que fue ayer, ya llevamos aquí unos tres añitos 🙂 , ¡Quién no los iba a decir Maria! Jajajaja.. bueno a lo que iba…) no os descubro nada si os digo que soy mujer de poco campo, pocas o casi ninguna entrada mía habréis leído con la temática campo, bosque o naturaleza ¿verdad?

Pues si señores, tengo que reconocerlo, no me gusta demasiado el campo… es superior a mí.  Soy de esas que voy con zapato cerrado por si piso un bicho; soy de esas que voy caminando levantando las rodillas hasta casi las orejas, pensando que así evito tocar demasiado los hierbajos; soy de esas que cuando le roza una hierbita con la que no contaba doy un respingo pensando que es una culebra y me va a picar jajajaja… señores nadie es perfecto y éste es uno de mis innumerables defectos.

Pero que no me guste el campo no quiere decir que  lo evite, cuando hay que ir voy y además me gusta que mis peques lo disfruten. 😉 así que, aunque os sorprenda alguna excusión de estas tengo guardada en mi diario y he decidido que hoy os voy a contar una que hicimos en nuestras vacaciones a Austria.

Hace un par de años los niños ya empezaban a tener la edad ideal para viajar fuera y decidimos organizar un viaje con la familia italiana, el año había sido un poco complicado y queríamos pasar tiempo juntos de una manera diferente.

El destino no fue fácil pues a mi padre no le gusta nada el turismo sol y playa así que los demás cedimos de alguna manera y le dejamos elegir… Alpes italianos, ¡mi madre! una cosa era que no hiciera mucho calor y otra que tuviéramos que ir con forro polar, pero en fin, todo sea por darle el gusto al abuelo.

El desplazamiento era complicado pues lo más fácil era llegar en avión hasta Roma o Múnich y luego pasar alguna hora que otra  en coche hasta llegar al destino, pero nosotros nos lo montamos bastante bien… Manu, los niños y yo decidimos volar hasta Múnich, conocer la ciudad y sus alrededores, cruzar en coche a Austria parándonos en Innsbruck y algún pueblito con encanto cercano y finalmente terminar en nuestro destino en medio de los Apeninos.

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Todo nuestro viaje se merece una entrada aparte, tanto la zona de Múnich como el Tirol es un destino perfecto para hacer turismo en familia, hay un montón de sitios que conocer y mil actividades para que los niños se diviertan, pero hoy os quiero hablar de una maravilla natural que si estáis por la zona no podéis dejar de visitar.

Nuestras ultimas horas en el Tirol las usamos para conocer un sitio de cuento, escondido entre las rocas y que si no lo conoces de antemano nunca lo imaginarias.

La noche que pasamos en Innsbruck, la que escribe, se puso a investigar si había algún sitio cerquita que mereciera la pena conocer antes de ponernos en marcha con el coche, no sabíamos cuando íbamos a volver por aquí y a mí eso me hacía pensar que teníamos que exprimir al máximo los minutos en cada zona que pisáramos. Ya sabéis ese dicho que “quien la busca la consigue” y yo soy un vivo ejemplo de esta frase…. Busqué y busqué hasta que me topé con algo que ya por su nombre me hizo frenar en seco para averiguar que era.

“Wolfsklamm” o lo que es lo mismo, “la garganta de lobo” estaba a tan solo 25 kilómetros de Innsbruck, una distancia perfecta para poder convencer a Manu sobre la idea, que añadida al  concepto de turismo natural y no solo de ladrillo e historia, la cosa estaba hecha. 😉

¿Y que es “la garganta del lobo”

“Wolfsklamm” es un lugar de gran belleza donde el agua es el protagonista principal. Una de las gorgas (garanta natural) más impresionantes de toda Austria y que debe su nombre a una leyenda que cuenta que estos simpáticos animales acostumbran a vivir en esta zona.

Con esta descripción quien se puede resistir a conocerla….

Tras un copioso desayuno, de esos que parecen que no hay un mañana, nos pusimos en marcha dirección a la población de Stans. Tuvimos que dar un par de vueltas, aunque estaba bien señalizado nuestro alemán no es que fuera pésimo, peor, pero al final llegamos… cuando creíamos que nos habíamos equivocado una vez más y estábamos saliendo del pueblo encontramos un parking “cuasi lleno” y algún que otro turista (más equipados que nosotros) merodeando por ahi, aspectos que junto con un cartel indicando con un dibujo árboles y rio, nos hicieron pensar que ya habíamos llegado…

Inciso de mamá: ¡Ojo! el parking es privado y poder aparcar allí (no creáis que es muy grande, creo recordar que tiene como 20 plazas como máximo) cuesta 3 euros que se pagan en la caseta de recepción de visitantes.

Tras pagar los 3€ del parking y los 3.5€ por persona para poder entrar nos pusimos en marcha por el camino.

Cotilleo de mamá: No sé si será cierto, pero se supone (por lo que nos contó la vigilante) que el dinero de la entrada se destinaba únicamente para preservar la garganta y tengo decir que si eso es cierto merece la pena pagar esos 3.5€, pues las vistas que se descubren en el tiempo que dura el paseo son verdaderamente alucinantes.

La primera parte del camino es un poco empinada pero los niños casi ni se percataron porque iban hablando emocionados y un poco pendientes por si veían a un lobo merodear. Casi sin darnos cuenta llegamos a los más de 300 escalones de madera que ascienden por la garganta excavada por el rio de la montaña y que nos dirigieron por un entramado de pasarelas, rocas, estrechos y puentes de madera desde las que se podían apreciar las impresionantes vistas de las caídas de agua en forma de cascada que la atravesaban.

Apunte histórico de mamá: Esta garganta no ha estado así de accesible toda la vida. Fue hacia 1901 cuando se construyeron e inauguraron las pasarelas para que la gente pudiera visitar esta belleza de la naturaleza. Pero las que están actualmente no son las originales y no por qué se hayan caído no os preocupéis, la causa fue una enorme inundación en 1950 que las destruyó por completo.

A medida que la cosa subía yo me ponía un poco más tensa, tengo un vértigo horrible y no podéis imaginar la altura que estaba tomando la marcha, pero viendo la cara de los enanos de alucine, la satisfacción superó al vértigo y aunque a medida que subía escalones yo me hacía más amiga de las paredes (iba pegada a ellas 😉 ), conseguí llegar hasta el final sin ninguna muestra de mi debilidad. 😉

Qué bonito…  en cuantos colores se puede convertir el agua en función de la altura y la luz que el sol proyecta en ella, que sonido emanaban cada una de las cascadas, cada una más fuerte que la anterior, un ruido que incluso a veces nos impedía escuchar al que teníamos al lado pero que a la vez nos producía un sentimiento de relajación y tranquilidad increíble.

El recorrido de subida fue más de una hora, pero a nosotros se nos hizo corto, el ascenso terminó, pero el camino no. un sendero nos llevó en paralelo al cauce del rio hasta la Reserva Natural de Karwendel, donde una orilla de piedras nos esperaba para descansar un rato, nosotros no lo sabíamos, pero en cuanto paramos un segundo nuestras piernas pidieron al unísono sentarnos.

Tras una pausa en la que aprovechamos a poner nuestro granito de arena a la decoración del lugar, (se ha convertido en tradición que cada senderista que llega a ese punto de la excursión, forme un montículo con algunas piedras como señal de que han estado allí), nos pusimos en camino de regreso.

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Aunque no entramos, nos acercamos al convento de St Georgenberg (San Jorge), lugar de oración donde su silencio y calma es capaz de hacerte desconectar del mundo exterior por un rato y que por lo que hemos leído después es uno de los lugares de peregrinación más antiguos del país.

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Aunque nadie lo prohíbe el camino de vuelta por el mismo sitio que habíamos subido era bastante complicado desde nuestro punto de vista, así que decidimos cruzar el rio por un puente natural y bajar por la ladera de la montaña. Un camino silencioso, en el que apenas te cruzabas con gente y  con detalles tan curiosos como el que en cada 500 metros de camino nos encontráramos con una de las estaciones del vía crucis.

«La garganta del lobo» tiene fama por ser uno de los barrancos más bonitos de los Alpes y puedo decir que no sé cómo serán el resto, pero esta es preciosa además de fácil para hacer toda la familia junta.

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Eso sí… con una serie de premisas.

*El camino es relativamente estrecho durante todo el recorrido, por lo que es recomendable ir con niños de a partir de 4- 5 años, sin carritos ni bebes.

*Hay que ir  bien equipados, ropa cómoda y zapato preparado cerrado.

*Hay que ir  con provisiones de comida y bebida, el camino el largo y los peques lo pueden necesitar.

*¡Recordad! No está abierta durante todo el año, tan solo de abril a noviembre.

 Cuando bajamos, nos metimos una comilona en un restaurante cercano, tanto ejercicio nos había dejado hambrientos.

Y de  camino al coche descubrimos que por aquí, pasaba el Camino de Santiago!

¡Y creo que esto es todo! No suelo hacer muchas excusiones de Naturaleza, pero las que hago merecen la pena, ¿verdad? 🙂

¿Os animáis?

Bs