By María.
El pasado fin de semana, las profesoras de mi hijo pequeño le pusieron «deberes»: observar como caen las hojas de los árboles, los colores y frutos del otoño, el crujir de las hojas al pisarlas, escuchar los pájaros…. En fin, que nos fuimos al parque del Retiro el domingo, por no irnos demasiado lejos (que el lunes hay cole).
El Retiro es uno de los principales parques de la ciudad y cuenta con una infinidad de estatuas, fuentes y monumentos conmemorativos. En él podemos encontrar la única estatua que representa al diablo o el «ángel caído». En los años treinta y cuarenta aparecen nuevos jardines ejecutados por el jardinero mayor Cecilio Rodríguez que diseñó y construyó la Rosaleda y los jardines de Cecilio Rodríguez donde se encuentra el pabellón. Desde finales del siglo XIX, ya como parque público, El Retiro se aprovechó como marco para celebrar diversas exposiciones internacionales. Como testimonio de éstas han quedado edificios tan emblemáticos como el de la Minería, popularmente conocido como Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal, sin duda el lugar más sobresaliente de los jardines, que junto con su lago artificial fue construido en 1887 con motivo de la Exposición de las Islas Filipinas, donde se dieron a conocer diversas especies de flores de este sitio. Durante los fines de semana y festivos podemos encontrar en este parque: cantantes, músicos, titiriteros, pintores y echadores de cartas…que hacen de nuestros paseos un placer.
Y regresando a los «deberes» de Alex, es verdad, dar un paseo con los niños observando los árboles con sus colores otoñales, hace que te fijes aún más en todo lo que nos rodea. De pequeñas cosas que por unos breves momentos hacen evadirte del día a día, ofreciéndonos un pequeño placer, una pequeña porción de felicidad. Y es que todo, absolutamente todo cambia de perspectiva a los ojos de un niño. Pisoteamos las hojas secas caídas de los árboles, escuchando su crujir (y poniendo las zapatillas finas de polvo y restos!!), observamos diferentes aves: palomas, patos, cuervos…., enumeramos los diferentes colores de la vegetación y encontramos la «casita» de una ardilla….
Hacía un día estupendo, así que nos acercamos al embarcadero para alquilar una barca, que bien nos lo pasamos. Los niños se peleaban por llevar los remos, hasta que descubrieron que pesaban un poco y no era tan fácil como parecía el manejarlos…. ja,ja,ja… Como llevábamos pan duro, se lo tiramos a patos y carpas, nuestra barca fue perseguida por los patos durante buena parte de nuestro trayecto, … vamos, hasta que se nos acabó el pan!!!…
Por cierto, Mickey Mouse nos acompañó en nuestro paseo en barca…..
Estuvimos viendo a diferentes artistas, como ya mencioné más arriba, vimos a los titiriteros (a mi hija Gabriela nunca le han hecho mucha gracia), escuchamos música de arpas, violines…. otros músicos más con guitarras, gente joven haciendo malabares… Uf, con tanto ajetreo tuvimos que reponer fuerzas con unos estupendos barquillos de chocolate (muy típicos en Madrid, el hombre que nos los vendió iba de «chulapo»).
Aquí finaliza nuestra tarde en el Retiro….. hasta la próxima!